jueves, 5 de diciembre de 2019

Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 12.



"Quien vive en lo exterior sufre seria merma de su energía vital.
Poner la atención y la mente en las cosas exteriores nos corre del centro, nos arrastra hacia la periferia, y así nuestra mente y espíritu empiezan el ciclo de preocupaciones, ansiedad, angustia y drenaje energético.

Cuanto más lejos del centro, más drenaje y pérdida de vitalidad y salud padecemos.

El estómago es el centro, lo esencial, lo importante para nutrir el organismo y el resto de la vida. Cultiva y concentra energía para su correcta gestión y economía posterior. En el estómago se produce la saciedad, el saber cuándo es suficiente, la vida interior, secreta, oculta y silenciosa.

Los ojos son la vía a lo accesorio, el adorno, el contacto con lo externo, con el objeto de los sentidos. Con las luces y brillos del mundo.

Por los ojos se fuga la fuerza vital, brotan la ira y la insatisfacción permanente. Los ojos no conocen el hartazgo y les cuesta saber cuándo ya está bien.

El ojo es la periferia, ahí no hay cultivo ni concentración energética. Hay un drenaje permanente del Qi cuando el ojo es quien manda. Por las imágenes nacidas de los ojos viaja el pensamiento hacia el futuro y al pasado, hacia los confines del mundo y del universo. Lo inútil, la erudición vacía.

Por eso es muy beneficioso ayunar regularmente de cosas exteriores que nos distraen y alejan de nuestro centro.

Sentarse tranquilo sin hacer nada. Llevar el aire al ombligo (al estómago). Cerrar los ojos. Todo lo necesario será revelado allí, en ese íntimo recinto, sin salir por la puerta ni mirar por las múltiples ventanas.

Volver al centro. Cultivar la fuerza. Dejar la periferia. Es una de las prácticas esenciales del Camino."


Jbv

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