martes, 31 de diciembre de 2019

Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 22.



Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 22

"Todo vive en permanente compensación. Los Caminos del Cielo y la Tierra buscan su centro con eterno dinamismo. El animal humano deambula entre ambas realidades y observa:

Lo que está abajo es levantado.
Lo torcido se endereza.
El vacío de los valles se llena de vida y agua.
Lo que es viejo muere y es renovado bajo otro aspecto.
Lo que va termina regresando.
Lo sencillo se realiza y lo complicado se parte y queda abandonado por los caminos.
Lo que se llena completamente rebalsa y se pierde.

Es por eso que solo puede tener una vida larga y saludable quién es capaz de esta comprensión y de coordinar el microcosmos interior  con el macrocosmos exterior.

Quien porta la sabiduría médica mira lo constante que subyace bajo todo ese mover eterno y lo abraza como su joya más esencial. Sabe que todo busca su centro por sí mismo usando los opuestos que se complementan, y lo aprovecha para su beneficio sin interferir para nada. Y procura llevar hacia ese camino a los dolientes que acuden a su puerta.

Por eso el sabio brilla, porque no se exhibe.
Es buscado porque se oculta.
Le dan el mérito porque no se aferra a sus obras.
Buscan oír sus enseñanzas porque nunca dice nada.
Como se dedica a servir al pueblo sin que éste se de cuenta le ofrecen el mando.

Le confían su salud porque él irradia salud y vitalidad.

Nadie busca pelear con él porque no se apega a ninguna posesión y no lo encuentran en ninguna parte.

El sol ilumina por la mañana una ladera de la colina y por la tarde la otra. Así mismo es el espíritu del que sabe sentarse quieto a contemplar: conoce que hay un rato de luz, un  rato de sombra, y acordándose de los tiempos se suceden los días y las noches sin ningún esfuerzo de su parte."

Texto y dibujo Jbv

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