viernes, 22 de julio de 2016

¿Útil? ¿Inútil?



Muchas veces el taoísmo solo se limita a señalar lo paradójico de la existencia, lo raro y sorprendente que es el vivir, sin pretender dar una lección moral.




Esta actitud es poderosa para entender la disposición mental y espiritual sin juicio, de pura y absoluta contemplación de las cosas y sus mutaciones, sin juzgar ni calificar.


Un ejemplo de esta manera de mostrar la realidad el relato de Chuang Tzu del árbol que logra vivir y crecer sin peligro de ser derribado por los carpinteros, precisamente por ser inútil su madera. 

¿Es mejor ser inútil? No es esa la lección, no hay moraleja, solo se muestra la paradoja.


Acto seguido se relata el caso del ganso que graznaba cuando llegaba un extraño a la casa, y así servía de “alarma” a la familia.

No así el otro ganso, que seguía en silencio con su vida sin hacer nada. En este caso, el ser útil es lo que lo salvó cuando el dueño de casa debía elegir entre uno u otro para sacrificarlo para el banquete que se ofrecía a un visitante importante. “mata al que no hace ruido”, dijo el hombre a su hijo. 


¿Útil? ¿inútil?, 


No hay lección. Hay una vida que vivir sin juicios, contemplando y estando totalmente presentes en lo que está ocurriendo. El maestro no te lleva hacia la luz, solo enciende una vela.


Plantas medicinales: El Sauce.





El sauce es de naturaleza compañera. Nos da su sombra en verano, su madera en invierno, y su estampa serena, que es ejemplo y espejo de flexibilidad todo el año. 
 
Cuántas veces el dolor no son nuestras rigideces, nuestras energías descontroladas?

 
El sauce compañero calma, ablanda, disipa el dolor como las caricias de la madre. Curiosamente, la corteza que abraza al árbol es la parte a utilizar.

 
Está muy influido por la energía de la luna, la reina del cielo, que amansa los brios y sana el dolor y las penas.

 
La luna lo influye con las mareas y su energía nocturna, tranquila, que abraza y calma.

 
El río que lo baña le da su poder de fluir, de volverse líquido y ablandar la dureza, la rigidez, lo que llamamos dolor.

 
La toma de sauce desde esa conciencia lo convierte en el analgésico natural más potente con el que cuentan los que andan el sendero.

Por fuera de la autopista


 

Voy por fuera de la ruta del Confort Total, ese lamentable bienestar, último anhelo del ex ser humano.

Busco la senda de la fuerza, del poder y vitalidad que solo da el ser un animal con los sentidos despiertos. Con los sentidos ~ese puente entre la conciencia y la Madre Tierra~ vivos. 

Esos puentes que el ex humano ha cortado y quemado hace tiempo para quedarse encapsulado en el nuevo Nirvana, ese estado de Absoluta Comodidad, del Confort Total, desconectado de cualquier cosa que huela a eso amenazante que vive allá afuera llamado Naturaleza. 


Busco el viejo camino olvidado de Lao Tsé, el rayo y la demencia que enseñó Zaratustra, los pasos de los antiguos avás de la selva que siguieron el regreso a casa, y aún andan el sendero.


viernes, 15 de julio de 2016

Lo que es invisible.





Cuando se está conforme a la naturaleza de las cosas, estas cosas se olvidan. Cuando el hígado funciona según es su naturaleza hacerlo, uno no se acuerda de la existencia del hígado.

Cuando se respira profundamente, sin esfuerzo y dificultad, el hombre se olvida del aire y de su necesidad de él. 

Los peces se mueven en el agua, los hombres por su sendero natural. Los que se mueven en el agua, se olvidan de ella, los que se acomodan a las mudanzas del camino, se olvidan del camino sin ocuparse de nada, y así su naturaleza se basta a sí misma.

El artesano que conoce su técnica a al perfección, ya no piensa en ella, y los pies andan uno atrás del otro sin esfuerzo cuando son fuertes y ágiles.

Se olvida el pájaro de la gravedad cuando vuela. Se olvida el hombre de todo cuando anda por su propio sendero que le es natural.

Todo aquello que se vive como una falta: deseos, ambiciones, búsqueda del “éxito”, se hace sentir permanentemente, su presencia es total y se fija como obsesión, invade todo nuestro ser.

Lo que está, pero no es acorde a nuestra naturaleza, sobra: adornos intelectuales, espirituales, artificios, poses, modas, actitudes, mandatos. Sobran, pesan, se hacen sentir como un universo en la espalda. Es esforzado, agota y dispersa la energía vital, nos entorpece y desvía del sendero que nos es propio y auténtico.  

Los que es natural no se nota, no hace ruido, pasa inadvertido, silencioso, invisible.

Lo artificioso va con andar torpe, forzado, ruidoso, brillante, estridente.

Lo que fluye por el sendero se hace simple, fácil.

Lo otro se arrastra por el camino, agota, enferma, distrae. Se nota.



viernes, 1 de julio de 2016

La canoa que hace agua





Don Julio tenía una canoa “sagrada”. Tan apegado estaba a su canoa, que solo podía dedicarse a ella. La canoa hacia agua, bastante, de manera que su vida consistía en estar atento a sacarle agua constantemente para que no se fuera a pique.

No podía arreglarla, la necesitaba andando todo el tiempo, no podía parar. Y además había sido construida en los cuarenta por un eminente carpintero del arroyo Toro, dicen que el viejo Campitelli. Afirmaba que era de lapacho con clavos de cobre.

De manera que don Julio no quiso “profanar” tan preciada obra con un arreglo mal hecho. Y así vivió el islero, incapaz de hacer otra cosa que achicar de agua la canoa.

Cuando alguien lo visitaba decía: “estoy muy ocupado protegiendo la canoa, no puedo atenderlo ahora”. 

Un día don Julio se murió, y su canoa de lapacho se fue al fondo del arroyo a ser guarida de viejas de agua y caracoles. Nadie la reflotó, y el barro se la trago en pocos meses.


Taoísmo criollo: El silencio y no pensar. Los Ejes de Mi carreta.



Está lleno de palabras sobre el “Aquí y ahora”, acerca del valor de detener la mente para poder existir plenamente, con los sentidos alertas, de dejar de vivir en el pasado y el futuro, rincones donde solo existe culpa, remordimiento o ansiedad, y una dispersión y agotamientos del qi (nuestra energía vital).


Deng Ming Dao afirmó lo que en verdad es Taoísmo: El verdadero taoísmo vive en cada cultura nativa de cualquier parte del mundo”. 


Así, el maestro da la clave. El taoísmo debe servir para mirar lo real, lo esencial, lo propio, enfocar la linterna para adentro, lo real despojado de extravagancias ajenas. Si el taoísmo nos aleja de nuestra propia identidad y de nuestro camino natural, es artificio, adorno intelectual y espiritual. 





Sobre el “detener la mente”, encontramos una brillante cita en los versos que el poeta uruguayo Romildo Risso inmortalizo junto a Yupanqui en “Los Ejes de mi Carreta”, no hace falta irse a antiguos e indescifrables textos lejanos”:



“No necesito silencio,

Yo no tengo en que pensar,

Tenía, pero hace tiempo,

Aura ya no pienso mas.”




El paisano concentra sus sentidos en el chirrido de los ejes, que ni piensa en engrasar, todo su ser esta ahí en el medio de la llanura infinita. Como si fuera el mantra que recita algún místico oriental.



El poema describe la evolución espiritual del humilde carrero gaucho que deambula la pampa infinita, al igual que los antiguos sabios taoístas, que tras largos años de práctica de meditación, del simple “sentarse quieto sin hacer nada” y de vida en la naturaleza, ya no necesitan del silencio y la soledad para estar presentes, para vivir en estado de plena atención, vacios de inútiles pensamientos y deseos que dispersan y agotan la energía, sino que son capaces de vivir cotidianos, invisibles e inadvertidos, en cualquier lugar y condición.

Los Ejes de mi carreta: