martes, 14 de abril de 2020

La pesca milagrosa





Un pasaje del evangelio de Lucas (Lc 5-1) siempre me ha llamado mucho la atención ya que ilustra a la perfección la tarea de un verdadero terapeuta.

Jesús, quien según muchos indicios habría sido parte, o tenido profunda relación con la hermandad de los Esenios en su juventud, llamados también "Zerapeuthes" (médicos, curadores), sabía perfectamente que la tarea de un buen sanador es la de guiar a las personas hacia su propio poder interior. Señalar el camino, desplegar las propias fuerzas curativas que yacen en los profundos mares dentro de cada uno.

Cuando la persona cree que ya ha agotado todos los recursos y vuelve a la orilla derrotado, el buen zerapeuthe es aquel que sigue confiando en la esencia humana de sanar, y es capaz de ver siempre algún resquicio por donde aún penetra un poco de luz.

Cuenta el pasaje de Lucas la desazón de Simón ya dándose por vencido en la orilla tras haber buscado infructuosamente en lo más oscuro de su alma la sanación: "Maestro, hemos estado trabajando TODA LA NOCHE y no hemos pescado nada."

El galileo, como todo gran curador, sabe sacar peces de mares aparentemente muertos. Y tiene claro que sólo podemos transformarnos y sanar luego de haber entrado hasta lo más profundo de nuestro espíritu. Él le dice: "Deja de temer y rema MAR ADENTRO, y echa las redes, aún no has buscado allí".

Y Simón, entregado, confiando en su terapeuta y maestro, hace, y logra la pesca milagrosa.

El evangelio de Juan agrega otro dato sobre este hecho. Relata que Jesús dice "Echad la red al lado DERECHO de la barca". El lado derecho es Yin, lo oscuro, profundo, lo interior, lo insondable. Allí es donde hay que pescar.

Esa es la tarea del auténtico sanador. Señalar los lugares por donde aún la persona no ha buscado y alentarla a hacerlo.

La acupuntura y las plantas medicinales movilizan esas reservas de energía que la persona desconocía que llevaba adentro. Acompañan en el ingreso a esos mares profundos de los que debe brotar la sanación física, espiritual, psíquica.

Esa es la pesca milagrosa que asombra y transforma hasta los cimientos a aquellos que en las orillas, ya se daban por vencidos.

Jbv

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