martes, 22 de junio de 2021

La tierra es la ley del hombre


 

“La Tierra es la ley del hombre;

El Cielo es la ley de la Tierra;

El Tao es la ley del Cielo.

La ley del Tao es él mismo.”


Así enseñó Lao Tse la ruta hacia el retorno a nosotros mismos en su poema 25.


Muchas enfermedades y trastornos emocionales, mentales y espirituales no tienen otro origen que desobedecer la ley de la Tierra, que es la única ley por la que debemos regirnos. El libro de la naturaleza es nuestro “manual de uso” y norma de conducta.


Y sin embargo, en algún momento a lo largo de nuestra historia hemos decidido que ya no pertenecemos a la órbita de la naturaleza y desechamos su ley, infligiéndonos el más atroz daño como especie e individuos.


Ya no importa para nada lo que comemos, el modo, intensidad y frecuencia de movimiento del cuerpo, el descanso, la sincronización con los ciclos día/noche, luz/oscuridad, las estaciones del año, horarios de nuestras actividades, y una larga lista de aberraciones contra la ley natural. Nada de eso importa ya. Son meras tonterías, y en estos tiempos que vivimos, hacer lo obvio es una excentricidad.


Veo permanentemente en mi trabajo que personas que se han provocado severos daños o que están padeciendo sufrimiento emocional por haberse rebelado a la ley de la Tierra, se recuperan al retornar y empezar a ampararse bajo sus normas. En mí mismo reconozco los daños cuando me alejo de ella, y el bienestar cuando vuelvo.


Reanimalización, volver a la Tierra. Es reencontrar el manual de uso de nuestro completo Ser físico-emocional-mental-espiritual.


Hoy iniciamos el Invierno en el hemisferio sur, y nuestro manual –como bien saben y ejercen las poblaciones indígenas- dice que es el comienzo del año, y no la mitad.


El Sol sale de su letargo y lentamente irá haciendo su tránsito del extremo yin hacia su máximo yang en el solsticio de diciembre. Vivimos al revés, a contrapelo del Cosmos.

Todo debería cambiar para nosotros. El frío igualmente se hará más intenso y el Elemento Agua será el rector de nuestras energías internas, que hemos de sintonizar con las externas. No podemos permitir que el Agua se congele:


-No comer nada crudo ni frío. Cocinar siempre los alimentos. Estos además han de ser de mucha densidad nutricional, permitiendo así comer menos veces al día pero nutriéndonos con calidad, dando descanso al sistema digestivo y guardando las reservas de energía sin dilapidarlas en digestiones inútiles. Entonces: comer carnes, vísceras, huevos, caldos, verduras cocidas, raíces y tubérculos, nueces.


-No tomar nada frío. Tomar agua siempre tibiecita. 


-Hablar menos. Ir hacia adentro. Silencio reparador.


-Hacer fuego.


-Dormir mucho. No salir cuando aún no ha amanecido. Volver a casa. Apagar todas las pantallas a poco de haberse ido el sol y dormirse temprano.


-Hacer actividad física cuando el sol está alto en el cielo.


-Mantener los riñones calientes.


-Tomar decocciones o tintura madre de Cola de Caballo.


Estos son apenas unos ejemplos de sincronización invernal con el Libro y la Ley para reanimalizarnos y curarnos de los males del “abandono de la Tierra”.


Solo siguiendo la ley seremos nosotros mismos, como individuos y como especie animal, y volveremos a fluir armoniosamente con el Tao, esa fuerza y orden insondable.


Porque el Tao es su propia ley,

El Cielo tiene como ley al Tao,

La Tierra tiene como ley al Cielo,

El hombre como ley a la Tierra.


Solo así el sapiens se encuentra a sí mismo, en su propia ley, en los brazos de la Tierra.


jbv


No hay comentarios:

Publicar un comentario