lunes, 30 de septiembre de 2019

Apuntes de sachasofía: "Faltas y sobras"

Apuntes de sachasofía: "Faltas y sobras"



La chancha de al lado grita hasta que le dan comida y a veces también cuando tiene abundante. No se sabe porqué, quizás ella tampoco, ni el señor Gómez, el chanchero.

Me recordaba a don Enrique, sachásofo islero, pescador, célebre tomador y guitarrero del arroyo Lolota. Decía: "El dorado nada y salta en el río sin percatarse del agua; ni siquiera piensa en ella, como el hombre no repara en el aire que respira más que cuando le falta. Y entonces sufre y se queja. A veces también sufre y se queja habiendo aire a su alrededor. No se sabe porqué, quizás ni él lo sepa, y así va el paisano complicado en la vida."

Nos sobra cuando tenemos, nos falta cuando escasea. Otros viven faltos en la abundancia, otros sobrados en la carencia.

¿Por qué esto es así? Nadie lo sabe ni vale la pena averiguarlo.

Más vale simplificar todos los aspectos de la vida y actuar con lo que está ahí, y dejar de lado lo que "debiera ser".

Unir en sí el Cielo y la Tierra, el macho y la hembra e integrar todo aquello que está desparramado abriendo la puerta de todos los misterios. Del no ser surge el ser y todo naturalmente retorna a su origen.

¿Por qué esto es así? Quién sabe, tal vez ni valga la pena averiguarlo.

Jbv

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 23.

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 23.
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Ante los vaivenes y mudanzas del mundo, la sabiduría, con total naturalidad simplemente hace silencio y evita demorarse en la dualidad, en Bueno o Malo, Blanco o Negro.

Nada dura demasiado, ni un huracán ni una lluvia torrencial.

El Camino, a través del Cielo y la Tierra produce los cambios, y ni ellos -Cielo y Tierra- son capaces de permanecer inmutables eternamente. Entonces, ¿cómo podrían serlo las cosas humanas?

El médico experto aplica este Tao a su ciencia. Él no corre tras las mutaciones de la enfermedad. Él sabe que ésta no es más que la manifestación externa de los caminos fluctuantes del yin y el yang. Por eso, con naturalidad "hace silencio" frente a este vaivén, y se concentra en la esencia y mira por sobre los cambios, buscando no entorpecer el Hacer de la naturaleza.

El médico que obra según este parecer y se refugia en el Tao, es recibido y acogido por él. Usa el camino ancho que jamás se agota, y se vuelve amplio.

El médico que obra y hace, y persigue cambios, tiene un límite y puede ganar o perder.

El médico que se identifica con el desatino y la alocada persecución de síntomas, carecerá de confianza.

El médico que ha aprehendido la esencia del Camino sabe que la naturaleza le recomienda el silencio y la confianza en el legado de su maestro.

Jbv

jueves, 26 de septiembre de 2019

Apuntes de sachasofía: "El río maestro"

Apuntes de sachasofía: "El río maestro".



Llegué hoy luego de larga caminata al pie de La Cumbre, adonde nace el río Siambón, arriba, en la mágica y mística región de sabios, longevos y curanderos.

Bajando ya de vuelta, al pasar por el rancho perdido de los Romano, me la veo a la María Rosa entrando la majadita de ovejas al corral.

"El león ya me ha matao tres este mes."

Hablamos del puma y le cuento que más arriba, sobre un acantilado, me había sorprendido ver que caían piedras, como si alguien las estuviera empujando. Miré un rato, algo innombrable me inquietó y seguí mi camino apurando el paso.

 Me ha dicho: "el toro o el caballo no se acerca al borde, si tiraba las piedras era el león, pa asustarlo a usté".

Me heló la sangre saber que pude haberme cruzado con la fiera dueña del cerro esa mañana. Luego pensé que morir peleándole a un puma no está nada mal, como Tristan Ludlow, que acabó sus días luchando con un oso en los bosques de Montana.

Me dijo María Rosa, al mostrarle la foto, que en realidad no era ahí el nacimiento del río, que faltaba un poquito nomás para llegar. Hablamos del agua, de su absoluta pureza y frescor.

"Por eso vive tanto la gente aquí", afirmó con seguridad. "Es por el agua".

Y sachasofando un rato admiramos el comportamiento de esa serpiente líquida. Ella dijo que siempre piensa en el río, y que éste le enseña. Yo recordé al viejo Siddharta, cuyo maestro también fue un río. ¿Y qué le ha enseñado?, pregunto.

"El agua enseña muy mucho si le presta atención. Fijese que se puede uno acomodar a todo haciendo como ella. Y si uno no se anda peleando con la vida, vive muy mucho. Para mi abuela medio india era como un dios.

Me decía que mire: el río no tiene forma propia, sino que asume la de la ocasión que se presenta, pero sin jamás perder su esencia. Siempre es agua.  Se amolda a todas las formas.

También adopta los cambios según la circunstancia del momento.

 Si hay calor, se calienta y se hace vapor. Si hay frío, se yela. Así, siempre sale adelante al fin y sigue siendo agua pura.

Corre, se detiene, baja, sube, golpea, rodea, empuja o acaricia. Va siempre pal lao de los tiempos, siempre siendo agua.

 Es humilde, mirelá, siempre por los lugares bajos, y no se le niega a nadien. León y corzuela, hombre malo y los perros, a todos da de beber. Es el modelo perfecto de como nos podemos acomodar a las cosas sin dejar de ser lo que somos, y ser buenos."

Nos saludamos. Al rato llegué hasta la ruta, frontera donde acaba el silencio y el mero estar presente de toda la vida en el cerro, y nace la imponente presencia del huinca con sus motos y 4x4, parlantes y demás calamidades de fin de semana.

Jbv

¿Qué es la Sachasofía?

¿Qué es la Sachasofía?

Sacha=monte, bosque
Sofía=conocimiento, sabiduría
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En la espesura del monte, entre los espinos y la yunga cerreña, entre el ensordecedor amanecer de los pájaros, las curaciones del yuyo y del rezo, entre los animales y el río, las piedras, la montaña y los caminos, late allí el universo del hombre y la mujer que vibra su vida en ese medio y paisaje.

Entre ese cielo y esa tierra, a voz bajita, celoso y arisco como el vuelo de un colibrí o imponente como las alturas que alcanza el cóndor, vive el conocimiento de los ilustrados cultores de la Sachasofía, la sabiduría del monte, el saber montaraz.

Este tesoro cultural americano se dice en silencios, en coplas, en una cocina a leña, en una mirada, en un trueque comercial, en el ceremonial de dos vasos de vino, en una oración rezada con muy pocas palabras y en la soledad de un camino de vacas perdido en la serranía.

Quien tenga oídos para oír que la oiga con mucha atención, que escuche a esas mujeres y hombres del monte, del río, la montaña y la llanura que escriben sus libros en los surcos de la tierra, y si se ha ganado la confianza, que asista sin faltas a las cátedras de abismos que se dictan en los silencios que guardan sus almas.

Jbv


lunes, 23 de septiembre de 2019

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 53

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 53.



"Cuando se ha vislumbrado la esencia de la práctica, lo único que debe temer el médico es a los desvíos que conducen a la extravagancia y estar atento a volver siempre a la raíz de lo aprendido.

El gran Tao es simple de comprender y fácil de practicar.

La verdadera medicina es sencilla de entender y de aplicar, pero muchos practicantes aman los senderos tortuosos y los caminos laterales que los llevan a perderse en el bosque de lo difícil y lo complicado.

A menudo el médico se viste con ropajes vistosos y apariencias exóticas, expone un habla florida y conceptos complejos y desconcertantes. Es capaz de citar todos los documentos antiguos y los nombres de los maestros de la tradición, pero incapaz de aliviar un alma doliente.

Y bajo todo ese adorno, la salud del paciente se deteriora día a día y su desequilibrio se profundiza sin encontrar cauce. Su mente y su cuerpo se vuelven un campo yermo e infértil, el yin y el yang toman caminos divegentes y su espíritu se pierde en la confusión.

La luz brillante y la técnica deslumbrante, las maneras exageradas y la parafernalia no son el camino que sigue el Tao.

Esa es la senda de los bandidos."

Jbv

jueves, 12 de septiembre de 2019

Apuntes de sachasofía: Oculto como nuez pecán

Apuntes de sachasofía: "Oculto como una nuez pecán".



El viejo Noettinger pasa en su canoíta "Cacho Lancha", impulsada por un antiguo Villa de 8 hacia el pueblo.

Conozco una sola persona que ha hablado con él, el islero Presentado, que fue quien valga la redundancia, me lo presentó.

 Vive sólo en el arroyo Fredes y cruza el Paraná cada tanto para comprar en San Fernando algún repuesto para el bombeador, una pala o alguna que otra cosa que no se consigue en la isla o en la almacenera de Bettiga.

Tiene una quinta de 70 hectáreas con sauce, mimbre, álamo y algunos frutales y pecanes. Es admirado porque en soledad ha logrado que todo a su alrededor -naturaleza, bichos-  le responda a la perfección.

 Trabaja zanjeando, arreglando el muelle, podando y pelando los mimbrales, o fumando en la galería los días de marea añorando su lejana Alemania.

La isla lo transformó. El monte le enseñó. El río lo moldeó. Se hizo libre. Silencioso y sabio. Pocos saben de él, y un día pude visitarlo y apuntar algunas cosas que dijo tras una de las sesiones de acupuntura  por su dolor de espalda, mientras me cebaba mate con miel.

En su tono gringo acriollado decía:

"El sabio se comporta como el nogal. Este árbol no se aferra a sus frutos (lo mejor que tiene para dar de sí), sino que simplemente, en silencio, los produce internamente durante largos meses y después los suelta. Luego, con su enorme humildad, larga toda su hojarasca seca y entonces esos maravillosos frutos quedan ocultos, tapados, invisibles. No es árbol que haga alarde de su hacer. Su producción no es colorida ni vistosa, ni es sostenida en lo alto de las ramas para espectáculo del mundo.

Su fruto, la nuez, es austera, marrón, opaca, escondida en el suelo bajo la capa ocre de hojas secas. Nadie ve sus frutos.

Solo quien está dispuesto a mirar hacia abajo, la vista a la tierra, a revolver la hojarasca doblando la espalda, los encuentra y goza de su delicioso y nutritivo fruto. Así son los verdaderos maestros, solo aparecen cuando uno está preparado para verlos y recibir su enseñanza.

El sabio se comporta de la misma forma con sus “frutos”. Son invisibles para los demás, él no hace alarde de ellos, los oculta en la hojarasca de lo cotidiano, de lo ordinario, de lo insípido de lo obvio y mundano. Es de los que “parecen menos, pero pa dentro crecen”.

Solo aquel que está despierto, que no se deja enceguecer por los fuegos artificiales de los ruidosos “benefactores de la humanidad”, ve los frutos ocultos del que trabaja en silencio, por detrás, siempre abajo, tapado, invisible."

Así es el viejo Noettinger, flaco, blanco, plateado y flexible como un álamo, que saluda agitando su brazo desde el muelle del Fredes, mientras empiezo a enfilar hacia el lado del majestuoso Paraná.

Jbv

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 65.

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 65.



"Los sabios médicos de la antigüedad no ilustraban a sus pacientes, ni los confundían con demasiadas explicaciones.

Mejor los dejaban en la simpleza.

Un paciente difícilmente se restablecerá de su desequilibrio si se le llena de complejidades que lo embrollen en el camino de su sanación.

Dirigir un tratamiento con muchas complicaciones conceptuales es difícil y retorcido. Curar así es imposible.

Con actos claros y simples se enriquece más a un paciente que con conceptos oscuros.

El silencio dice más que discursos floridos.

Conocer esta doble realidad es la solución a muchos desequilibrios y enfermedades.

El médico que posee esta regla ejerce la "Virtud Misteriosa".

La "Virtud Misteriosa" es profunda y arcana, contraria al ideario común de como deberían ser las cosas, pero muy afín a la raíz de todas ellas, el Tao."

Jbv

jueves, 5 de septiembre de 2019

El llamado de Cthulhu

El llamado de Cthulhu



No somos en absoluto seres racionales.
Volátiles criaturas profundamente atravesadas por las emociones, por impulsos inconscientes individuales, y hasta por herencias inconscientes que son colectivas, propias de nuestra especie.

Como el terrorífico Cthulhu del escritor Lovecraft, los instintos e impulsos de bestias salvajes duermen como un monstruo en las profundidades de un lago, y a veces se despiertan o se sacuden en sueños, agitando la superficie de las aguas aparentemente calmas.

Toda nuestra vida es conducida desde ese terreno completamente irracional.

La "razón", tan cacareada por esta incivilización, es apenas un instante, un relámpago en la noche, un caballo al galope visto desde una cerradura. Es una herramienta que se utiliza para resolver alguna que otra cuestión técnica concreta (igualmente dentro de un marco general irracional), para luego volver al océano nebuloso de la sinrazón.

Prácticamente ninguna de nuestras decisiones, impulsos, elecciones, expresiones de nuestra vida cotidiana surgen de la razón.

Las bases mismas de este sistema social, productivo y económico son irracionales, y toda su estimulación y fortalecimiento apela a lo irracional. Es absolutamente atentatorio contra la vida humana y del planeta, y sin embargo, se presenta como el pico de la razón evolutiva y no es cambiado, todo lo contrario. Como tampoco cambiamos nunca absolutamente nada en nuestras vidas por cuestiones "racionales".

Somos aquellos mismos que hace tres millones de años bajaron del árbol y encendieron el fuego para iluminar y calentar las cavernas.

Las cuevas siguen adentro nuestro, gritando en su mitológico lenguaje como el llamado de Cthulhu. Sus huellas y sus sombras salen periódicamente a recordárnoslo.

Cuando alguien me habla de razones y civilidad, siento el impulso visceral de simplemente irme hacia otra parte.

Jbv

lunes, 2 de septiembre de 2019

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 79.

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 79.



"Luego del restablecimiento de un gran desequilibrio, quedan pequeños y más leves desequilibrios, secuelas persistentes y rebeldes, difíciles de eliminar.

El pequeño médico permanece aferrado al tratamiento que le dio resultado en el restablecimiento del desequilibrio principal, pero al ser incapaz de mudar y fluctuar, no termina de devolver a su paciente la armonía entre yin y yang.

El gran médico en cambio, no se ata jamás a recetas fijas, sino que es capaz de mudar de criterios y modificar el tratamiento principal que le dio buenos resultados en un comienzo, pero que luego se estancó.

Así, buscando nuevos caminos, fluyendo con el Tao es capaz de percibir los pequeños desequilibrios restantes, y armonizarlos definitivamente.

El buen médico no simpatiza con protocolos y recetas fijas aprendidas de memoria, sino que está siempre del lado del paciente, fluctuando junto a sus propias fluctuaciones.

Por eso el arte de la medicina es una danza entre dos que mudan al compás de la música del yin y el yang, y ambos se benefician."

Jbv