sábado, 11 de septiembre de 2021

Simplemente sentarse


 


Sentado en dulce contemplación, todo discurre por sus cauces naturales y yo no soy necesario para nada.


Me desintegro, me vuelvo viento, cenizas y no hay ya un cuerpo que contenga a este observador que sin poder articular lenguaje se ríe de la brutal broma cósmica.


Una voz muy antigua dice “Mana”, y me marca el camino para siempre.


Todo se ordena sin intervención. Todo se entorpece cuando estoy.


Y me corro, y suspendo la incredulidad, y los caminos se abren sin esfuerzo, y todo me resulta suficiente.


El sol sale y se pone tranquilo. 

El río sube y baja sin forzar.

El pasto crece solo y la garza continúa su elegante meditación.


Las personas se acercan y se alejan buscando quién sabe qué cosa de la imagen que tienen de mí, sin saber que yo no existo, ni ellos tampoco. 

Que soy y son lo que queremos ver desde nuestros traumas, proyecciones, anhelos, carencias, terrores y pulsiones más primarias.


Y que sin embargo estar aquí, sin que nos tome el mundo, es la más grandiosa magia a investigar y develar.

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