jueves, 29 de agosto de 2019

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 16

Lecciones médicas del Tao Te King. Capítulo 16

"Es preciso estar vacío, en silencio, buscar insistentemente el centro. El médico no ha de enredarse en lo múltiple, en lo variado de las manifestaciones infinitas que puede encontrar el desequilibrio energético, la falta de armonía entre yin y yang.

En medicina oriental, natural, se trata de captar la esencia constante e invariable de los desequilibrios que se disfraza de múltiples "enfermedades".

Estando vacío de conceptos y particularismos, concentrado en lo esencial, se capta aquello que es invariable.

Todos los pacientes traen "problemas particulares" con apariencia de ser únicas e individuales "enfermedades", pero la raíz de todos esos fenómenos es idéntica y la misma.

Por eso, el médico que conoce lo invariable no se enreda entre síndromes, signos singulares, diferenciaciones que lo hagan pensar o sospechar de fragmentaciones. Así, el médico tratará con ligeras variaciones la única causa de los padecimientos: el desequilibrio relativo entre yin y yang.

Por ello es necesario "dirigirse con constancia al vacío absoluto". Ir hacia lo que no cambia, conocer lo invariable. No enredarse en lo múltiple y lo diverso, ni salir a la caza de "enfermedades", tan variadas, pintorescas y esquivas como mariposas.

Reposar en la tranquilidad, en lo que no cambia.

Comprender esto es "tener luz y claridad". Quien anda a la cacería de lo diverso y lo particular anda a oscuras y es incapaz de tener amplitud y apertura.

Quien ve lo que no varía, puede ser infinitamente amplio en sus tratamientos. Quien ve enfermedades, tratará algunas mejor que otras, por el camino estrecho de lo particular.

"Hay un vacío al que llegar con constancia.

Existe una multiplicidad, fragmentación y diversidad de la cual volver.

No te retardes en el dualismo.

Conocer lo que no cambia jamás es desenredarse de los particularismos que no cesan de mutar.

Así estás en la pura hesiquia, en la total quietud.
Así el silencio y la calma son tu morada eterna.

Y eres claro y luminoso al conocer la raíz invariable de las cosas.

Y sales de la oscuridad y las sombras de la diversidad y la fractura.

Y el mediodía te encuentra sereno, sentado sobre la eterna roca en la puerta de tu ermita,
Y ya ni te molestas en seguir con la mirada el correntoso irse del río."

Jbv

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