Está lleno de palabras sobre el “Aquí y
ahora”, acerca del valor de detener la mente para poder existir plenamente, con
los sentidos alertas, de dejar de vivir en el pasado y el futuro, rincones donde
solo existe culpa, remordimiento o ansiedad, y una dispersión y agotamientos
del qi (nuestra energía vital).
Deng
Ming Dao afirmó lo que en verdad es Taoísmo: “El verdadero
taoísmo vive en cada cultura nativa de cualquier parte del mundo”.
Así, el maestro da la clave. El taoísmo debe servir
para mirar lo real, lo esencial, lo propio, enfocar la linterna para adentro,
lo real despojado de extravagancias ajenas. Si el taoísmo nos aleja de nuestra
propia identidad y de nuestro camino natural, es artificio, adorno intelectual
y espiritual.
Sobre el “detener la mente”, encontramos una brillante
cita en los versos que el poeta uruguayo Romildo Risso inmortalizo junto a
Yupanqui en “Los Ejes de mi Carreta”, no hace falta irse a antiguos e
indescifrables textos lejanos”:
“No necesito
silencio,
Yo no tengo
en que pensar,
Tenía, pero
hace tiempo,
Aura ya no
pienso mas.”
El paisano concentra sus sentidos en el chirrido de
los ejes, que ni piensa en engrasar, todo su ser esta ahí en el medio de la
llanura infinita. Como si fuera el mantra que recita algún místico oriental.
El poema describe la evolución espiritual del humilde
carrero gaucho que deambula la pampa infinita, al igual que los antiguos sabios
taoístas, que tras largos años de práctica de meditación, del simple “sentarse
quieto sin hacer nada” y de vida en la naturaleza, ya no necesitan del silencio
y la soledad para estar presentes, para vivir en estado de plena atención, vacios
de inútiles pensamientos y deseos que dispersan y agotan la energía, sino que
son capaces de vivir cotidianos, invisibles e inadvertidos, en cualquier lugar
y condición.
Los Ejes de mi carreta:
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