miércoles, 3 de febrero de 2021

Las palabras nunca son el viento

 



Guarda más silencio que discurso

Al intentar mostrar los caminos del cielo.

Mejor no intentes mostrar nada, ¿para qué esa necesidad?

Las palabras nunca son el viento,

La elocuencia no descorre el velo del Gran Misterio.


El que ha visto se lo queda dentro, como inundado y abrumado.


Los senderos de a un pasito se transitan, mirando cada detalle alrededor. La senda se compone de permanentes llegadas; al árbol aquel, a la piedra grande, a la curva del río. 

No traces autopistas. Disfruta de andar el sendero. Hay tiempo suficiente.


Habla mucho el que no sabe nada,

Y los tiempos y los cambios mandan.


El agua vence cediendo,

Y la caña blanda al temporal aguanta.

Los huesos duros son los que se parten,

Un árbol seco aviva más la llama.


No vive el que se resigna,

Sino el hombre que al fluir se adapta.

Adaptación no es resignación.


Arregla las cosas cuando están naciendo,

Y si puedes antes de que nazcan.


Hay un camino,

Una corriente sin nombre,

Un arroyo que recorre el cosmos.

Si ves esto tienes vista clara,

Tu energía es la que lo acompaña.


Mira lo que está detrás,

Aquello que aún no tiene forma.

El silencio es de las raíces,

La estridencia cosa de las flores.

La esencia queda en la semilla que está dentro del fruto. No lo tomes, dejalo en la rama y que sean los pájaros quienes se ocupen de él. ¡Sigue de largo! 


Hay que esperar el momento propicio,

Quitarse del medio,

Todo se transforma entre el cielo y la tierra.

Y quieto, solo y en serena soledad,

Ese hombrecito que parecía poco,

Sonríe.


Jbv


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