No se debe ejercer con persistencia una restricción muy amarga.
Ponerle freno a nuestra estupidez y a nuestra brutalidad es realmente urgente.
Pero la persona que vive imponiéndose estrictas normas de conducta se vuelve inflexible, severa y amarga.
Moderar con templanza el ansia del bueno, del santo, la orgullosa superioridad moral del siempre perfecto.
Algunos límites internos son necesarios para moldear y superar ciertos asuntos.
Y levantarse a vivir.
Es un juego de abrir y cerrar con flexibilidad y sabiduría silenciosa.
Pero la restricción como meta y sistema produce un agotamiento y un estancamiento del Qi y un particular gesto estreñido en la expresión.
Liberar la energía, no perder la oportunidad de salir por la puerta de la vida cuando ésta se abre.
Mirar para adentro y descubrir honestamente cuál es nuestro aporte al caos que reina en el mundo.
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Susurros del I Ching, hex. 60, Chieh, La restricción, Moderar, Nudo.
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