La religión de re ligarse con la esencia auténtica propia, con el animal perdido, el regreso al vientre de la pachamama.
Regresar al ser verdadero, que se encuentra tapado de capas y capas de educación, cultura, dogmas, juicios, prejuicio y demás porquería pesada como lastre.
Un rezo de coplas, un canto de viento en el rincón sagrado que estén pisando sus pies.
Una re-ligión que quita cáscaras, que alienta a barrer la mugre que tapa nuestro brillo esencial.
Los ritos son todos los actos de la vida cotidiana vividos con sacralidad: el oficio que hacemos, la caricia al hijo, comer de manera presente, mirar a los ojos a ese otro. Tender la mano. Sin más ley que la gauchada grabada en la tabla del corazón.
Sin más sacerdote ni cura que el pájaro, la liebre, el gato montés o el ñandú.
Los templos son arroyos, el cerro, ese monte y la llanura que es una catedral de silencio, infinidad y oración pagana en el pecho de aquel que anda por los caminos.
Jbv.
Foto: Juli Beccar Varela, foto más votada en el concurso "Madariaga pago gaucho".
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