miércoles, 22 de noviembre de 2017

La curación natural y el lenguaje del cuerpo




Cuando el cuerpo nos habla a través de algún dolor, síntoma x, malestar difuso, inmediatamente buscamos acallar esa voz con alguna pastilla.

Es la escena de "Madagascar", en la que el avión está cayendo, suena una alarma y se prende una luz, y el pingüinito la destroza y la silencia y dice: "problema resuelto"; pero obviamente el avión sigue cayendo en picada.

El cuerpo siempre se está expresando pero no lo escuchamos. Empieza hablando bajito, educadamente, como un murmullo.

Pero como vivimos totalmente inconscientes de ser un cuerpo (siempre estamos en nuestra cabeza, somos sólo una mente) no le prestamos atención en absoluto. No conocemos su lenguaje. Cuando llegamos a oírlo es porque este cuerpo ya se ha cansado de darnos señales sutiles y se ha puesto a gritar.

En ese momento nos asombramos grandemente y nos preguntamos: "¿y esto de donde viene?"

Entonces, inmediatamente corremos al doctor o a la farmacia para acallar ese grito (que interpretamos como una extraña interrupción de nuestra normalidad) para poder continuar con nuestra vida tal cual la venimos haciendo sin necesidad de modificar nada.

El desequilibrio ya es tal en esa instancia, que sólo una fuerte medicación, una cirugía o un tratamiento de shock puede darnos algún alivio.

Las plantas medicinales, al trabajar de forma gradual, sutil y silenciosa, nos ponen en situación obligada de empezar a conocer y escuchar el lenguaje con el que nos habla nuestro cuerpo-mente-espíritu.

De esta manera, si identificamos y descodificamos el mensaje en su etapa germinal, podemos con hierbas, alimentos, ejercicios energéticos y modificando el error que estemos cometiendo que nos lleva a ese desequilibrio, volver atrás.

Por eso son tan importantes para aquel que decide tomar el sendero arduo de la curación natural, el silencio, las prácticas como el taichi, Qi gong, yoga, etc. que nos re conectan con el cuerpo y con nuestra energía y nos sensibilizan con su lenguaje para poder comprenderlo.

Con esta escucha del cuerpo, el conocimiento de los yuyos y con la conciencia de que nos desequilibramos cuando cometemos faltas contra las leyes naturales del funcionamiento de nuestro organismo, podemos prevenir, corregir y vivir de una manera saludable naturalmente.

Todo esto va acompañado de una férrea voluntad. "Enfermedad" proviene del latín "Infirmitas", que significa "falta de firmeza".

Voluntad de salir de la comodidad y tener la firmeza para asumir la propia responsabilidad por nuestra salud, de adoptar hábitos nuevos, dejar hábitos viejos, y entender que no hay compartimientos separados cuerpo/mente/espíritu, sino que todo se trata de integrar, gestionar eficazmente nuestra energía y fuerza vital, no drenarla en acciones, rutinas, relaciones y emociones que nos debilitan, y reunirnos otra vez con la tierra, con nuestra animalidad perdida y abandonada hace ya demasiado tiempo. 


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