viernes, 19 de marzo de 2021

El gendarme de la consciencia


 

El gendarme de la Aduana de la Consciencia tiene su reglamento y dice: "Yo soy consciente", por eso la garompa que yo practico o ejerzo es "Garompa Consciente".


Por lo tanto, soy el portador de la varita que traza en la tierra la línea divisoria, la frontera de la iluminación. Quien no practica la Garompa a mi modo, por supuesto, es un inconsciente. Vive dormido.


Y así, el gendarme vigilantea con su escáner la propiedad de ser consciente de todo:


Alimentación consciente, sexo consciente, meditación consciente, caminata consciente, salto, conversación, respiración, canto, tocada de tambor, masturbación, risa, carpintería, masculinidad, sueño, sentarse, pararse, discusión, conducción, pintura, huerta, relaciones, paternidad, maternidad, hermandad, mascotismo, educación, eyaculación, chamanismo, vacación, masticación, lectura, poesía, femineidad, limpieza, crianza, comunicación, jardinería, menstruación, mateada, fútbol, divorcio, defecación, y un largo etcétera.


Yo, consciente.

Usted, (si no está de este lado) inconsciente, una pobre criatura dormida.


Y así el Gendarme te ordena ponerte manos en alto contra la pared, y te palpa cuidadosamente.


Dice un apotegma de Hesiquio del Cerro: "Despierta, por supuesto, mas apenas hayas levantado el dedo para señalar a alguien, habrás caído nuevamente en un sueño mucho más profundo".


Allí, en la aduana, el gendarme registra tu nivel de consciencia bajo el amparo del único reglamento válido: el suyo.


Jbv.


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