Volver al recuerdo de la unidad de todas las cosas es ir a beber agua fresca directamente de la vertiente.
Distraerse en el camino con manjares y músicas extrañas es perder el rumbo.
Cosas buenas hay que nos alimentan y sostienen en el viaje, de esas me valgo para nunca olvidar.
Demorarse en el dualismo es una amnesia temporal, que puede ser permanente. Y es humano, demasiado humano ese olvido.
Dolor y felicidad. Y hay un punto exacto en que el Camino se gana o se pierde.
Con el vaso vacío la garganta anhela el agua viva de la fuente. Es solo mantener un paso detrás del otro. Sentarse a la sombra un rato si hace falta, comer y beber sin preocuparse, y seguir andando.
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