jueves, 22 de octubre de 2020

Despierto y dormido


 

Despierto y dormido


En Mateo 26.36.46 se relata la oración desesperada del maestro nazareno en Getsemaní.


"36 Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo: «Siéntense aquí mientras voy más allá a orar». 37 Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y angustiado. 38 «Es tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».


39 Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo.[a] Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».


40 Luego volvió adonde estaban sus discípulos y los encontró dormidos. «¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora? —le dijo a Pedro—. 41 Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo[b] es débil».


42 Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo,[c] hágase tu voluntad».


43 Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño. 44 Así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo.


45 Volvió de nuevo a los discípulos y les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? Miren, se acerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. 46 ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!»"


Impacta en este pasaje la marcada oposición entre el hombre Despierto y el Dormido. El despierto, el iluminado, el Buda, es aquel quien ha entrado a un estado de conciencia suprema en la que ya no existe distinción entre el pequeño Yo y ese orden universal llámese Dios, el Padre, Tao, Pacha, el Todo o como más le guste mencionar a ese Gran Misterio innombrable. 


El despierto es aquel que descansa en la absoluta confianza en esa Fuerza y que sabe que todo es perfecto abandonándose a esa corriente. 

Eso, entre los estudiantes del I Ching se considera ser un verdadero "Chün Tzu", aquel que se corre de su ego y  utiliza el oráculo como herramienta que le indica su camino a seguir, fundido en la armonía general de las fluctuaciones del Tao.


La persona Dormida es quien ve la vida a través de los anteojos se su pequeño Yo, imponiéndolo en cada situación, decisión, opinión, sin otra variable que sus deseos, imágenes mentales de "bueno y malo", "correcto e incorrecto". Dormidos estamos quienes vivimos bajo la ilusión de que importamos algo para la existencia del universo, y que hay cosas que "debemos" hacer o todo se vendrá abajo. Los dormidos obedecemos a los dictados caprichosos de esa desesperada vocecita interna que grita Yo Yo Yo Yo. Estamos dormidos cuando jamás somos capaces de suspender la incredulidad, cuando nunca nos soltamos de la baranda para confirmar que efectivamente, los lirios del campo, sin esfuerzo, se visten como reyes y los pájaros comen. Ni siquiera sabemos ni intuimos los dormidos que hay por detrás un orden que es perfecto, y que lo mejor que podemos hacer, la mejor contribución que seríamos capaces de realizar es simplemente quitarnos del medio, no estorbar.


En este relato evangélico se contrapone dos veces a la persona Despierta y a la Dormida. En dos oportunidades Jesús se comporta como Chün Tzu y dice: "hágase tu voluntad y no la mía". Es decir, se despoja de su pequeño Yo en pos de su confianza en ese flujo cósmico, "los designios de Dios", Tao, Pacha.


Y dos veces encuentra a sus compañeros durmiendo, entregados a su pequeño Yo, a su incomprensión, a su agotamiento espiritual, a lo que querían y a lo que no están dispuestos a abandonar. Y él primero los increpa y luego los deja en su sueño, lleno de comprensión, sin querer forzarles su Despertar. Él sabe que a nadie se lo despierta contra su voluntad.


Este pasaje de Mateo ilustra como ningún otro tan claramente lo que en clave cristiana significa abandonarse a la providencia, realmente, a acostarse en las aguas del Tao y como dice Drexler: "duele menos soltar la baranda y dejarse llevar" sin nadar a contracorriente. El verdadero significado del Despertar. Sólo hay resurrección posible si hemos muerto a nuestro pequeño Yo. Y sólo se muere al pequeño Yo entregándolo a las disposiciones de ese Gran Misterio.


Los demás, bueno. Los demás nos tiramos a dormir, nos sacamos selfies, pretendemos ser muy inteligentes, agudos y ocurrentes,  nos convertimos en paladines de la moral o prendemos luces y hacemos cualquier clase de ruidos y monerías para que todos nos vean.


Jbv.


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