La luz está a punto de ser desalojada por la oscuridad.
Todo cimiento ha sido socavado, toda base está corrompida.
La cáscara se rompe,
La corteza vieja se cae.
Los tiempos oscilan entre aumento y mengua, plenitud y vacío. Esta es la vía del Cielo.
No es cobardía detener toda acción, sino sabiduría.
Aquietarse, adquirir una nueva visión. Mantenerse internamente abierto y receptivo, volverse humus disponible para germinar cuando la cualidad del tiempo vuelva a cambiar.
Es un auténtico proceso de destrucción y descomposición.
Quieto como una portentosa montaña. Dócil y abierto como tierra labrada.
Cuando el yo se resquebraja, nada mejor que dejarlo caer.
El camino de la conciencia da sus primeros pasos serios cuando sin intervenir, asistimos a su derrumbe.
Hacer algo en su defensa es desviarse del camino.
En el núcleo de todo este asunto está la receptividad y la apertura a la nueva semilla de lo verdadero.
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Susurros del I Ching, hex. 23, La Desintegración, Descortezar, Desollar, Despojar, Socavamiento, Separarse, Partirse.
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