viernes, 29 de enero de 2021

Bien, el árbol es la verdad

 




Cuando Lieh Tsé alcanzó la comprensión, simplemente regresó a su casa y se dedicó a los quehaceres hogareños, siendo dulce con su esposa y cuidadoso con su jardín. A quedarse en silencio y centrado, disfrutando de lo simple. Esa fue su iluminación. 


Allí vislumbró lo que en tiempos previos otro iluminado había dejado a modo de poema en el breve tratado del Camino y el Poder:

"Sin salir por tu puerta puedes conocer el mundo.

Sin mirar por la ventana se ven los caminos del cielo.

Cuanto más lejos hayas ido,

menos habrás aprendido.

El sabio conoce sin haber dado un paso,

Ve sin mirar,

Hace sin actuar."


Iluminación es sencillez, despertar es ocupar tu lugar sin mucho rollo ni sofisticación. Así son al menos los que yo he conocido. El Tao no está en la extravagancia ni en el aislamiento.


Si el Despierto realmente se hubiera iluminado bajo el árbol, en lugar de dar discursos se habría levantado y caminado de vuelta a su hogar a buscar a su esposa y a su hijo abandonados.


Cuando el galileo despertó salió de las sinagogas -de las cuales hubiera sido un gran rabino por su erudición y linaje- y se encaminó hacia las colinas y montañas, junto a su madre, hermanos y su compañera, andando con la gente sencilla, y a las playas a comer pescado asado con vino junto a sus amigos de las redes y las barcas.


La extravagancia te aleja. Ser agudo, ser siempre brillante te insume una energía descomunal. Ser especial te adormece en la bruma del sueño y engorda tu importancia personal.


Encontremos nuestro lugar, simple, sin rincones sombríos. Ése es nuestro árbol boddhi.


El movimiento del Tao es retornar. Todos los seres surgen, pululan y regresan a su raíz.


Cuando uno da sin freno quedan rotas las barreras de la individualidad.


Tal vez necesites irte lejos para encontrar el árbol adecuado. Bien, el árbol es la verdad. Cuando te levantes con la comprensión ve a los que te quieren como eras antes de despertar y retoma desde allí el camino. 


Jbv

Imagen: don Miguel, maestro sachásofo iluminado de el Siambón. Recolectando flores del gran tilo con poderes mágicos de los monjes.

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