jueves, 17 de octubre de 2019

Apuntes de sachasofía: "Los sabios de la ciudad"

Apuntes de sachasofía: los sabios de la ciudad.



 "Si el mundo rural es regido por la sachasofía, los artificios y las ideas ingeniosas sobran. Si se predican artificios e ideas ingeniosas es que la sachasofía se está perdiendo, o se busca que sea olvidada. Si el mundo rural es regido por artificios e ideas ingeniosas, la sachasofía se ha perdido irremediablemente."

Llegaron a la comunidad unos sabios de la ciudad.

Reunieron a la gente en el galpón del Centro Vecinal y hablaron del tiempo, de la luna y las estrellas, y así, poco a poco la siembra se fue desorganizando, y la manera tradicional que habían enseñado los abuelos que se acomodaban al camino del cielo y al latido de la tierra se transformó en disputas e interpretaciones de lo que habían dicho los sabios. Las cosechas decrecieron ese año.

Trajeron más tarde esos sabios herramientas, reglas, compás, escuadras, niveles, y así los artesanos de la comunidad disputaron en perfección, eficacia y emparejamiento y fueron perdiendo su habilidad y destreza heredada y natural.

Hablaron mucho de benevolencia y justicia. Poco a poco, los códigos nuevos desplazaron la manera habitual y fueron debilitando los lazos naturales de solidaridad y reciprocidad que ligaban a los habitantes de la comunidad. Lo que se daba con fluidez inconsciente se volvió cortesía y mirar de costado.

Hablaron mucho los sabios en las reuniones que organizaban en el galpón principal, de gobiernos y reglamentos para ordenar la vida de la gente. Todo se desordenó en disputas y gritos, las infracciones se volvieron norma y los más viejos se llamaron a silencio.

Los sabios de la ciudad hablaron del gran valor de tener lujos. Entonces algunos más encumbrados empezaron a acumular cosas en las habitaciones de sus ranchos, a adornarse con objetos y vestidos, y los ladrones empezaron a proliferar por todas partes.

La presencia de los sabios fue entonces cada vez más requerida como necesaria ante la manifiesta incapacidad de la comunidad de vivir bajo reglas civilizadas. Los intentos de arreglar las cosas fueron cada vez más complejos, y entonces el desmadre fue general. Ya nadie pudo detenerlo, los sabios declararon imposibles a los comuneros, y abandonaron para siempre el lugar.

Suspiraron los más viejos, y añoraron los tiempos en que nadie era ingenioso y las cosas se hacían siguiendo los ciclos y el curso natural del camino.

 Más vale que los metales preciosos permanezcan bajo las montañas, los árboles en pie en el monte cobijando a los bichos y aves, y que los peces sigan nadando bajo las aguas.

Y los ancianos contemplando el fluir del natural desenvolvimiento de las gentes sin necesidad de intervención desde sus sillas viejas.

Jbv
Pintura: "Reunión campesina", Mario González Chavajay.

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