miércoles, 13 de mayo de 2020

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 67.



"El verdadero arte médico es grande pero no lo aparenta.

Una pequeña aguja, una humilde hierba, una poderosa Intención, un gran movimiento sanador.

Mucha sofisticación y adorno, muy poca medicina. Así se engrandece el médico y se empequeñece su ciencia.

Pocas agujas y artificios mucha fuerza dirigida, muchas agujas y artificios, mucha fuerza dispersada.

Quien porta la sabiduría médica posee y conserva tres tesoros con el cuidado de quien lleva un recién nacido en brazos:

El amor nutriente
La frugalidad y la modestia
La capacidad de ceder.

Del amor nutriente brota la pasión por su misión inquebrantable de sanar a quienes acuden a su puerta.

Por ser frugal y modesto siempre puede dar de más, con sencillez, sin brillos, sin adornos ni excesos, en lo secreto de su corazón.

Por su capacidad de siempre ceder, el gran médico puede correr a un lado su ego, sus ideas preconcebidas, fórmulas rígidas  aprendidas, sus conceptos, deseos, vaciar su mente y abrazar el Tao para observar desde la absoluta quietud adónde radica el nudo y el bloqueo que impide la curación y la evolución de la persona sufriente que ha tocado la puerta de su casa.

Hoy se renuncia al amor y la pasión en pos del renombre entre los colegas y el mundo.

Se descartan la frugalidad y la modestia sucumbiendo a la ambición.

Y se abandona la blandura del ceder para ponerse rígida y altivamente por delante del paciente y del espectáculo del mundo."

Jbv

Imagen "El sueño de Chuang Tzu"

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