Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 23.
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Ante los vaivenes y mudanzas del mundo, la sabiduría, con total naturalidad simplemente hace silencio y evita demorarse en la dualidad, en Bueno o Malo, Blanco o Negro.
Nada dura demasiado, ni un huracán ni una lluvia torrencial.
El Camino, a través del Cielo y la Tierra produce los cambios, y ni ellos -Cielo y Tierra- son capaces de permanecer inmutables eternamente. Entonces, ¿cómo podrían serlo las cosas humanas?
El médico experto aplica este Tao a su ciencia. Él no corre tras las mutaciones de la enfermedad. Él sabe que ésta no es más que la manifestación externa de los caminos fluctuantes del yin y el yang. Por eso, con naturalidad "hace silencio" frente a este vaivén, y se concentra en la esencia y mira por sobre los cambios, buscando no entorpecer el Hacer de la naturaleza.
El médico que obra según este parecer y se refugia en el Tao, es recibido y acogido por él. Usa el camino ancho que jamás se agota, y se vuelve amplio.
El médico que obra y hace, y persigue cambios, tiene un límite y puede ganar o perder.
El médico que se identifica con el desatino y la alocada persecución de síntomas, carecerá de confianza.
El médico que ha aprehendido la esencia del Camino sabe que la naturaleza le recomienda el silencio y la confianza en el legado de su maestro.
Jbv
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