Hay nubes, más no llega el alivio vital de la lluvia.
El viento corre alto en el cielo.
Tu naturaleza interna es pura y noble, fuerte y salvaje. ¡Refina tu tosquedad! ¡Suaviza esas púas, erizo!
A veces no es momento de actuar, aunque te sepas fuerte.
Pequeñas y vulgares fuerzas se oponen a tu acción. ¡No seas áspero! Adentro aún llevas niños caprichosos.
Esa oposición no puede durar mucho. Toma conciencia de dónde proviene esa resistencia y suaviza con nobleza tus modos. Abre tu mente al sol y a la compasión.
A veces los pequeños buscan manifestar y afirmar su yo oponiéndose a lo sublime.
Pero ese tiempo no dura. Pasa.
Pura nube, ninguna lluvia.
Aprovecha el momento de detención, donde lo pequeño domestica un instante a lo grande, y practica el amor pasivo, desterrar el juicio, dejar en paz y dulcificar tus modos con aquellos ínfimos, que como niños patalean un rato y luego se les pasa.
¡No te opongas! Solo vigila a tus niños caprichosos. Abrazalos.
Pura nube, ninguna lluvia.
Texto y tinta china Jbv.
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