jueves, 5 de diciembre de 2019

Esencias



No son más espirituales las túnicas naranjas que la ropa de trabajo.

No son más sagrados los mantras, salmos y oraciones que las coplas lanzadas al cosmos por una oscura bagualera en la quebrada de Humahuaca.

No hay posturas que nos eleven más la conciencia que aquella con la que nos ponemos frente al entorno inmediato; así seamos yoguis, sadhus, rezadoras del monte o una cocinera picando cebolla.

No hay comida más pura que aquella que podemos poner en la mesa como fruto del trabajo propio.

No es más santa la bendición del obispo que el beso que el Chango descalzo estampa en la frente de su mama vieja.

No es el humo de los inciensos más purificador o inductor a la meditación que un fogón sobre la llanura de la pampa infinita, alrededor del cual tres criollos churrasquean bajo la Cruz del Sur.

No es el adorno, el accesorio, es la esencia.

Jbv

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