Lo obvio, de tan obvio se vuelve críptico, difícil de vislumbrar.
Pasa inadvertido el gobierno de la naturaleza sobre todas las cosas. Anda frente a nuestros ojos, envuelto en el halo aparente de lo insípido, lo vulgar, lo sin valor ni importancia.
En el germen insignificante de las cosas y los fenómenos viven las claves y el secreto del Camino.
"Quien ve lo pequeño tiene clara Visión". (T.T.Ch. cap. 52.)
Así es que nadie quiere ocuparse de lo ínfimo, de lo pequeño, de lo vulgar y oscuro. La gente ansía pertenecer a lo que brilla, dedicarse a lo estruendoso, ser artífice de lo exótico extravagante, ser parte de lo que tiene renombre.
Así, sólo el sabio, de apariencia pobre y estúpida conoce que dedicando su tiempo y aplicando su Newén a la semilla que duerme bajo la tierra, al brotecito verde, obtendrá un día fruto del árbol.
Que dando valor y cuidado a la preparación de cada adobe construye su buena casa,
Que el secreto de la salud y la longevidad se encuentra en el presente.
De pocas palabras están hechos los profundos mensajes,
De buena leña el fuego que amanece encendido,
De silencios la música del alma,
Y de espacio vacío el movimiento.
De pequeños actos de dignidad y autonomía está forjada su plena libertad.
Él conoce todo esto, parece poco pero hacia adentro crece.
Jbv
Foto: "El pescador crece pa' dentro a las orillas del inmenso y silencioso mensaje del Río de la Plata".
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