lunes, 31 de mayo de 2021

No ir más allá de la situación




 

En la comunidad del juncal,

Los guerreros no detienen jamás su marcha.


Se acechan los pensamientos y las motivaciones,

Para no ir más allá de su situación.

La situación del junco y los juncos,

De lo particular y la totalidad y su armonía secreta.

Del biguá haciendo malabares con el bagre,

Del río y sus reflejos,

Del carancho que corta el viento y se pasea despreocupado e impiadoso por el sol.

De las nubes y sus formas, colores y juegos de ingenio.


Esa situación, aquí, ahora, sin diálogo interno.


Se para el mundo, se ven los intersticios de la realidad por los que siempre queda un espacio para moverse y actuar desde la quietud. Una imponente quietud que invita a los diez mil seres a poblarnos como una montaña.


"No ver los bueyes enteros" dijo un sabio loco que soñaba ser una mariposa. Ver los huecos, no porfiar, transitar por los espacios vacíos de la realidad, despojados de la importancia personal que siempre pretende guiar el viaje.


Derrumbarse a los pies del gran río, rendirse por completo, no ser más que un sueño, que una mariposa que sueña ser nosotros mismos bajo el ceibo del amanecer.


viernes, 28 de mayo de 2021

En la ronda


 

El que nunca cede,

El que jamás vislumbra el germen de un mal humor y lo deja crecer hasta orientarlo hasta su víctima inocente.

El que se ofende,

El que no tiene nada más que aprender,

El que siempre toma y nunca da.

El que se ve superior,

El que se piensa bueno, de intachable moral.

El que piensa mal a los demás,

El que reclama,

El que exige,

El que fuerza las cosas,

El que trama,

El que es muy especial.


Todos esos no se sientan en la ronda a callarse frente al río marrón y a compartir el matecito de la unión.


Todos ellos conforman el gran monstruo horrible.

Y todos tenemos semillas de esa abominable criatura que separa, aisla, castiga, señala. 


No hay lugar en la ronda frente al río marrón.


Dios tiene cara de otro


 

No hay camino al cielo de los alados que no sea de este mundo.

No tengo ningún interés en los flashes de los seres de luz.

Me gustan el sol y el río y las luces nocturnas del bodegón.


Cortar los cercos que nos separan de los otros. 

Si estás yendo al altar a dejar tu ofrenda, todito olor a palo santo, perfume de ángel y vestido blanco y naranja, pero tu hermano tiene quejas contra ti... Deja ya esa basura en el suelo y corre a la esquina a encontrarte con él.


¿A qué estúpidamente vanidoso dios puede agradarle esa dádiva manchada de sangre?


Vete ya a beber el vino de la unión, a reír, a salir de vos.

Los vínculos son el camino al cielo. El cielo es olvido de sí mismo.

Limpiar el vínculo con los otros es el arduo sendero humano, demasiado humano.


El arte de acecharse es ver el estado del hilo que nos une a la red de los demás. No de la abstracta humanidad, sino de los que están cerca tuyo, día a día, llenos de miserias y bellezas iguales a las tuyas.


Ofrendar allí toda nuestra energía, en el altar de una esquina, en el templo de la orilla, de la huerta, de la mesa compartida, del trabajo, de la casa, del partido del domingo.


Dios tiene cara de otro. El espíritu es la fuerza y la potencia impecable de tu decisión inclaudicable de limpiar esa mugre que te impide unirte a los demás.


lunes, 24 de mayo de 2021

La comunidad del juncal


 

Que bien va la vida cuando dejamos de lado toda manipulación,

Nos sentamos a formar parte de la comunidad del juncal y nos sabemos unidos por el rizoma invisible a los pies del gran río.


Y aprendemos a gobernar nuestros asuntos sin una interferencia activa,

Dejando atrás los polos y sin abrazar ninguna convicción.


Cuando el "cómo deben ser las cosas" ya nos causa una risotada y un poco de compasión.


Recibir los mensajes del sol y comprender que aun moviéndonos de aquí para allá todo el día podemos permanecer en calma, que aunque seamos tan sólo unos poetas macaneadores, que aunque de nuestra boca o la bic surjan palabras éstas no llevan ruido adentro.


Saber que a veces podemos perdernos, pero que el río o el recuerdo de lo Supremo nos devuelven al Camino correcto para cada cual, y la virtud personal florece en armonía con todas las cosas, fácil, simple, mágicamente.


Actuar ligeramente es perder la raíz, y ahí a todo se lo lleva el chanfle.

Vivir agitados es perder el gobierno.

No tememos ya vivir confusos, parecer ignorantes.


 Al margen las cosas pierden peso y la auto importancia es una vulgaridad inaceptable.


Dejar que las olas marquen los tiempos, vivir experiencias, plena atención, y luego aprender de todo aquello que está hablando a nuestro alrededor.


Callar, aquietar, hacer espacio y silencio para que la mente pura, el pensamiento acabado tenga lugar dónde surgir.


Hablo, si. Y jamás digo nada realidad... Nada que cualquiera pueda comprender por sí solo, apenas abriendo esa puertas que suelen permanecer cerradas.


Jbv



Pasear y volver


 Me gusta pasear despreocupadamente por este maravilloso jardín de gente.


Aceptar todo, excluir cualquier intento de control y manipulación.


No mover mucho las cosas intencionalmente y que todo tome por sí mismo la forma que le es propia y natural.


Sueño con llegar a ser como el lago, que abierto, calmo, ubicado en lo más bajo del valle recibe serena y alegremente a todos los cauces de aguas que confluyen en él sin distinción ni preferencias.


A todos quienes se acerquen a beber, dar sin juicio.


Vagar con mis pasos,

No permitirme el estancamiento interior.

Vagar en la mente silenciando el aburrido y agotador diálogo interno para que haya espacio,

Para que así el pensamiento auténtico,

La idea acabada, revelada, pueda florecer espontáneamente como florecen los cardones en la noche estrellada de los cerros.


Y quedarme sin palabras,

Y entonces solamente poder escribir un poema,

Atisbar una melodía,

Hacer un dibujo que llega por asalto.


Y seguir nomás, sin escaparme jamás del mundo de los hombres pero sin estar atado a sus agitaciones,

Inadvertido, invisible, ordinario,

Desapercibido entre todo el ruido de la feria.

Y llegarme cada tanto a respirar el aire del río, escuchar sus consejos,

Y regresar.


Ayni


 

Ayni amigos, actuar en el mundo desde el ayni, reciprocidad en todos los órdenes.


No se puede vivir siempre tomando y jamás dando.


El balance se rompe, el círculo se corta y se transforma en una línea dirigida al abismo.


Incluso dentro nuestro actúan fuerzas que deben ser compensadas. Sino lo harán por sí solas en forma de destino.


 Aquietamiento y acción.

Consciencia e impulsos.


Un gran tejido del que si tiras mucho de un hilo rompes la trama. 


¿Y quién es el tejedor?


Hay un Gran Misterio que invita.

Actuar desde el ayni en la vida cotidiana es un modo de penetrar en él.


No se trata de ir con el talonario de facturas en el bolso sino de perseverar en una disposición energética de armonizar tu vida en este concierto humano tan disonante. 


No puedes vivir tomando siempre y jamás dando.




¿A qué irse tan lejos?



 

Demasiado buscar es haber perdido mucho,

Irse muy lejos es no haber encontrado nada a tu alrededor.

No hallar nada a tu lado es estar enfocando mal las cosas.


Si sin salir por la puerta se puede conocer el mundo, si sin mirar por la ventana se comprenden los caminos del cielo, ¿a qué salir alocadamente con tanta desesperación?


Mejor sentarse quieto sin hacer nada, no ir en los pensamientos más allá de nuestra situación,

Tejer en el telar de seis cuerdas antiguas melodías del campo y recoger de la gran bolsa del viento hilachitas de artes olvidadas.


Ya demasiado ruido hay en el mundo,

Demasiada oferta de extravagancias.

¿Y si la iluminación está en una mesa compartida, en una botella de vino, en la escucha atenta a los hijos, en una canción cantada con el hermano que ha vuelto?


No hay méritos para la gracia. Dios la da al que se le canta la regalada gana. 

Mejor olvidarse de esas tonterías y dedicarnos a las cosas más conmovedoramente humanas que encontremos en este maravilloso jardín de gente.


Jbv


domingo, 23 de mayo de 2021

Como el tonto de la colina


 

Como el tonto de la colina miro al mundo girar y girar

En sentidos extraños para mí

Y hacia rumbos que no deseo compartir.


Como los viejos hombres de las cavernas, 

Me guardaré en el interior con la única preocupación de mantener encendida la llama.


Abrazar lo insólito, lo inesperado,

Aún lo desagradable e incomprensible con toda la disponible serenidad,

Sin decir, sin señalar, sin pensar mal a los demás,

Se ha vuelto hoy mi camino posible.


Como el tonto de la colina,

Miro al mundo girar y girar,

Tanteando la perfecta quietud

Mientras todos se regocijan en su absoluta certeza y la seguridad en sus convicciones.


Un camino, un rumbo, 

Cosas que pasan como agüita del cerro.


Quietudes


 

"Por eso es el orden de las mutaciones aquello a lo cual el noble se entrega y por lo cual encuentra sosiego". 

(Ta Chuan, El Gran Tratado)


Y así sentarme despreocupadamente en la quietud,

Frente a las barrancas que miran el gran río, 

Comulgar ritualmente con el humito del silencio y la presencia,

Consultar en el viejo libro las mudanzas del acontecer entre el Cielo y la Tierra.

Penetrar en los misterios de la diosa salvaje,

Beber la santa infusión de las mañanas,

Escribir estas banalidades mientras llueve y el mundo de los hombres toma decididamente rumbos inciertos.


De nidos y raíces


 

El nido es un instante entre vuelo y vuelo.

El silencio es un momento entre nota y nota,

Entre palabra y palabra.


La raíz es el secreto mejor guardado del fruto que caerá no muy lejos del árbol,

Y de la semilla que volará distancias en el vientre del ave.


Todo es una constante mudanza,

Una permanente migración entre un lugar y otro,

Entre un estado y el siguiente.


Y sin embargo la raíz de la propia esencia es el secreto mejor guardado que se lleva dentro.


Allí, en ese espacio de detención, en ese breve anidar,

Se para el mundo,

Se silencia la mente,

Se produce la hondura y la quietud.


Allí maduran y germinan todas nuestras cosas más valiosas.

El pensamiento puro y auténtico surge como por magia de rincones insospechados cuando toda esa telaraña de diálogo interior residual se corta y se calla.


Nuestro camino correcto aparece cuando nos detenemos un instante.

La palabra precisa proviene del silencio.


Quien conozca el balance y la armonía entre el anidar y el volar, el hilo invisible entre la raíz y la semilla en el vientre del pájaro,

Posee las llaves de todas sus primaveras y de todos sus inviernos. 


Texto Jbv

Ilustración Mariana Zuñiga.




lunes, 10 de mayo de 2021

A la orilla del río


 

Refugiarse del pasado en el presente es tan engañoso como huir en fantasías hacia el futuro.

La conciencia abarca la totalidad del tiempo, la luz y la sombra.
La redención es volver al pasado y decir sí.
El presente fértil y activo es el humus de un futuro abrazable.

Mientras, vagando libre y al margen por la costa no me preocupo por nada.
El río mece el juncal,
El sol juega coloreando las nubes,
El humito del incayuyo se pierde entre las cotorras que comen los frutos de la palmera.

Un viejo Camino trazado por un anciano que se marchó sobre un buey orienta mis pasos inciertos.

Un brujo espinudo me sacude la modorra de tanto en tanto.
¿Qué hacer con todo este mundo que no comprendo?
Todos parecen tan seguros,
Tan brillantes, agudos,
Tan felices.
Sólo yo permanezco embobado, sin saber muy bien qué decir.
Desorientado, como un holgazán que debe de pronto rendir cuentas al patrón.

Desde la orilla alcanzo pobres y fundamentales comprensiones que el gran río me susurra y
Que soy incapaz de comunicar.
Me sonrío un poco, y sigo sentado, quieto, sin hacer nada.

Jbv

Así habló el brujo


 

No habló el brujo de un abstracto amor universal ni de esa ñoñería de amar a toda la humanidad.


Me habló susurrando a mi corazón, entre locas canciones y el silbo salvaje del juncal. Me habló de ese amor crudo, palpable, real de los actos cotidianos hacia las personas concretas que te rodean.


De ese que sabe ceder cuando una tensión podría romperlo todo y que en el vacío se transmuta en abrazo y re-unión.


Del que está cuando todos andan sueltos y risueños pero hay uno en un rincón con la mirada lejos.


De ese amor que acompaña al hijo, aún sin comprender. 


De ese amor transformador de quien logra actuar siempre desde una conciencia superior, fuera de su propio "cómo deben ser las cosas" resolviendo fácil, casi que sin hacer, asuntos realmente complejos.


De ese que desde una voluntad interior impecable, inconmovible, hace lo que siente en lo más profundo de su ser y sigue el Camino que se ha impuesto a sí mismo. 


De ese que desde la atención vigilante puede desactivar en el acto un mal humor, una mala contestación, un gesto de mierda, una estúpida ofensa, un frío silencio cargado de veneno.


Del que es abierto, no centrado y enfrascado en su tan especial búsqueda superior que permanece ciego y desinteresado ante el mundo interno de todos lo demás.


El brujo me susurró de ese profundo amor a la vida, a la libertad, a la experiencia sin el tamiz del dogma, la ideología o la oxidada moral de esos encapuchados del mundo viejo.


El amor a estar en el río y al sol compartiendo el no hacer nada con todos los que van al margen de las autopistas, como aquellos excéntricos siete sabios del bosquecillo de bambú.


Del que comprende al fin a esos padres que no tuvieron la menor idea y que llegaron hasta donde supieron y pudieron.


El que ama a todos no ama en verdad a nadie.

 

Quien se escapa de sus sombríos rincones los proyecta en los demás llenándolos de sombras propias. Sobre todo en los que están más cerca y lo aman.


El que se conoce a sí mismo realmente no puede más que tener un corazón abierto y compasivo.


De ese amor me habló el brujo. Del que es tan abrumador que al otro le hace bajar la guardia y lo desarma por completo. 


Del que calla una opinión porque no es el momento indicado, y porque en definitiva no tiene la menor importancia. El que dice la palabra, incluso con dureza, para remover el impedimento de su amigo o de su amante.


De ese amor que si bien no participa emocionalmente de los caóticos asuntos del mundo, jamás desatendería afectivamente a quienes sí lo hacen.


De ese amor me habló el brujo, del que se expresa en acto. Del que mete la mano en el bolsillo, del que pone un plato más, del que abre el cajón y saca uno de los dos pantalones que tiene, del que no guarda un vino bueno para cuando venga el personaje importante, sino que lo comparte con el que ha venido hoy a tocar la puerta y a compartir la mesa sencilla.


De ese que deja pasar una afrenta porque entiende que no es con él, sino que proviene de un profundo y lejano dolor.


De ese que no cree en un dios al que hay que rendir cuentas, sino que sabe fehacientemente que la divinidad habita en cada persona, y que hacia ellas se debe la auténtica devoción.


Ese que descarta la espiritualidad (sea lo que sea eso) alienante y aislante, la permanente inteligencia, la pronta respuesta, la necesidad de razón y la aguda opinión. ¡Qué impedimentos! No son más que obstáculos en el camino del amor del que el brujo me habló.


No lo dudes ni un segundo -me dijo-, desde allí, desde ese amor del que te hablo, siempre tus pasos hallarán el camino correcto y la respuesta clara a tus enigmas.


Solamente no te distraigas, me dijo.


lunes, 3 de mayo de 2021

Susurros del I Ching. Hex. 37, El clan


 

Alimenta tu hembra, disminuye un poco al macho.


No agreguemos más yang a un mundo que ya tiene en extremo.

Nutramos el yin, con toda la fuerza de nuestra consciencia.


Más amor, más tranquilos, más despacio, más abajo, un poco menos de ruido, más acción invisible.


Cultiva y persevera en tu flexibilidad,

En tu capacidad de ceder,

En tu blandura,

En tu suavidad.


Nutre al mundo desde tu puerta de misterios. Vuélvete la madre del mundo armonizando las relaciones de tu clan interior. Y a la vez sin intención.


Que el viento de tu influjo llegue hasta comarcas lejanas desde tu luz y claridad. Y a la vez, sin buscarlo.


De ese fueguito interno provengan tus palabras, vehículos de tu poderosa verdad personal.


Desde allí, desde la hembra cultivada todo tu ser se vuelve acción correcta. Tus pasos toman siempre el camino adecuado. Mansa, natural, espontáneamente.


Armoniza todas las relaciones de tu clan interior. Alimenta a la hembra, dale a todas tus fuerzas y disputas familiares internas una suave jerarquización. Prende el fogón en el centro de la casa, invita a todo tu clan al buen vivir.


Suave, naturalmente, la brisa de la armonía de tu clan interior se proyectará hacia mil distancias, y por todos los caminos y senderos de la comarca el influjo de tu presencia hará sonreír al pueblo cuando se escuche tu nombre.


Un clan en armonía, donde cada cual ocupa su lugar con amor es una fuerza poderosa con un movimiento que va de adentro hacia afuera. 


El clan es el arcaico lugar interior a donde pertenecemos. Vivir ahí es nuestro inevitable. No puedes ser otra persona. Ordénate, acomoda las relaciones con tus fuerzas psíquicas. 


Una poderosa, clara y luminosa energía interna.

Una consecuente, coherente, perseverante conducta en lo exterior.

Estas dos características son la única posibilidad de un mensaje eficaz, capaz de expandirse como el viento.


Todo mensajero, docente, autoridad de cualquier tipo que no siga estos patrones será una chispita sentenciada a apagarse de inmediato.


Cualquier discurso, exhortación, prédica que no siga estos caminos está destinado a la falsía y la intrascendencia.


El Clan es el ordenamiento interior y exterior por medio del camino de la luz de una poderosa y honesta  consciencia.


Jbv. 

Susurros del I Ching, hex. 37, el Clan. La casa, la morada, habitar, residir, morar, fundar un sólido hogar.


sábado, 1 de mayo de 2021

Lo que hay muestra lo que falta


 

Se llena de moralistas cuando el eje interior se ha perdido.

Se plaga de adoradores de la ley y los dictámenes cuando el propio rumbo es incierto.

Se llena de culpabilizadores de la juventud cuando el propio espíritu está ya viejo y avinagrado.

Se siente pavor ante el bosque salvaje cuando se es un animal doméstico.

Se llena de odiadores de la alegría ajena cuando la amargura y el espíritu de la pesadez han poseído por completo la propia alma.

Se yutiza el mundo cuando se es incapaz de autogobernarse.

Se mira al vecino cuando en la propia casa se está solo.

Se paraliza ante la muerte cuando todo lo que expresa vitalidad y hasta la propia vida causan espanto.


Nunca es el otro.

Jamás está afuera.

La guerra es interna siempre.

¡Qué desenfreno interior tienen los vigilantes del mundo!

El odio es personal.

La vejez un estado del alma

Y la amargura una gota de veneno que crece en el manantial del espíritu puro y claro.


Como dice mi querido máster: "Nunca es tarde para tener una niñez feliz"...


El Tao inaprehensible, San Agustín y el niño

 


El taoísmo no niega el valor propio de la lógica y del pensar discursivo y calculador, ya que son de utilidad en el universo de las cosas, los fenómenos, los problemas ordinarios, la resolución de cuestiones técnicas y en el costo beneficio de los negocios de los hombres.


El mundo del Tonal está signado por el raciocinio, el silogismo, el vocabulario florido, el sofisma y el anhelo de convencer, de tener razón. Por la afirmación y la descripción analítica del mundo.


Pero en el mundo del nagual, cuando se trata de alinearse al Tao, a una consciencia superior, al sentido profundo de la realidad, a la integración del individuo en la Totalidad, ese modo de pensar es inútil, insatisfactorio e incapaz de encaminarnos hacia o de mostrar la verdad.


Quizás el único salvoconducto sea el silencio cuando se trata del nagual.


Por eso, Lao Tsé dice del sabio que ha penetrado el Tao: 

"El que ha visto y experimentado no habla,

El que puede hablar, no ha visto ni experimentado nada".


"El Tao que se puede expresar con palabras no es el verdadero y absoluto. Aquello que se puede mencionar del Tao no son sino sus más lejanos reflejos."


Lao Tsé entendió esto a la perfección y es por eso que habló tan poco. Y extorsionado por el guardián de la frontera del oeste, obligado a dejar por escrito su sabiduría, eligió, entre todas las herramientas del pensar y la palabra, el modo que más puede acercarse al inasible mundo del nagual: la poesía.

Y una poesía que jamás afirma positivamente qué es el Tao, sino que rodea y señala a través del humor, la paradoja y el absurdo.


Por eso la poesía nos salva de la locura de querer mostrar y no poder.


Así el maestro nos enseñó que quien orgullosamente afirma demasiado, enuncia y describe con grandilocuencia está a años luz del meollo del asunto.


Lao Tsé y Chuang Tzu nos enseñaron que el Tao se encuentra entre quienes carecen de ruido interno, que incluso hablando estas palabras no llevan ruido dentro. Que hablan poco, jamás afirmativamente, siempre dudantes como quien pisa un río congelado a punto de resquebrajarse. En aquellos cuya palabra es fresca, simple, natural y espontánea.


El conocimiento es infinito. El Tao es indescriptible, el mundo del nagual es inasible para la limitada mente pensante.


No se puede hacer como San Agustín, que pretendía entender los misterios de Dios y la trinidad con su pequeña mente. Esa lección la recibió por supuesto, de un niño, aquellos que están más cerca del Tao, que nadan con comodidad en el océano del nagual. Un pícaro risueño, alegre, irreverente. 


Este niño iba hasta el mar, cargaba agua en un cuenquito, y con sumo cuidado caminaba por la arena hasta un pequeño hoyo. Allí volcaba el agua y volvía al mar.

Agustín lo miraba con sorna y le preguntó: 

-¿Qué haces?

-Voy a meter toda el agua del mar en este pozo. Rió y corrió de vuelta a la orilla.

-¡Eso es imposible! Dijo el santo sabio.

-Imposible es lo que intentas hacer tú. Respondió el pequeño pillín riendo insolente. ¡Querer comprender los misterios de Dios con tu pequeña mente y luego andar por ahí queriendo explicarlo con palabras! Mi pozo es inútil para contener el océano. Pero tu capacidad de comprensión es muy inferior para contener a Dios, y el lenguaje es absolutamente imperfecto para describirlo. ¡Dejame en paz! Todavía me falta mucha agua por meter en mi hoyo.


Jbv


Modos de aprender


 

Aprendizajes y prácticas, lo esencial y lo accesorio.


El clásico antiguo Wen Tzu dice: 


"Si llegas realmente a la raíz, no quedarás confundido en las ramas. Si sabes lo que es esencial, no estarás aturdido por las dudas".


Esta es la clave para cualquier aprendizaje. Toda disciplina tiene sus reglas, herramientas, técnicas y leyes. Y también tiene una raíz y una esencia que captar. Si se quiere tener "kung fu" en cualquier arte que emprendas, o ser un mero repetidor.


Las reglas y leyes llevan por el camino al practicante hasta que logra captar la esencia, llegar a la raíz. Si solo se queda con las leyes, y no alcanza la esencia y el meollo del asunto, es como quien se queda atrapado entre las ramas.


Los hesicastas del desierto enseñaron que una vez que la oración penetró el corazón, ya no hay imagen de la divinidad, no hay ya conceptos discursivos ni adorno religioso. Sólo la esencia del santo nombre en lo profundo del silencio.


El Tao que se puede nombrar no es el verdadero, es sólo lo accesorio y la forma exterior. El Tao esencial y eterno sólo puede ser captado por un espíritu sin discurso.


"Aprende las reglas y luego rómpelas", enseñaba Basho, el supremo maestro del arte del haiku.


Chuang Tsé también lo enseñó: "Cogido el pez, olvídate de la red, captado el concepto, olvídate de las palabras".


La forma y el ritual sólo tienen sentido si conducen a la esencia. Sino, es pura pantomima y letra muerta.


Decía el sabio suizo Carl Jung: "Una vez que los conceptos metafísicos han perdido su capacidad de rememorar y evocar la experiencia originaria, entonces ya no solo se han vuelto inútiles, sino que se muestran como auténticos obstáculos en el camino hacia un desarrollo ulterior".


El místico cristiano Ekhart también lo entrevió cuando abandonó todo lo accesorio: "Y en medio del silencio me fue dicha la palabra secreta".


Finalmente, así lo ha cantado nuestro maestro Yupanqui:


"Pa cantar bagualas

No cuenta la voz,

¡Solo se precisa

Poner en la copla todo el corazón!


Lo que dentra a la cabeza

De la cabeza se va,

Lo que dentra al corazón

Se queda y no se va mas.


Si son cosas verdaderas

Llegarán al corazón.

¿Tu quieres saber por qué?

Escúchalo bien:

Que al corazón solo dentra la pura verdad,

Palabrita 'i Dios, la pura verdad."


Jbv


¿Quién está al mando?


 

¿Qué fuerzas  gobiernan nuestras vidas?

¿Es acaso el instinto, la voz de la especie y los poderes arquetípicos, o es la consciencia personal?


Dijo Diótima al viejo filósofo: "El eros, querido Sócrates, es un demonio poderoso".


¿Es la decisión consciente tu camino o son los poderes internos quienes conducen? ¿O acaso una "Voluntad divina" que rige desde el exterior?


Un desmedido orgullo por la auto consciencia prepara el terreno de una brutal caída. Pasar por alto los ocultos y quizás ignorados motivos de nuestros actos y actitudes alimenta al monstruo que vive en nuestras profundidades.


Toda la parafernalia verbal que usamos para ordenar nuestro impecable mundo moral es el alimento preferido de la bestia que aún yace al fondo de nuestra caverna y el lo hondo de nuestros mares.


Nunca el mundo estuvo más arrasado por las fuerzas inconscientes, por el impulso feroz, por los más implacables instintos, por toda la numinosa fuerza de los arquetipos del inconsciente colectivo. Y a su vez, desde un disfraz y discursos más civilizados, más pulcros, más conscientes, científicos, racionales y políticamente correctos.


Si a un individuo puede destruirlo la fatal caída desde su falsa consciencia, el tropezón de la humanidad podría ser de antología.


Todos los ritos, dogmas, símbolos, imágenes, teologías, incluso hoy día la tan cacareada "ciencia" son intentos de ordenar el caos sin manija que son las fuerzas que nos corren por dentro como especie, llamadas arquetipos del inconsciente colectivo.


Eso han pretendido todos los cultos e intentos de orden desde la caverna hasta hoy. Con la diferencia de que antiguamente se dejaba espacio para la actuación de la fuerza oculta, el Gran Misterio, lo cual presumía un cierto grado de humildad, al reconocer que había impulsos o poderes que no nos era posible manejar a voluntad.


En los tiempos modernos, en los que dios ha muerto y el Gran Misterio no tiene lugar, también han sido utilizadas para esta función de primerísima importancia para la salud psíquica de la humanidad las ideologías y corrientes de pensamiento. 


Todas ellas también muros de contención, acequias para conducir esas corrientes subterráneas que fluyen dentro de cada individuo, que son patrimonio de toda la especie desde que el Ramaphitecus bajó del árbol.


Así, cada cual se alistará en el culto o ideología que conduzca y ordene mejor las potencias arquetípicas que con más fuerza empujen dentro del sujeto.


En lo individual, creará toda una serie de relatos y mitología interior para justificar todo su accionar personal y darle un buen traje de "libre albedrío" y decisión consciente y moral al curso de su vida.


Tal vez por ello el célebre apotegma de Hermann Hesse: 

"Los deseos e inclinaciones personales tienen una extraordinaria habilidad para disfrazarse de ideología".


¿Qué fuerzas  gobiernan nuestras vidas?

¿Es acaso el instinto, la voz de la especie y los poderes arquetípicos, o es la consciencia personal?


José B.V.


El aquietamiento: la práctica de la no-meditación


 


No siempre la fuerza gana. A veces la suavidad puede ser la estrategia más eficaz. 


Si a lo que ejerce fuerza sobre vos le quitas el punto de apoyo, no podrá hacer pie para dominarte.

Si resistes rutinariamente con fuerza, a veces hallarás una fuerza mayor y serás vencido.


No le des punto de apoyo a la afrenta, aprende a ceder. El vacío es más útil que cualquier poder. 


Cede internamente a tus resistencias. Suelta toda estrategia, vomita tu inteligencia y abandona toda maquinación contra los demás. 


Lo blando y flexible vence a lo duro y fuerte. 


Práctica: 


Sentate quieto sin hacer nada. Dale a tu cuerpo una postura cómoda, él te la pedirá. Olvídate de tu cuerpo, no vayas en tus pensamientos más allá de tu situación. 


Se espontáneo, no fuerces nada, ni la postura, ni la respiración, ni el enfoque de la mente. 


Simplemente sientate frente al río, frente a la llanura, el mar, la montaña. Contempla sin dirección: Las olas, las hojas, los bichos, los pájaros, las nubes, los sonidos. El tiempo que lo disfrutes. Luego, como un gato, que sin razón aparente y con magistral displicencia simplemente se levanta de su pachorra y se va.


Que afuera el mundo siga su curso. Por un rato no participes, no lo resistas. Cede al protagonismo. Contempla sin iniciar el diálogo interno. 


La mente necesita un punto fijo para iniciar un hilo de pensamientos. Simplemente no se lo des. Cede. Si inicia el diálogo, simplemente cambia el foco hacia los detalles de un árbol, luego hacia el pasto, luego hacia el caminito de hormigas, luego a la garza  mora que pasa, luego a la nube. Solo quitale punto de apoyo a la mente. Suave, espontáneamente. 


El aquietamiento se produce gradual y naturalmente. El cuerpo encuentra su comodidad, la respiración  su fluidez, la mente su silencio.


Goza el pleno presente de los detalles de tu contemplación.


Si una rama es muy rígida se romperá. Resiste y perecerás, conoce cuando ceder y vencerás.


Jbv

Acuarela: Mercedes Bellver


Utilidad de lo inútil


 La excentricidad de andar el Camino de lo obvio,

De usar la utilidad de lo inútil,

De la plenitud del vacío.


Poner la mente al sol,

El cuerpo al movimiento

Acallando el abrumador diálogo interno.


La danza del juncal

La pedagogía callada del Río.


Cuidar el tesoro interior,

No dilapidarlo en la búsqueda de notoriedad ni en banales ansias de poder.


Haz lo tuyo, cuidando tu auténtica esencia personal. 

Está allí, debajo de toda la mugre y el ruido. 

Cuando aparezca, el camino correcto se trazará sólo.


Es lo que le pasó al sol y a la luna, sin haberlo buscado, su destino es claro y evidente.


Dibujo Mariana Zúñiga


Pescador sin anzuelo


 

Pescador sin anzuelo,

Caminador sin destino,

Bebedor de vasos vacíos

Y contemplador de cielos internos.


Buscar la eterna palabra sin hallarla,

Esa que diga lo verdadero

Que muestra el brujo espinudo.


Habitando la paradoja,

Riendo con la sorpresa y el desconcierto.

Abrazando todo el abanico del ser mortal.


Olvidar bueno y malo

Cerrar el mandala

Y ubicarse en el centro.


Hurgar en la sombra 

Y caminar en la luz.

Bienvenir lo extraño,

Nacerse de nuevo

En cada comprensión.


Ser uno en lo contemplado

Adentrarse en el río de todo lo que sea humano.

Ver a Dios en los otros 

La red que entrelaza

A todo este jardín de gente.


Afuera...

Más allá....

Otros reinos....


Bueno, que se ocupen otros si quieren.

Yo aquí me quedo.


Jbv


Mi camino


 


Dejenme invertir mi tiempo en perderlo.

Pescar en el río sin anzuelo,

Olvidarme del mundo gris de la eficiencia y la productividad.


Llenarme de color e ir al margen de las preocupaciones, ocupaciones, esperanzas y desvelos de esos hombrecitos tristes y tan serios.


Vivir y andar por el bajo,

Oír a diario las enseñanzas calladas del Gran Río,

Ocuparme de no-hacer y pertenecer a esa extraña raza del juncal que se junta en esta orilla mientras el mundo de los hombres acelera su marcha inexorable hacia el abismo.


Amar a los que están cerca mío,

Renunciar a salvar a la humanidad

Y a defender absurdas ideas abstractas.


Abrazar e integrar lo extraño a mi vida como la cosa más natural en este Gran Misterio.


Una ola tras otra, el brillo en el agua,

Los cardenales en el ceibo,

El joven barbudo tocando el handpan,


El perro ladrando a la sombra del chimango que juega con su inocencia.


El servicio y la entrega a quienes golpean a mi puerta,

Mi amada Irpasi y los hijos que me dió.


Realmente no hay otro camino que me interese transitar.


Texto y dibujo: Jbv