martes, 7 de abril de 2020

Apuntes de sachasofía: "Los tres tesoros"



Siempre me atrajo la personalidad del flaco Arce. Era activo, productivo, cariñoso y abierto, de una humildad llamativa.

Hablábamos mientras íbamos caminando por el ripio para el lado del Nogalito, adonde él tiene su cerco.

Me animé a deslizarle un poco de mi admiración por sus maneras, y me dijo en tono de paternal enseñanza:
"Hay tres cosas que me ocupan la mente pa' no tropezarme:

El amor. Ame lo que hace, ame a las personas, los animales, las plantas, el lugar donde vive y trabaja. Nútrase de todo eso, bien.

Sea sobrio, sea humilde, haga sus cositas y no ande presumiendo.

Y último, no quiera pasar por encima de nadien.

Así vivo tranquilo y tengo lo que preciso. Y me dejan tranquilo a mí. Duermo bien, estoy churo y en paz."

Me quedé paralizado. No se si Arce lo habrá notado. Traté de disimular mi sorpresa y seguimos conversando sobre la verdura del cerco, la rúcula, la falta de agua y las malditas corzuelas que rompen el alambrado y se comen los brotes.

Un par de horas después llegué a la casa luego de caminar por las senditas de El Siambón. Corrí a abalanzarme sobre alguna de mis tantas traducciones del Tao Te Ching. Busqué incrédulo el capítulo 67:

"Yo mismo tengo tres tesoros:
Los sujeto con fuerza y los protejo como protegería a un niño que llevara a cuestas.
La primera, digo es el amor nutriente.
La segunda, digo, es la modestia.
La tercera, digo, es no anteponerme en el mundo."

Cerré el libro, pensativo, mientras del monte de eucaliptos del cerro del otro lado del río pasaba haciendo escándalo una bandada de catas. Recordé las palabras del maestro Deng Ming Dao:

"El taoísmo no vive sólo en las brumosas montañas de China, en boca de un anciano de largas y blancas barbas. Vive en cada persona que pertenezca a cualquier cultura pura y auténtica en cualquier parte del mundo".

Jbv
Foto: Senditas de El Siambón

No hay comentarios:

Publicar un comentario