lunes, 9 de diciembre de 2019

Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 14.

Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 14.



"El Tao es ese origen misterioso al que no podemos atrapar con conceptos o palabras, tocar, ver, oír. Ese poder que sostiene todo lo existente creando y destruyendo. Alzando y haciendo caer, adelantándose y retrasándose. Ese impulso que se manifiesta como Naturaleza, Camino, sentido.

Todos los aspectos de la existencia surgen de allí, de esa "hembra misteriosa", y son regidos por esos principios. ¿Y qué lección podemos obtener en el ámbito de la curación natural?

 Quien porta la sabiduría médica conoce esa ley implacable, ese secreto acontecer de alternancias indefinible en palabras. Sabe que sólo puede vislumbrar las manifestaciones exteriores del Tao,  sus señales, signos, formas. La polaridad danzante y transformante de todo fenómeno.

Por ello, buscará minuciosamente observar esos destellos exteriores del desequilibrio del Tao y del Yin y el Yang en la persona que acude a su puerta para buscar sanación. La sabiduría médica ve lo interno mediante lo externo. Y confía en que devolviendo a la persona a la senda del Tao, el desequilibrio se restablecerá por sí mismo.

Tiene la plena seguridad de que esa fuerza oculta actúa siempre a favor de la vida, y sabe con certeza que intervenir lo menos posible es quitar obstáculos y dar más libertad a la acción benéfica del Tao.

Su técnica médica, cuanto más simple y falta de adornos sea, más cercana al misterioso accionar de ese poder insondable estará. Será como esa forma sin forma, esa figura sin figura, que lleva a todas las cosas a su natural camino y consumación.

Cuanto más antigua sea la sabiduría que haya aprendido de su maestro, menos lejos del Punto Cero, de la esencia original y más cercana a los primeros desvíos del Tao se encontrará.

Si tiene plena confianza en ese saber adquirido y practicado, no habrá enfermedad que se le resista. Porque sólo deberá tirar de ese hilo de sencilla sabiduría para llegar hasta el origen. Sólo debe tener fe en que su ínfima intervención será beneficiosa para que el poder silencioso e invisible del Tao actúe en lo secreto a favor del paciente.

La sabiduría médica atesora que un conocimiento simple y despojado  se manifiesta en menos intervención y en dejar mayor campo de acción libre para el Tao. Sabe que "sólo la Naturaleza cura".

Es decir, estudia y comtempla las inexorables leyes del yin y el yang, y solamente guía a su paciente de vuelta al Camino perdido, buscando actuar lo menos posible.

Cuando el Cielo alimenta a los seres, humedece la tierra mediante la lluvia y la seca con el soplar del viento y el sol, nadie puede verlo beneficiando, y sin embargo todo cobra vitalidad. Cuando mata y destruye nadie puede verlo aniquilando, y sin embargo los seres acaban y vuelven al origen.

Por ello, la sabiduría médica emula al camino del Cielo, y cuando produce sanación, nadie percibe cómo lo hace, y sin embargo los dolientes vuelven al camino perdido y se equilibran.

Viendo el germen de las cosas, quien porta la sabiduría, logra ver el pasado, el presente y puede corregir el futuro. Tirando de ese fino hilo llega al primer desvío, y casi sin hacer puede corregir el rumbo en el Camino perdido."

Jbv

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