jueves, 14 de febrero de 2019

Utilidades inutilidades







-Oh! Lo que usté dice no sirve pa' nada, decía el loco Medina a Chocobar.

-Pero si no i dicho nada!, respondía el viejo un poco riéndose.

El loco Medina, que se llegaba al Siambón desde san Javier, a tratar cuestiones de caballos, insistía en que nada de lo que dijera el hombre (¿el Hombre?) era de utilidad.

-¿Pues qué la tiene?, el mundo es enorme, y el cielo infinito, y sin embargo usté sólo precisa el pedazo i tierra que ocupa la finquita que tiene por allá arriba, y el cielo que la cubre. Pero si todo el mundo y el cielo desaparecieran excepto su tierrita, no le serviría pa ñaca. Yo andoi callao, y tal vez digo algo con mi silencio, y cuando hablo, casi nunca digo nada más que tontera.

El loco Medina parecía confundido en el pial que se había metido solito con el viejo Chocobar.

-Es cierto, dijo al fin. Lo que no está, a veces es más útil que lo que está.

El viejo pensó y calló. -¿Será? El árbol que ya no está no le sirve a nadie, excepto al que lo ha cortao pa' hacer madera. Y el que está ahí, no le sirve pa' nada al que precisa leña. Pero fijesé que entre dos gallinas, sin tengo que carnear pa' comer, elijo matar a la que no me lo pone huevos y no me es útil. Y me quedo con la que sí da.

El loco Medina, más confundido, se alejó refunfuñando con sus tres caballos.

El viejo también se quedó pensando y vio que confundirlo al loco con palabreríos no le había reportado ninguna utilidad. Y en su silencio se dijo cosas.

La Mónica presenció al pasar la extraña conversación y se fue un poco risueña aunque pensativa.

Todo parece paradójico y misterioso, o una soberana estupidez. Más vale que las cosas y hechos hablen por uno, o no... Quien sabe!

Jbv
Apuntes de Sachasofía, "útil o inútil".

lunes, 11 de febrero de 2019

Muy razonablemente




Hace tiempo ya que he abdicado de la razonabilidad urbana occidental.
A mis treinta y diez ya no me interesa para nada ser un ciudadano criterioso y razonable, buen esgrimista de silogismos, de respuestas brillantes o poseedor de las claves certeras para resolver los problemas del mundo por derecha o izquierda.

Navego hace años por los brumosos mares del Así Es La Cosa. Habito un mundo paradójico, incomprensible, lleno de sorpresas desconcertantes, oscuridades, brillos, cavernas, llanuras, desiertos y bosques en los que uno se desorienta por completo.

No estoy seguro de absolutamente nada. En mi mundo hay más magia que ciencia y más poesía que sesudos ensayos.

Prefiero el pasto al cemento y una pareja de chanchos overos y un petiso bayo son mejores vecinos para mí que los licenciados de un 4° B, que el exitoso empresario de la calle Las Acacias o el profesor de Todología que vive próximo a la avenida.

El así es del mundo circundante me seduce mucho más que pensar en cómo debería ser la cosa.

Habito cada vez más cómodo el misterioso universo de lo innombrable, y soy forastero en la patria de los objetos y las buenas razones.

Disculpe usted.

Jbv

Obviedades




Lo obvio, de tan obvio se vuelve críptico, difícil de vislumbrar.

Pasa inadvertido el gobierno de la naturaleza sobre todas las cosas. Anda frente a nuestros ojos, envuelto en el halo aparente de lo insípido, lo vulgar, lo sin valor ni importancia.

En el germen insignificante de las cosas y los fenómenos viven las claves y el secreto del Camino.

"Quien ve lo pequeño tiene clara Visión". (T.T.Ch. cap. 52.)

Así es que nadie quiere ocuparse de lo ínfimo, de lo pequeño, de lo vulgar y oscuro. La gente ansía pertenecer a lo que brilla, dedicarse a lo estruendoso, ser artífice de lo exótico extravagante, ser parte de lo que tiene renombre.

Así, sólo el sabio, de apariencia pobre y estúpida conoce que dedicando su tiempo y aplicando su Newén a la semilla que duerme bajo la tierra, al brotecito verde, obtendrá un día fruto del árbol.

Que dando valor y cuidado a la preparación de cada adobe construye su buena casa,
Que el secreto de la salud y la longevidad se encuentra en el presente.

De pocas palabras están hechos los profundos mensajes,
De buena leña el fuego que amanece encendido,
De silencios la música del alma,
Y de espacio vacío el movimiento.

De pequeños actos de dignidad y autonomía está forjada su plena libertad.

Él conoce todo esto, parece poco pero hacia adentro crece.

Jbv