viernes, 8 de enero de 2021

Apuntes de sachasofía: Rústicas ceremonias secretas en los perdidos caminos de dios.

 





Cuando salía a andar por el Siambón y pasaba por uno de los humildes santuarios que los lugareños construyeron para el santo gaucho Antonio Gil, siempre le hacía una reverencia y le dejaba como ofrenda una plantita de diente de león o carqueja entre los cigarros y las cajas de vino, las latas de cerveza o petaquitas de alcohol fuerte que el pueblo le deja, para que cuide su hígado un poco.


La otra vuelta ya me retiraba. El santuarito está en una alta loma desde la que se ven los cerros, los pinares, y a lo lejos el imponente monasterio de la religión oficial.


Vi que venían a caballo dos changuitos descalzos, montados sobre una sucia sudadera, y a bocado e' soga nomás. Frenaron al zaino. El que iba atrás bajó rápidamente, corrió hasta la grutita, se agachó con reverencia y vi que dejaba algo como ofrenda. Subió de nuevo al caballo y los vi alejarse por la loma. Detrás, al fondo, solitario, solemne, imponente, callaba su distancia el monasterio benedictino.


Me acerqué de nuevo. Una velita gastada y humilde llameaba al cielo toda la devoción de un nadiecito de tierra adentro hacia ese gaucho matrero, cristo (ungido por el pueblo) y santo de los pobres argentinos.


El rezo secreto


En el interior del interior profundo de nuestra nación, en alguna sendita campesina, un alma paisana eleva una plegaria, alza en el templo a cielo abierto de los montes un acto de tremenda comunión espiritual.


Lejos de dogmas, de catedrales, fuera de los ojos de los custodios oficiales de dios.


Un momento invisible, en un lugar invisible por un nadie invisible.


Rústica ceremonia secreta que quedará entre él y el humilde santito de los pobres de toda pobreza de la patria profunda.


Nadie jamás podrá mandonear en el corazón de un hombre libre, que en lo más hondo sabe que dios está con él, que dios es él, cuando él se hace nadie.


Jbv


Imagen: Monasterio Benedictino.

Altarcito y templo secreto en algún sendero perdido en las yungas. Ambos en el Siambón, provincia de Tucumán.


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