viernes, 15 de septiembre de 2017

No es práctica, no es revelación. Es práctica Y revelación.

Dijo el maestro Deng Ming Dao: "Hagas lo que hagas en tu vida, ten una práctica. No tiene que ser Qi Gong, Taijiquan, medicina, caligrafía o taoísmo. Puede ser matemáticas, música, arte, literatura, cocinar, o cualquier cosa.

Lo maravilloso de tener una práctica es que es optimista. Estás trabajando en mejorar. Buscas liberarte de tus defectos. Quieres obtener respuestas a tus preguntas. Cuando llegas a un nuevo nivel, es muy estimulante.
Si simplemente alcanzarás el dominio y te recostaras a descansar, tu vida se estancaría horriblemente. Estarías en la monotonía de repetirte una y otra vez, siempre.
Así que tengan una práctica, que es un camino de etapas sin fin. Entonces la emoción de la práctica será contigo año tras año."

 



Todo es trabajo, ascenso, práctica. La "Revelación" otorga todo de golpe. Luego, todo puede volverse un desierto plano que se repite a sí mismo.

A la inversa, la práctica sola, sin pequeños momentos de revelación, no da saltos cualitativos, sino que sólo acumula cantidades.

El gran despegue, el vuelo del Kúntur, la Gran Práctica es la combinación de trabajo permanente, humilde y abnegado, hecho con la mirada despierta, con todos los sentidos alertas y al acecho. El vivir receptivo a los fugaces y atronadores momentos de "satori", esos destellos en los que se vislumbra el lado oculto del universo desde nuestros ojos que se han vuelto abismos.

Ese camino, el que practica y a la vez busca y entrena la apertura de los sentidos, el acecho de sí mismo, es el que da nacimiento a los verdaderos maestros en cada arte particular.