domingo, 1 de noviembre de 2020

El Tao y la Física

 





El Tao y la Física: No existen palabras cuando de expresar la esencia de las cosas se trata.
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"Con palabras no puede nombrarse ni señalarse el Camino verdadero. 
A lo que puede dársele un nombre jamás es lo esencial." Con esta idea comienza Lao Tsé su breve y lacónico Tratado del Camino (Tao Te Ching) escrito hace 2700 años. 

A la luz de los descubrimientos de las teorías cuánticas el siglo pasado, los más modernos físicos del pensamiento occidental, se toparon con el mismo problema que aquel viejo taoísta que se dio cuenta de que su conocimiento de la profunda realidad no podía ser expresado por medio del lenguaje conceptual. 

Al respecto de esta paradoja escribió el científico Fritjof Capra: "El estudio del mundo atómico obligó a los físicos a admitir que nuestro lenguaje común no sólo es impreciso, sino totalmente inadecuado para describir las realidades atómica y subatómica. La teoría cuántica y la teoría de la relatividad, bases ambas de la física moderna, ha puesto de manifiesto que ésta realidad trasciende la lógica clásica y que no se puede hablar en el idioma corriente.

Dice Heisenberg sobre la física cuántica: 'no tenemos ni una sola guía que nos permita correlacionar los símbolos matemáticos con conceptos del lenguaje ordinario, y lo único que sabemos desde un principio es el hecho de que nuestros conceptos comunes no pueden aplicarse a la estructura del átomo.'

Los primeros científicos naturales, que fueron sin duda los viejos taoístas, siempre han admitido el hecho de que la realidad trasciende el lenguaje ordinario y así los sabios nunca tuvieron miedo de ir más allá de la lógica y los conceptos comunes. 

Esta es la principal razón por la que sus modelos de la realidad constituyen la base filosófica más aproximada a la física moderna que los modelos de la filosofía occidental. 

Los problemas del lenguaje con que se encontraron los místicos orientales son los mismos con los que se enfrentan hoy los físicos modernos. 

Tanto el físico como el místico desean comunicar su conocimiento y cuando lo hacen con palabras sus afirmaciones resultan absurdas y están llenas de contradicciones lógicas. Estos absurdos son característicos de todo misticismo, desde Heráclito hasta Don Juan Matus, y ahora, desde principios del siglo XX, lo son también de la física."

Será por eso que el callar, el silencio, fue siempre tan apreciado no sólo como forma de conocer la realidad, sino también como método de transmisión y enseñanza. La potencia de la pedagogía del silencio, del enseñar callando, y más bien haciendo. 

"El que sabe no habla. El que habla, no sabe." (Tao Te Ching).

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