lunes, 30 de marzo de 2020

Visiones del I Ching: La Plenitud que muta a La Mordedura Tajante.




Trueno, luz, iluminación y claridad.
Satori, ese relámpago que conmueve y sacude los cimientos. Ya no puede uno hacerse el distraído. Ha Visto lo que medra por detrás, los puntos oscuros y ciegos del propio espíritu.

Es la Plenitud de la conciencia que ilumina todo sin dejar sombras, ese Rey del que habla el Libro de las Mutaciones que ha de ser "como un sol de mediodía".

Pero todo aquello que alcanza su Plenitud no se estanca en una eterna detención. Todo lo que llega a su extremo, empieza a convertirse en su opuesto complementario. Es la férrea ley del universo.

Cuando se ha Visto, ¿cuánto tiempo puede andar uno de la mano con esos demonios, con esa sombra que viajaba con nosotros por los oscuros senderos del monte?

Pues entonces llega el momento de morder salvajemente, de quitar con energía ese obstáculo que impide la Unidad, la integración total del Ser, de la personalidad, cuerpo, mente, espíritu. Morder tajantemente todo aquello que separa lo que pienso de lo que siento y lo hago.

Un ser fragmentado no puede ser Pleno. Cada cual tiene un "Te", que es aquella fuerza, esa esencia que es única para cada uno de nosotros, aquello que está en la naturaleza de cada uno ser. El Te sólo alcanza su Plenitud si vivimos acorde al Tao, por lo que cuando hemos visto qué es lo que nos separa de él, debemos actuar enérgicamente.

Si uno es muy complaciente con uno mismo no se progresa ni se crece.

Pero ojo, no será positivo "pasarnos de rosca" en la dureza, si es que aún no estamos preparados.

Plenitud se logra tras ver y reconocer nuestro Te, lo que está en la íntima naturaleza ser, y no ser otra cosa. Luego, el Libro de las Mutaciones (I Ching) nos exhorta a andar el sendero junto a nuestras luces y sombras hasta que en el momento preciso podamos dar la Mordedura Tajante actuando con energía para continuar por el justo medio que nos lleve de vuelta al camino del Tao.

Jbv

Imagen: En muchas culturas indígenas americanas, el jaguar era el arquetipo que otorga la Visión en la oscuridad y la Fuerza necesaria para arrancar de cuajo todo aquello que se opone a la integración total de la personalidad. A la Plenitud de volverse Kuntur (cóndor).
Aquél obstáculo no suele ser otro que la Mente, el Ego, que reside en la Uma (cabeza).

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