miércoles, 13 de diciembre de 2017

Gobernar el cuerpo es como gobernar un imperio



Para la medicina China somos gobernantes de un gigantesco imperio. El Corazón (mente-espíritu) es el emperador, sus ministros son los órganos y vísceras, y la población la infinidad de células, individuos agrupados en sociedades, aldeas y poblados que conforman la totalidad del imperio. 

El gobierno del sabio taoísta consiste en brindar todas las condiciones para que esas células-pueblo puedan realizar la tarea que les es natural sin obstáculos (homeostasis). 

El buen gobierno taoísta no es percibido: "los más grandes gobernantes apenas si son conocidos. Luego vienen los que son conocidos y amados. Después los temidos, y finalmente los que son despreciados. Cuando los actos de gobierno se cumplen sin discursos, el pueblo siente que ha podido realizar las cosas por su propia cuenta." (Tao te Ching). 

Más que hacer, quitar obstáculos al camino de la naturaleza. Si somos malos emperadores, el medio se contamina, se llena de trabas e impedimentos, y los pobladores, en lugar de vivir una plácida existencia haciendo lo que saben hacer, deben dedicar toda su energía a defenderse, curarse, quitar obstáculos, y si no lo logran, se vuelven malignos, enfermos incurables.

"Cuando el Tao prevalece en el mundo, los caballos tiran del arado y estercolan los campos. Cuando el Tao está ausente, hasta en las barriadas se crían caballos para la guerra." (TTCh)

Así, en medio de las revueltas y la agitación, el emperador finalmente se convierte en un tirano que no deja de actuar aquí y allá, impone, legisla, extirpa, mata con venenos. Pero su caída es ya inevitable. 

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