lunes, 4 de enero de 2021

Poema para el Viento. Hex. 57.

 


Contempla y estudia la estrategia y la naturaleza misma del viento.


Viento, vientos que se siguen unos a otros.


¿Tienes adónde ir, viento?


Mi maestro Laohualpa Tsepanqui colgó su canto inmortal en el viento. 

Un canto rústico, sabio y decidor. Viento cantor y docente del Camino y el Poder interior.


Suavemente, penetrantemente insistidor, como un eco atemporal 

Que atraviesa los eones y las eras.


No hubo buscador ni caminante que se resista al mensaje silencioso del maestro andariego y cantor. Como el viento.

Huayra que al fin termina por desaparecer sin dejar huella montado en un buey azul perdiéndose al oeste donde se esconde el sol.


Ya no dudes. El viento sabe hacia dónde se dirige.

Y vienes y vas como una hoja, a merced del viento, cuando apenas has dejado de pertenecer al árbol. 


¡Pertenécete! No como esas hojas muertas, que todas son del viento apenas sueltan la rama. ¡Se tu mismo un viento!


Has de ser viento, y el canto en el viento.


Somos la síntesis alquímica de intensas y suaves, frías y calientes, internas y externas fuerzas que nos agitan. Nuestra vida es un viento. Un testimonio de sí mismo que sopla en alguna dirección.

¿En cuál?


Tu existir es un mensaje. ¿Es claro? ¿Es confuso? ¿Agitado? ¿Escrupuloso y dubitativo? ¿Firme, decidido y persistente? ¿Arrasador y tempestuoso? 


¿Lleva canto tu viento?


Viento que penetra, que es influjo e influencia en todos aquellos que besas al pasar.


Viento silbador que saca música al hueco en el tronco, a la grieta de la piedra, al junco y al cañaveral.


Viento. ¡Tu vida es viento! ¿Qué música le sacas a los demás cuando los tocas?


¡Ya no dudes! Somos vientos,

Vientos que se siguen unos a otros.


Jbv, poema para el viento. Hex. 57 del I Ching.


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