jueves, 28 de noviembre de 2019

Ese sabor que distingue al taoísmo



¿Qué ese sabor que distingue al taoísmo?



Taoísmo es una manera de estar en el mundo y de tratar con las cosas.
Es un modo de relacionarse con los otros, con la naturaleza y los fenómenos de la vida. Es una práctica y un Camino (Dao, Tao).

Así es que el taoísmo abarca todas las esferas de la vida ordinaria del practicante. No es algo que "se hace" en determinado momento del día o de la semana. No es necesario asistir a ningún sitio sagrado ni particular. El templo es la vida misma, el ritual son todos los actos cotidianos; y sin embargo, si es correctamente andado el sendero, no se nota. Es sin afectaciones, adornos o ñoñez. Es silencioso, invisible, común. No hacen falta ropas extrañas, peinados o barbas estrambóticas.

Todo se hace de un modo y con una intención diferente, y sin embargo nadie lo ve; aunque "algo", envuelve al practicante.

Dijeron:

"Cuando encuentres el Camino,
Otros te encontrarán a ti.

Al pasar cerca de tu casa se sentirán atraídos hasta tu puerta.

Y el camino que no puede nombrarse con palabras resonará en tu voz,

Y el camino que no puede verse se reflejará en tus ojos."

Los relatos taoístas están llenos de personajes sencillos como carpinteros, barqueros, carniceros, simples agricultores, que deslumbran a los eruditos y nobles con su sabiduría.

Es difícil explicar las diferencias, pues sólo se entienden adentro, sin palabras.

Por eso dicen que es una experiencia frustrante mostrar el Tao: al ser explicado, suena vulgar, obvio, insípido, opaco, sin ningún atractivo.

Dijo Lao Tse, el oscuro archivista de biblioteca:

"El Tao que puede ser expresado con palabras no es el Tao verdadero.
El que se ha liberado de su importancia personal ve su esencia y maravilla.
El habitualmente lleno de deseos y apegos no ve más que sus últimos reflejos.
Hacer las cosas sin hacerse cosa con las cosas. No reclamar posesión, no esperar resultados.
El trabajo es hecho sin que sea visto, por eso parece siempre por hacerse, y así es como prospera."

jbv

Lao Tsé desapareció sin dejar huellas montado en un buey azul. Nadie más supo del oscuro funcionario de la Biblioteca imperial. Dejó a su paso, por insistencia del guardián de la frontera, y un poco a regañadientes, el lacónico manojo de versos con sus principales y tremendas intuiciones, llamado luego Tao Te Ching.

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