Un ir y un venir,
Entre el templo y la borrachería.
En algún punto de ese camino
Hallarás la sombra del sauce que abrace tu descanso.
Si tu cosmovisión no sirve para tu día tirala a la basura.
¿Qué otra cosa es tu fuerza espiritual que una herramienta para tratar con las cosas de la vida cotidiana?
Ahí están tu dojo y tu tatami,
Tu retiro y tu ermita,
Tu desierto y tu montaña.
Entre el templo y la taberna van los pasos de la vía del Cielo.
¿No los ves? Tienen rostro de pareja, hijos, trabajo, casa.
Allí están los escalones de la escalera al ascenso celestial. Tienen la cara de un amigo en problemas, el sacramento de un mate compartido, el sagrado sonido de una botella de vino al ser descorchada.
Amma Sinclética fue una mujer que en el siglo IV se llegó a los desiertos egipcios para vivir su espiritualidad inmersa en la naturaleza y en relación directa con Dios. Allí aprendió que la verdadera batalla que se libra es contra los propios demonios, sin importar adónde uno se encuentre.
Esta gran Madre del Desierto advirtió: "Muchos viven en la montaña, actuando como ciudadanos (es decir, llenos de ruido interno); éstos han corrido hacia su fracaso, y muchos de los que viven en las ciudades y hacen las obras de desierto (viven espiritualmente como quien está en el desierto) se salvan.
Es posible, en efecto, en medio de la multitud vivir en el espíritu y lo es también vivir aislado y con el pensamiento en medio del ruido y la multitud."
Lao Tsé expresó una idea parecida en su pequeño Tratado del Camino: "quien es capaz de permanecer quieto y en silencio en medio del movimiento duradero, podrá vivir en calma".
Por último comparto lo que al respecto dijo nuestro Avatar Yupanqui en el poema "El cielo está dentro de mí ":
"En lo alto de la sierra
Me detuve a descansar,
Pero sentí que me iba
Sin moverme del lugar.
Los ojos se me perdieron
En aquella inmensidad,
Y me olvidé de mi mismo
Tanto mirar y mirar.
De pronto me ha preguntado
La voz de la soledad
Si andaba buscando el cielo
Y yo respondí: quizás.
El cielo está dentro de uno
Y está el infierno también,
El alma escribe sus libros
Pero ninguno los lee.
A veces uno camina
Entre la sombra y la luz
En la cara la sonrisa
Y en el corazón la cruz.
Búscalo al cielo en ti mismo
Que allí lo vas a encontrar,
Pero no es fácil hallarlo
Pues hay mucho que luchar.
Por caminos solitarios
Yo me puse a caminar
Por fuera nada buscaba,
Pero por dentro, quizás."
¿Hay división entre tu práctica y tu creencia? Hay un mundo ideal y "la realidad" donde esas bellas ideas son inaplicables?
Quedan sólo dos opciones: o ese libro no sirve para nada más que prender el fuego del asado, o eres demasiado flojo para empezar a andar la senda del vivir cada vez más de acuerdo a lo que crees.
Aquí, ya mismo, no hay más tiempo ni se darán jamás las condiciones ideales.
Jbv
Imagen Amma Sinclética de Alejandría.
Reza la inscripción: "Enciende el fuego divino que existe adentro tuyo".
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