viernes, 8 de mayo de 2020

Intervenir y no intervenir




En el mundo natural todo está en un adecuado balance y equilibrio dinámico.

Como el practicante del Tao cree en el balance como suprema virtud y aspiración, no interviene, se corre del medio y deja que todo siga su curso. Y así todo está perfecto.

Así todo es realizado sin hacer nada.
Así todo es enseñado y aprendido sin discursos.

En el mundo humano, muchas veces las cosas están en grave desequilibrio y desbalanceadas profundamente.

Como el practicante del Tao cree en el balance como suprema virtud y aspiración, debe a veces intervenir valiente y enérgicamente para restablecer los desequilibrios.
Así da uso a los tres tesoros que enseñó Lao Tsé en su capítulo 67:

"Hay tres tesoros que guardo y protejo como si llevara un niño recién nacido a cuestas:

El primero es el amor que nutre, a mi mismo y a los otros.

El segundo es la frugalidad y la modestia.

El tercero es la capacidad de ceder.

De mi amor nutriente brota el coraje de intervenir para cortar excesos y restablecer el equilibrio en el mundo.

Por ser frugal tengo de más para dar.

Por mi capacidad de siempre ceder, nada se interpone en mi camino hacia el Tao".

Amor para intervenir.
Capacidad de ceder para que el orden natural de las cosas siga su curso sin obstáculos.

La Frugalidad y la Modestia son la barca en la que navega el largo río hacia la final disolución en lejano y vasto océano que es el Tao.

Jbv

Ilustración: "El cimarrón" tapa para el libro Coplas de la Tierra de Agua, por Mariana Zuñiga

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