viernes, 5 de marzo de 2021

Un rayo de luz en el agua



 Tu cuerpo no es un mero objeto de veneración. Es una dación de las mil transformaciones de la tierra, el agua, el aire y el fuego. Es un templo, si, donde habita la divinidad. ¿Pero qué templo tiene demasiada importancia? La orilla es también un lugar sagrado si al menos una conciencia, dos o tres nos reunimos en Su nombre.


Tu vida es un rayo de sol reflejado sobre el lomo del río de piel de león. No la dramatices por demás. Apenas la nube se inquiete por un mero soplo de viento dejarás de existir. Y no es para tanto.


Solo limpia el canal, el vínculo con el Gran Misterio. Conversa con el brujo espinoso, oye los versos del desmesurado santito poeta y ya, deja correr los asuntos y que todo siga su curso. No estorbes más. Quitate del medio.


Tu mente y tu espíritu no son tuyos como para que los estés controlando y andes molestando y moldeando a gusto de doctrinas, caminos espirituales trazados con regla y demás tonterías.


Sentate quieto sin hacer nada a drede. Deja nomás que sigan el proceder natural del Cielo y de la Tierra y disfruta de detener el juicio de una vez por todas, de abandonarte en la contemplación de ese mecanismo perfecto.


Dejate llevar por el éxtasis de ser una fugaz partícula de luz que cae a las aguas plateadas una mañana cualquiera.


Jbv


No hay comentarios:

Publicar un comentario