martes, 28 de septiembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 26. Fuerza domesticadora de lo grande.

 



La vida es una acumulación de energía y su correcta gestión.

No siempre es el momento indicado de liberar las fuerzas que has cultivado.


Todo lo que has aprendido, todo el trabajo interno que puedas haber desarrollado, tiene un instante perfecto de manifestación. 

Es la respuesta que el hijo del carpintero dio a su madre en aquellas bodas famosas: “mi hora no ha llegado todavía”.

Madurez, sabiduría, es saber refrenarse y reservarse hasta el instante correcto. Ni antes ni después.


No pretendas siempre mostrar tu gran virtud. A veces si, a veces no.


Cuando ese arte se domina es tiempo de no comer en casa y de cruzar las grandes aguas.

Es el tiempo del héroe que ya está listo para su misión y cumplir con su destino.


Mediante el aquietamiento y la suave contención del poder personal las fuerzas del carácter se acrecientan y renuevan a diario.


Como el caminante que de pronto llega al pie de una montaña, deberá medir muy bien sus energías y decidir la hora adecuada para la ascensión. Más le valdrá detenerse, prender un fuego, comer, beber y descansar.


Un hacer y un no hacer, según indique la orientación del momento y la cantidad y calidad de fuerza cultivada. Es el misterioso secreto del Wu Wei, aquella magia de quien sabe leer la situación global de balance y desbalance y es capaz de intervenir o apartarse según la armonía general del concierto lo requiera y no su capricho personal.


Un carácter semejante es capaz de gestionar cualquier situación y de propiciar toda acción que fomente la vida.


Quien poseyendo gran fuerza interior es capaz de aquietarse es como un imán. Como una montaña llena de poder que atrae a todos los seres a vivir en ella.


Susurros del I Ching, hex. 26, Fuerza domesticadora de lo Grande, Retener, Reservar, Imponer Dirección.


domingo, 26 de septiembre de 2021

El camino del viejo libro


 


Sentado sobre mi áspera piedra a la orilla del río, me sorprendo a mí mismo en el estudio de cada vez menos asuntos y materias.

 

¡Qué pocas cosas producto de la inteligencia de los hombres logran conservar algo de mi interés!


Y a su vez, ¡Qué pasión me produce el recorrer con meticuloso afán científico los vericuetos del alma y la consciencia de todos nosotros!


Largos caminos interiores he  andado y mediante alguna voz proveniente de lejanas eras pude saber que la alta sabiduría es un hacer y un no hacer, cada cual en el momento indicado, según la energía del tiempo lo requiera. Y eso es todo.


Esa gran agua marrón me enseñó una vez que no hay ideas ni pensamientos, conceptos ni teorías que logren iluminar ese rincón secreto que llevamos dentro. Sino que la claridad ingresa en el golpe de vista, en la súbita comprensión del movimiento, la mutación y el correr del medio nuestro ideal y capricho. Permitir que las cosas ocurran según su curso natural es hoy un delicioso entretenimiento para mí.


Las ideologías, dogmas y conceptualizaciones te llevan por líneas rectas e irrenunciables. Autopistas sin desvíos ni retornos. Puro hormigón y traza a regla y escuadra.


Las mutaciones que se esconden en la vida real te conducen por la senda boscosa y sinuosa de la energía, ora aquí, ora allá, dando los pasos adecuados en el momento preciso. 


Abandoné el estudio de las teorías ajenas, y las palabras de los sabiondos me hacen bostezar hasta el público papelón. Conservo aún mis aficiones librescas más como vanidoso adorno y entretenimiento que como búsqueda de la verdad.


Como el viejo Fu Xi, se me reveló una criatura costera que llevaba sobre su lomo el misterio de las fuerzas primordiales que rigen el hacer del cosmos y del hombre. 

Me llené de silencio. Habité lo más hondo de la cueva y renuncié a decidir. 

Lo inevitable es mi oráculo, y un viejo libro negro que esconde antiguos sortilegios que puden ser absurdos para algunos, o esconder las claves de la vida para otros gobiernan y dirigen mis pasos inciertos.



sábado, 25 de septiembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 25, La Inocencia. (II)

 Que tus movimientos e iniciativas interiores vayan acorde a la ley del Cielo, que tu naturaleza íntima responda a los pasos que te llevan por el Camino, eso es Inocencia, estar libre de enredos y marañas.


La certeza inobjetable de este rumbo es que no albergas segundas intenciones ni ocultas armas en el matorral.


No hay unión en lo libre ni inocencia cuando te ata una madeja de motivaciones escondidas y caminas con la mano en la empuñadura del facón secreto que traes al cinto.


Sólo uno sabe en lo íntimo qué cosas ocultan los pliegues de su corazón. 


Susurros del I Ching, hex. 25, La Inocencia, Sin Enredar, Sin Enmarañar.

lunes, 20 de septiembre de 2021

Cultivo del mundo

 



Hablar del Gran Aprendizaje es hablar de poder estar tranquilo.

De conocer tus propios tiempos, ritmos, modos y ser consecuente con ellos.


Así comienzas a andar el sendero hacia la realización de tu virtud.


En el maremoto de formas ajenas, exigencias ajenas, expectativas ajenas, te pierdes a ti mismo, agotas tu energía, te debilitas y te enfermas física y psicológicamente.


Cesa se exigir a los demás, déjalos en paz de una vez por todas, y no permitas que nadie te exija ni seas depósito de expectativas, carencias y frustraciones de otros. Gira ahí mismo sobre tus talones y retirate sin escándalo, silbando bajito como si nada a tus propios asuntos.


Vete a deambular libre y tranquilo, o a sentarte quieto sin hacer nada. 


Ahí podes encontrar tu corazón, frente a frente, bajo el gran sol del mediodía, libre de sombras.


Si lo cultivas, puedes cultivar tu persona.

Si cultivas tu persona, puedes cultivar tu familia.

Cultivando tu familia, tu aldea es cultivada.

Cultivada tu aldea, el cultivo del país se fomenta.

Fomentado el cultivo del país, el mundo entero es cultivado.

Y así todo bajo el cielo anda el sendero del Gran Aprendizaje, yendo y viniendo de adentro hacia afuera y de afuera otra vez hacia adentro. 


Aunque estas no son más que intuiciones de un vagabundo irresponsable, las guardo en mi cajita de tesoros cotidianos.





domingo, 19 de septiembre de 2021

Ecos del cuento de las arenas


 


El río llegó al desierto luego de sortear infinidad de escollos. Mas no podía avanzar. A cada intento, entendía que las arenas lo absorbían impidiendo su paso.


Luego de insistir en sus modos, llegó al callejón sin salida. Oyó una voz que le susurró: “disuélvete en mí, el Viento. Cede al apego a tu forma y a tu individualidad. Tu esencia no está ahí. Desarma tu falsa Personalidad, entrégate y permite que yo te lleve hasta el otro lado del desierto. Y lloveremos allá, y serás nuevamente río, y nunca habrás dejado de ser agua.”


Y tras largas dudas suspendió al fin el río su terca incredulidad.


Y pudo comprender. Experimentó que el agua no tiene forma propia, sino que asume la del tiempo dado, pero sin jamás perder su esencia. Siempre es agua.  Se amolda a todas las formas. 


Si la echas en una jarra, adopta forma de jarra. Si en una botella, de botella. 


No teme a la desintegración. Su esencia no está en la forma que adopta. Eso es una mera construcción, como nuestra Personalidad. El auténtico Yo, su esencia, no está ahí.


También adopta los cambios que propone la circunstancia del momento.


 Si hay calor, se vuelve vapor. Si hay frío, hielo. Así, siempre sale adelante al fin.


Corre, se detiene, baja, sube, golpea, rodea o acaricia. Fluye junto al signo de los tiempos, siempre siendo agua. Es el modelo perfecto del andar armoniosamente por el sendero del Tao, conservando intacto su "Te", desplegando todo lo que está en su naturaleza ser.


Cede. No te apegues a tu personalidad. No es tu esencia, me dijo el río. Y sentenció: "Siempre, sé agua, amigo mío”.


(Ecos del cuento de las Arenas, el miércoles en el gran templo del Plata)

martes, 14 de septiembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 2, La Tierra, Lo Receptivo, donde la Fuerza ejerce el Poder.

 


Perseverar en la mansedumbre no atrae a quienes buscan el oro y el aplauso.

Ir en seguimiento no es aceptable para el incrédulo.

Sin embargo esta actitud es la respuesta y el camino correcto en innumerables ocasiones.


¿Puedes identificar cuándo has de ceder la iniciativa y el control al Poder Creativo o a una persona más esclarecida?

¿O siempre serás el uno?


A veces ocurre que el momento pide completa entrega y servicio en segundo plano. La tarea de disponer todo y abrirse, la de permitir, de permanecer en estado de total receptividad. La de ser campo a ser sembrado por otra mano.


Identifica claramente que en algunas oportunidades no has de anteponerte a nadie ni tomar la iniciativa. Ser la contraparte necesaria del Poder: el aspecto humilde, capaz de materializar y parir semillas ajenas. Ser capaz de decir “Hágase tu voluntad y no la mía”, “he aquí mis manos, tus manos”.


Córrete del medio. Abandona el propósito personal, suspende la terca incredulidad y cede el mando. Verás con asombro que no quedará nada sin hacerse ni cosas grandes sin ser fomentadas.


Estando al servicio del rey no te adjudicas las obras, simplemente las ejecutas.


Ser campo fértil, tierra, base material de toda la existencia, donde la fuerza ejerce el poder.

¡Cede!


Es posible ser amplio, humus, concreto y abierto. Perseverar en cultivar la receptividad, el no protagonismo, el ir en seguimiento, no está nada mal.


La desesperada carrera por aparecer en el primer lugar y en los foros de prestigio lleva a ineptos a los sitios de Poder y decisión. Y como oscuros dragones terminan devorándose y derramando su sangre en la lucha por la primacía, mientras la rueda de la vida se trunca y lo Creativo carece de manos y de campo de acción.


¿Tienes la claridad de saber reconocer en qué situaciones no has de ocupar el rol activo, creativo, correrte del medio e ir en seguimiento? ¿Puedes tan sólo ofrecer tus manos y todo tu corazón?

Saber cuándo ceder es una de las más altas sabidurías.


Susurros del I Ching, hex. 2, Tierra, Lo Receptivo, Campo, Donde la Fuerza ejerce el Poder.




sábado, 11 de septiembre de 2021

Simplemente sentarse


 


Sentado en dulce contemplación, todo discurre por sus cauces naturales y yo no soy necesario para nada.


Me desintegro, me vuelvo viento, cenizas y no hay ya un cuerpo que contenga a este observador que sin poder articular lenguaje se ríe de la brutal broma cósmica.


Una voz muy antigua dice “Mana”, y me marca el camino para siempre.


Todo se ordena sin intervención. Todo se entorpece cuando estoy.


Y me corro, y suspendo la incredulidad, y los caminos se abren sin esfuerzo, y todo me resulta suficiente.


El sol sale y se pone tranquilo. 

El río sube y baja sin forzar.

El pasto crece solo y la garza continúa su elegante meditación.


Las personas se acercan y se alejan buscando quién sabe qué cosa de la imagen que tienen de mí, sin saber que yo no existo, ni ellos tampoco. 

Que soy y son lo que queremos ver desde nuestros traumas, proyecciones, anhelos, carencias, terrores y pulsiones más primarias.


Y que sin embargo estar aquí, sin que nos tome el mundo, es la más grandiosa magia a investigar y develar.

Susurros del I Ching, hex. 46. La subida

 



Hay una fuerza interior que puja hacia arriba.

Es tiempo de la Madera, de la expansión de la planta, de todo aquello que estuvo gestándose durante el largo periodo invernal y ya está listo para salir a la superficie.


Algo insiste desde abajo de la tierra.


Así busca el pequeño brote el exterior, la luz del sol y la futura expansión. 

Todas las condiciones para ser lo que está en nuestra íntima esencia ser están dadas.


Es un empuje que proviene de lo profundo, de la más clara consciencia de cuál es nuestra naturaleza verdadera tras la germinación de serios asuntos en soledad.


Esta subida es absolutamente personal. Nadie puede hacerla por vos.


La planta que rompe la semilla, busca la luz, la encuentra finalmente e inicia el ascenso y la expansión ya no vuelve atrás.


O toma con decisión el largo camino hasta el fruto, o se somete a la detención, el estancamiento y el próximo marchitamiento.


Sabemos que al árbol se lo conoce por los frutos. ¡No te detengas en la flor! ¡No te quedes en la admiración, los  suspiros y el deseo que ésta provoca! Deja que pase esa bella fugacidad y aguarda la final maduración hasta el fruto.


Como a un brotecito, cuida lo pequeño, condúcelo a lo elevado y lo grande.


Al inicio es precisa una gran confianza en las energías acumuladas en el proceso de germinación interior. Tus fuerzas son las necesarias para el momento. ¡Asciende! ¡Descubre tu vuelo al fin!


Cuando el tiempo es el adecuado y la disposición y las condiciones fueron las correctas, es momento de subir, de quitar los posibles obstáculos e iniciar la expansión. Podrá haber resistencias, internas y externas, pero este y no otro es el momento indicado.


La potencia que no se realiza, la energía que no se orienta hacia el despliegue total de sus posibilidades, se frustra, se estanca y finalmente se descompone.


El resentimiento, la ira, el enojo crónico y finamente la enfermedad se vuelven una peligrosa condición.


Que no te pase el “debería haber”, el “cómo no hice”… ese cáncer de la psiquis.


Mostrarse siempre veraz, sobretodo en los inicios de la ascensión, es lo que te librará de posteriores explicaciones e impedimentos. Un brote se muestra tal cual es, a fin de que su esencia verdadera llegue a su plenitud y fructifique lo que tiene para dar. 

Un brote que engaña mostrándose como algo que no es será arrancado luego por el cuidador del jardín.


Perseverancia. Recuerda: no te quedes en la flor y en la admiración que provoca. El árbol está para dar frutos y que sus semillas viajen en el viento, en el vientre de las aves o en las manos del Gran Sembrador.


Susurros del I Ching, hex. 46, La Subida, Ascender, empujar hacia arriba.


Acuarela de Mariana Zuñiga 

martes, 7 de septiembre de 2021

El viejo libro que guía mis pasos.


 

Sin saber bien adónde dirigirme me entrego a las arcaicas palabras del viejo libro de adivinación, del cual jamás debería yo apartarme.


También llegan hasta mí los ecos del anciano maestro orejudo que decidió borrar su historia personal yéndose hacia el ocaso a lomos de un manso buey.


Y así encuentro el paso correcto y rectifico mi camino.


El movimiento incesante de la existencia es una danza de la que quien no participa interiormente se pierde las delicias de esta larga y a la vez brevísima travesía.


Llevo adentro nostalgias por mundos antiguos que no conocí y de saberes ancestrales que hoy busco hasta debajo de las piedras y en lo hondo de la madera. Y a la misma vez ya no busco más. 


Solo sostengo en mi medida los tres tesoros que el maestro me legó:


Amar

Ser frugal y modesto

Ceder y no anteponerme a nadie.


Vengo de viaje cruzando grandes  aguas quién sabe desde cuándo.


Esquivo ya a los verbalistas, me aburren hasta el lagrimeo. Y me alejo de quienes abrigan pliegues y dobleces en el corazón.


No existe unión en lo libre si alguien esconde armas en el matorral. 


Compartir sin palabras la mesa y el vino, y así todo tener la más dulce conversación sobre el conocimiento silencioso que se revela en las cuevas es la comunión sagrada de los amigos que se acompañan verdaderamente por el camino.


Quien oculta una animosidad, por más iluminado que se crea, no puede vagar libre y tranquilo entre los hombres que se adhieren a lo humilde y perecedero para poder entregar al mundo su pequeño fulgor.





domingo, 5 de septiembre de 2021

Susurros del I Ching. Hex. 32, La Duración, Autorrenovarse.


 


El largo plazo es la verdadera prueba de la voluntad y de un carácter cultivado.


La agitación es contraria a cualquier duración.


Vivir erráticamente sin un sentido claro es como vivir entre la cerrazón brumosa de la montaña. 

No es el movimiento definido de un andariego, quien confiere a sus alas la libertad de moverse ora aquí, ora allá, experimentando el mundo con un cristalino sentido de andar.


Los cambios y movimientos, si orientan la energía en un sentido preciso, sostienen la permanencia. 

Los cambios y movimientos erráticos, sin una orientación definida, finamente conducen al abandono y al estancamiento.


Afuera movilidad extrema.

Adentro suave brisa y crecimiento interior.


¡Qué propicio es tener adónde dirigirse!

Ser bendecido con la visión de una misión definida, con haber descubierto el propio talento y la íntima esencia. 

Una vez clarificado ese asunto, la perseverancia se vuelve más fácil y llena de sentido. Las tareas adecuadas para la marcha acuden a uno naturalmente.


La duración nada tiene que ver con algo inerte, que meramente perdura en el tiempo en un estado de detención.

Se trata de un gran movimiento que contiene avances, modificaciones, renovación permanente, y que visto desde una perspectiva cósmica sostiene un rumbo claro y preciso.

Como las estaciones del año,

Las fases de la luna,

Las órbitas de los planetas,

O una vida plena y llena de sentido.


Autorrenovarse una y otra vez con una  orientación marcada.

El camino está compuesto de infinitas llegadas y nuevos comienzos, con una persistencia tenaz.


Cuando tu “Te” se manifiesta en plenitud llegas a ser lo que está en tu verdadera naturaleza ser.

Cuando alguna vez, alineado al simple sentido del Tao pudiste vislumbrar el motivo último de tu viaje, cuál es tu verdadera tarea en este barco,  cuáles son tu talento y tu virtud, permanecer en el camino se hace más sencillo. Ya nada puede distraerte del sendero que has de recorrer.


Y la permanencia se hace fluida, sin esfuerzo, espontánea, como todo lo que es verdadero y naturalmente alineado a su propia esencia. 


Un carácter firme y profundo puede obrar la perseverancia.

La duración no puede llevarse a cabo por un espíritu errático, débil y superficial en sus cometidos.


No pretendas demasiado pronto la duración. Primero descubre tu misión. Fija el rumbo e inicia el camino. La caminata de mil millas comienza con un solo paso.


Si no cultivas el carácter, si no lo haces firme en lo pequeño, jamás podrás ser firme en lo grande. Si no descartas la banalidad la vergüenza de infinitas derrotas será tu compañía.


Vete ya de los lugares incorrectos en los cuales no existe ningún tesoro para ti ni herramienta valiosa para tu tarea.


Ordena y da sentido a tus polaridades. Integra al ánima y al ánimus. Nutre o calma la hembra y ubícala en su lugar. Nutre o calma el macho y dale su verdadera tarea. La integración de los opuestos complementarios es el único medio que puede conferir verdadera duración a tu camino hacia la conciencia.


Descubre.

Fija el rumbo.

Cultiva el carácter.

Autorrenuévate una y otra vez con un sentido superior, que te trascienda por completo, que te saque de tu pequeño Yo que empieza y termina en sí mismo.

No vaciles.

Con el paso del tiempo, como una suave brisa interior en medio de los truenos, la duración de tu obra te sorprenderá.


Susurros del I Ching, hex. 32, La Duración, Perseverar, Autorrenovarse, las fases de la luna.

sábado, 4 de septiembre de 2021

El ladrón


 



"Cultiva el Tao como un ladrón: que ni siquiera tus amigos, tu pareja o tus hijos sepan nada de ello.

Hazlo con total discreción, como si se tratase de algo absolutamente prohibido.

Pasa desapercibido ante los ojos del mundo. Que las cosas cotidianas sean tu templo y tu dojo de práctica.

Que no haya vestido ni peinado ni adorno que te distinga. Invisible es el Tao. Mas nada queda sin hacer. 

Las plantas crecen y maduran, los animales nacen y mueren, la marea sube y baja, y uno no es necesario para nada.

Nadie verá nada extraño, pero quien esté atento observará un sutil brillo en tu mirada, una luz particular en tu modo de hacer las cosas.

No te quedes en ese halago silencioso, en ese callado aplauso. 

Sólo continúa. No hay nada especial, y todo está cargado de magia al mismo tiempo."

Jbv


viernes, 3 de septiembre de 2021

Curar escuchando

 



Existe una magia curativa en la escucha.


El mundo se afirma a sí mismo mediante el ruido, el incesante parloteo hueco y centrado en el yo, en la propia historia. 


Ya no hay lugar para el vacío, para escuchar y dejar que esa energía mueva, circule, se desatasque y vuelva de manera sanadora para quien padece o precisa ser escuchado.


No escucha el médico,

No escucha el psicólogo,

No escucha el terapeuta,

No escucha el padre,

La madre,

El amigo,

La pareja.


Todos hablan, tienen la posta. Y el ruido es ensordecedor.


Doña Pastora era “la sabia de la montaña”, como le llamaban en la mística región de El Siambón. Por pocos meses me perdí la gracia de conocerla, pero todos los relatos que me hicieron de ella coinciden en que su don supremo era curar escuchando. A su rancho acudían de todo el norte del país a transmutar sus padecimientos en el cuenco espacioso que era esa mujer que partió al silencio a los cien años se servicio.


Estar presente mientras el otro te está hablando. Oír el sentido profundo de su palabra y la energía oculta que se está manifestando en ese decir.


Estate ahí. Colocate habitando un profundo silencio. No des tu opinión si no te es solicitada, no empieces a hablar de vos. No interrumpas, da espacio, que tu gestualidad sea receptiva, no quieras resolver, no emitas un juicio interior.


Simplemente escucha callado. Ese es tu mayor discurso y mensaje, tu enseñanza sin palabras, tu herramienta sanadora. 

Y además un gran elemento de autodiagnóstico: ¿Te cuesta estar callado y atento mientras otro habla? ¿Te produce hasta una incomodidad física? ¿Te genera ansiedad y no podés esperar a que el otro termine para decir lo tuyo?

Lo que sale de la boca del otro: ¿Es tan sólo un ruido molesto que solamente esperás a que cese para empezar a hablar vos?


La escucha, un poderoso instrumento infravalorado en la sanación.


Podés ponerlo en práctica ahora mismo.


En tiempos donde progreso humano es distanciarse y acelerar los audios de wsp para no perder tiempo, un valioso contraveneno es callarse uno y escuchar al otro.