sábado, 31 de octubre de 2020

El misterio del delta del Paraná

 



¡Qué hondo misterio es el Delta del Paraná! Misterio tapado de bullicio, tontera y superficialidad de fin de semana.


Ese misterio, por pocos conocido, esconde uno de los modos de vida más originales, libres y silvestres de los que hoy puedan darse en nuestro país. 


Tierra de agua, flexible, blanda y movediza como un pez, cambiante, impiadosa, cruel, generosa, abundante y solitaria.


Tierra que enseña ritmo, tempo, sintonía con el flujo de la vida, independencia, solidaridad, rudeza. Territorio abierto que sabe de segundas oportunidades sin hacer preguntas imprudentes.


Una Babel de barro, que supo hablar lengua Chaná, criolla, gringa de todas las regiones del mundo.


Humedal y paja brava; templo y guarida del que se ha hecho cimarrón.


Algunos hombres de letras pudieron entrever ese misterio que guarda el islero: Domingo F. Sarmiento, Lobodón Garra, Ernesto Castro, Haroldo Conti, Roberto Arlt, Rodolfo Walsh, Alberto Muñoz.


Otros menos dotados, escriben o hicieron películas desde una tardecita soleada de verano, y contaron de amores, alegrías, flores, risas, muelles, picnics y lanchitas de madera.


A estos se les escapa el Misterio del delta, ese que casi que no puede ponerse en palabras.


El Delta, "la isla", fue y es un gran Misterio. Hoy ya casi que vive escondido en el corazón de quienes pudieron comprenderlo.


La idiotización generalizada, el ruido, la velocidad, la espantosa contaminación de las aguas, el despojo extractivista de los empresarios inmobiliarios y turísticos de la mano del político con su escritorio en la ciudad lejana, van haciendo que ese misterio se oculte más y más hacia el interior, corazón adentro del islero.


Sólo quien en lo profundo del espíritu, en los surcos de sus manos, en el frío de sus riñones helados en invierno y en el barro de sus botas se sabe islero, luchará por que ese misterio se mantenga intacto, por que la idiotez retroceda, el horrible ruido humano ceda paso al canto de las gallinetas, y que el sueño autonomista de Sandor Mikler llegue algún día para que el carapachayo mande al fin en su tierra unificada sin artificiales y coloniales divisiones.


Jbv, El Misterio de la Tierra de Agua.

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