viernes, 9 de junio de 2017

Yin yang y la serpiente americana




El Tao, Pacha, son el gran Todo Cósmico, la unidad que subyace a todos los fenómenos y seres que existen en el universo.

Esta unidad para nada es estática, lineal o quietista, sino que es dinámica, mutante y se manifiesta en un permanente intercambio energético entre dos polos opuestos, complementarios e interdependientes. No puede existir uno sin el otro, nunca son unidireccionales o excluyentes.

En Asia y en la América indígena -probablemente culturas del mismo origen- se expresa esta doctrina y cosmovisión a través del conocido símbolo blanco y negro del Tai Chi, y del menos conocido por los occidentales de la serpiente bicéfala Amaru.

Dice Fernández Chiti en su "Diccionario Indígena Argentino": "En toda la simbólica andina la alusión a estos dos principios es constante y se concreta en lo masculino y lo femenino, lo blanco y lo negro (cuadrados blancos y negros llamados dameros o ajedrezado), en el Hanan Pacha o mundo del sol y la luz, y el Huray Pacha o mundo inferior nocturnal y lunar.
No puede entenderse la mitografía sobre cerámicas indígenas si no se conoce la doctrina del yin y del yang, que en la América andina halló su más perfecta aplicación, prueba quizás del origen asiático de su cultura esotérica. La serpiente bicéfala, que se envuelve y se desenrolla en sentidos opuestos, es sin duda alguna el equivalente americano del mismo símbolo del yin yang chino".

El día y la noche conforman el tiempo, inhalación y exhalación un ciclo respiratorio, el bien y el mal, la vida y la muerte. Nada puede excluirse sin hacer mella en la totalidad y producir un gran desequilibrio.

Detrás de todo, el Tao, Pacha, imperceptible, desde el gran silencio, sin hacer nada, nada deja sin hacer.

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