domingo, 4 de septiembre de 2022

Lanzarse al viaje

 



Lanzarse al viaje sin mucho detalle del plan, como hacen los pequeños, que solo empiezan a jugar.

A disposición de Eso que nos guía.


Una risita niña se oye en el fondo del alma.


En ese momento y en esa empresa algo se empieza a recordar internamente.


Alguien empieza a jugar adentro, muy adentro.


Tenemos un vínculo con esa Fuerza que se va ensuciando, empobreciendo.


Y pasamos la escoba, el trapo,

Y esas cosas que ya viven en nosotros inician un despertar con sabor antiguo,

A viejo conocido, pero niño, muy niño.


Está también en el vivoreo de los ríos,

En el insondable silencio del cerro,

En el dios que habita en la planta.


Algo de eso es nuestro y se nos ha perdido en el camino.

Algo de todo eso llama insistentemente para salir de la oficina, del despertador,

De la mecanicidad insoportable que llena al mundo de ira, de color gris, de frustración, de una fatal rendición.


Mirar el punto exacto de la vida en el que el niño fue pasado con fórceps a la adultez y se perdió para siempre el disfrute en pos del deber,

El juego frente a la responsabilidad,

El hay que ante el quiero.


El que se ofende, enoja, patalea en nosotros es ese niño. Ese niño olvidado es ese Poder que habita en el misterio que nos rodea, y al que es necesario rescatar antes de que la vejez nos abrume. 

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