viernes, 30 de junio de 2017

Decadencia y resurgir

 


Este sistema, esta civilización está totalmente caducada, terminada. Cualquiera de sus "avances", "progresos", que deslumbran al buen consumidor no son más que manotazos de ahogado, de huída hacia adelante. 

Este mundo, esta cultura decadente supura pus y podredumbre por todos los poros, dejando un tendal de contaminación y destrucción de la naturaleza, bajo las bastardeadas palabras "sustentable", "consciente", pura basura empresarial y maquillaje verde. 

Pobreza, marginalidad sin igual en la historia, y un ejército cada día mayor de insatisfechos crónicos, emocionalmente enfermos, físicamente agotados y debilitados, espiritualmente muertos, voraces consumidores de la mierda que le decidan vender desde las altas esferas del marketing. 

Como cuando el yin llega a su máxima expresión comienzan a mostrarse los brotes de su transformación en yang, como cuando el Tayta Inti Sol llega a su punto mínimo y en este solsticio invernal empieza a renacer su nuevo ciclo, cada vez más se ven hombres y mujeres buceando en las antiguas culturas, en viejas formas de inter relaciones humanas más humanas, en ancestrales espiritualidades, ávidos y concientes de que este mundo agotado precisa de una vuelta de página hacia la raíz, de la que hace siglos se ha separado.

Antiguas medicinas, tradicionales métodos de construcción en armonía con el entorno, ñaupas maneras de relacionarse con el cosmos, la tierra, el hermano, son recuperadas por las propias comunidades indias que rebrotan sus saberes a la luz y por "occidentales" que deciden torcer el rumbo del caballo en que galopaban enloquecidos hacia la oscuridad y la muerte.
Cada día son más. 

Que el bien y la resurrección sea universal, no propiedad de ninguna cultura. 

Feliz resurgir, Inti Raymi, We tripantu. Feliz darse la posibilidad de empezar de nuevo.

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