sábado, 1 de mayo de 2021

¿Quién está al mando?


 

¿Qué fuerzas  gobiernan nuestras vidas?

¿Es acaso el instinto, la voz de la especie y los poderes arquetípicos, o es la consciencia personal?


Dijo Diótima al viejo filósofo: "El eros, querido Sócrates, es un demonio poderoso".


¿Es la decisión consciente tu camino o son los poderes internos quienes conducen? ¿O acaso una "Voluntad divina" que rige desde el exterior?


Un desmedido orgullo por la auto consciencia prepara el terreno de una brutal caída. Pasar por alto los ocultos y quizás ignorados motivos de nuestros actos y actitudes alimenta al monstruo que vive en nuestras profundidades.


Toda la parafernalia verbal que usamos para ordenar nuestro impecable mundo moral es el alimento preferido de la bestia que aún yace al fondo de nuestra caverna y el lo hondo de nuestros mares.


Nunca el mundo estuvo más arrasado por las fuerzas inconscientes, por el impulso feroz, por los más implacables instintos, por toda la numinosa fuerza de los arquetipos del inconsciente colectivo. Y a su vez, desde un disfraz y discursos más civilizados, más pulcros, más conscientes, científicos, racionales y políticamente correctos.


Si a un individuo puede destruirlo la fatal caída desde su falsa consciencia, el tropezón de la humanidad podría ser de antología.


Todos los ritos, dogmas, símbolos, imágenes, teologías, incluso hoy día la tan cacareada "ciencia" son intentos de ordenar el caos sin manija que son las fuerzas que nos corren por dentro como especie, llamadas arquetipos del inconsciente colectivo.


Eso han pretendido todos los cultos e intentos de orden desde la caverna hasta hoy. Con la diferencia de que antiguamente se dejaba espacio para la actuación de la fuerza oculta, el Gran Misterio, lo cual presumía un cierto grado de humildad, al reconocer que había impulsos o poderes que no nos era posible manejar a voluntad.


En los tiempos modernos, en los que dios ha muerto y el Gran Misterio no tiene lugar, también han sido utilizadas para esta función de primerísima importancia para la salud psíquica de la humanidad las ideologías y corrientes de pensamiento. 


Todas ellas también muros de contención, acequias para conducir esas corrientes subterráneas que fluyen dentro de cada individuo, que son patrimonio de toda la especie desde que el Ramaphitecus bajó del árbol.


Así, cada cual se alistará en el culto o ideología que conduzca y ordene mejor las potencias arquetípicas que con más fuerza empujen dentro del sujeto.


En lo individual, creará toda una serie de relatos y mitología interior para justificar todo su accionar personal y darle un buen traje de "libre albedrío" y decisión consciente y moral al curso de su vida.


Tal vez por ello el célebre apotegma de Hermann Hesse: 

"Los deseos e inclinaciones personales tienen una extraordinaria habilidad para disfrazarse de ideología".


¿Qué fuerzas  gobiernan nuestras vidas?

¿Es acaso el instinto, la voz de la especie y los poderes arquetípicos, o es la consciencia personal?


José B.V.


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