lunes, 27 de julio de 2020

Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 49.



"Quien porta la sabiduría médica no tiene una voluntad propia y constante.

Hace a un lado su propio deseo, sus preconceptos, ideología y recetas rígidas, y hace suya la necesidad de su paciente con flexibilidad y adaptabilidad.

No se fija en la condición de las personas que acuden a su puerta, a todos trata. A los buenos y a los que no son buenos también, puesto que su propia vida es testimonio callado y vivo de bondad, virtud y salud. Y así ellos se vuelven buenos, teniendo una guía para vivir virtuosa y saludablemente.

Cree en quienes creen, porque ellos encontrarán su sanación. Y también cree en quienes no creen, porque su sabiduría en el arte médico y el ejemplo de su propia vida los hará creer, y entonces ellos también mejorarán sus padecimientos.

Así, el gran médico vive pacíficamente en medio del mundo, siendo testimonio vivo de virtud y salud, y a todos abre su puerta y su corazón.

Todos lo aman, y él a todos recibe como si fueran niños, sobre quienes no se tiene ningún prejuicio, amable, cariñoso y sonriente."

Jbv

domingo, 26 de julio de 2020

Combates y victorias





"Conocer a los demás es sabiduría. Conocerse a sí mismo es iluminación.
Quien vence y dirige a los demás es fuerte. Quien se vence y se dirige a sí mismo tiene verdadero poder."

Tao Te Ching, poema 33.

Todos los días se presenta un combate por librar,
Un demonio que vencer,
Un oscuro rincón por visitar y conocer.

Un paso más que dar,
Un metro más que correr.

Un minuto más que meditar,
Un artificio más que descartar de nuestra personalidad.
Una cosa innecesaria de la cual deshacernos,
Algo para simplificar aún un poco más.

Una sonrisa más por ofrecer, 
Una afrenta menos que aceptar.

Un hábito saludable que adoptar,
Un vicio más que abandonar.

Una palabra menos que pronunciar,
Un juicio menos que emitir,
Un silencio más que conquistar.

No hay guerrero que no se temple en el combate,
Ni clarividencia sin mirar con coraje, profundidad y penetración en los oscuros recovecos del espíritu.

No hay sendero hacia el Tao, ni encuentro con tu verdadera naturaleza,
Si no te has vencido a ti mismo en algo,
En algo al menos,
Al final del día de hoy.

Jbv.

viernes, 24 de julio de 2020

Tres tesoros para la libertad


 



Poner el corazón en lo que no depende de nosotros nos llena de agitación y nos vuelve irremediablemente esclavos. 

"Allí donde esté tu tesoro estará también tu corazón", dijo el nazareno. ¿Eres dueño del sitio donde enterraste tu tesoro?

¿Estimas más la fama y el "éxito" que el cuidado de tu salud y tu cultivo interior? Agitación.

Dueño de tus palabras y actos, mas no de la opinión ajena. Agitación.

Propietario de tu reacción, más no del estímulo externo. Agitación.

Si favor y deshonra son motivos de insomnio y agitación, ¿qué viento no enturbiará entonces tus aguas?

Todo está en permanente cambio y mutación. Solos los necios se aferran y apegan. Agitación.

Somos dueños de nuestros deseo y motivos, y de apegarnos o no apegarnos. No somos patrones del resultado. Agitación.

Decisiones. 

Sólo está entre nuestros dominios nuestra capacidad de adaptarnos, y sin duda alguna, también esa Gran Transformación llamada muerte vendrá un día a golpearnos la puerta a cada uno de nosotros.

Tres Tesoros bajo nuestro control nos enseñó Lao Tsé como llave de libertad, para vivir en equilibrio entre todo lo que no podemos manejar a nuestro arbitrio:

"Hay tres tesoros que guardo y protejo como si llevara un niño recién nacido a cuestas:

El primero es el amor que nutre, a mi mismo y a los otros.

El segundo es la frugalidad y la modestia.

El tercero es la capacidad de ceder.

De mi amor nutriente brota el coraje de intervenir para cortar excesos y restablecer el equilibrio en el mundo.

Por ser frugal tengo de más para dar.

Por mi capacidad de siempre ceder, nada se interpone en mi camino hacia el Tao".

Tao Te Ching, cap. 67.

Tres tesoros únicamente poseemos. Allí pongo mi corazón. Todo lo demás es agitación, porque es prestado.

Jbv.

miércoles, 22 de julio de 2020

Cesar la búsqueda al fin



"Cuando veo la mariposa y me levanto a buscarla, ella se escapa. Vuela y rovolotea de flor en flor.

 

Todas bellas y fugaces.

 

Y no alcanzo nunca la mariposa, y me pierdo entonces de ver el río que siempre se va.

 

Y cuando simplemente me quedé sentado sobre la piedra, al costado del río que siempre se va, la mariposa voló y se posó al fin sobre mi mano cansada.

 

Cuando no ceso de hablarle a Dios, y le digo cosas y lo aturdo, cuando lo busco a Ese en todas las bellas flores de las tradiciones espirituales y sistemas religiosos, Él se aleja regando ansia y amargura en mi pecho y hambre en las entrañas.

 

Cuando simplemente callé y cesé de buscarlo de flor en flor exterior, cuando vacié por completo mi carga y barrí la tierra de mi polvoroso corazón, y me senté sobre la piedra, al lado del río que siempre se va, Él se acercó y me dijo Su palabra.

 

Sólo allí, en el ombligo de la calma, la sacra hesychia, la quietud, la paz interior y el silencio se posaron al fin sobre mi mano cansada."

 

(Jbv, Apotegmas de Hesiquio del Cerro)


Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 44.



"Muchos enferman y dejan su salud en el camino en pos de honores, fama, éxito y prestigio.

 

Otros dejan su cuerpo hecho pedazos en una carrera por obtener bienes y más bienes sin que jamás sea suficiente.

 

Quien porta la sabiduría médica se pregunta ante este espectáculo: ¿qué es peor al final, obtener todas estas cosas o perder la salud en pos de ellas?

 

Él sabe bien cómo los que mucho se apegan a honores, fama, reputación y riquezas terminan al final perdiendo cosas más valiosas, como la salud, la libertad y la paz.

 

Él sabe que quien mucho se preocupa por conservar, terminará perdiendo mucho.

 

Quien porta la sabiduría médica conduce a los dolientes que acuden a su puerta por el camino del contentamiento y del retorno al Tao. Tiene claro que quien sabe cuándo es suficiente gozará de plena salud, vitalidad y longevidad."

 

Jbv


martes, 14 de julio de 2020

Satori



Cargamos adentro con destellos fugaces, iluminaciones innombrables, incompartibles, que hemos de vivir en soledad y venerar desde un hondo silencio.

Desde aquellas profundidades surge la flexibilidad, la coordinación y sintonía con la cósmica danza. Nuestra mente se hace inmaculado espejo que nada retiene. Todo es reflejado y sigue su paso.

Nos hacemos agua.

Nos quitamos del medio, dejamos de ser un obstáculo, para que Aquello que hemos Visto discurra libre sin ese tonto parado en el medio del camino, que agitando los brazos grita "Yo"!! "Yo"!!!
Nada. Desaparecer.

Entonces ahí quedamos, como un lactante dejado al costado del camino, que se sorprende y sonríe al firmamento, observando sin retención conceptual de ningún tipo el abrirse y cerrarse de las puertas del cielo. Contemplando como embobado lo invisible, oyendo absorto lo inaudible.

Testigo callado del Gran Misterio, incapaz de expresarlo.

Ahí, en el suelo, estando sin estar, con los ojos abiertos, al costado del Camino.

jbv.

domingo, 12 de julio de 2020

Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 10



“Cuando Cielo y Tierra no comulgan, hay estancamiento.

Si Espíritu y cuerpo no viven en unidad, el chi se desordena y sobreviene la enfermedad.

 

Quien porta la sabiduría médica sabe que no puede abrazarse uno solo de estos polos, sino que se debe retornar a la totalidad del ser para vivir plenamente en salud y armonía. Ese es su trabajo con el paciente. Reunir su chi disperso hasta volverlo integrado, flexible y fluido como un bebé lactante.

 

La mente de un lactante es como un espejo sin manchas, que no retiene nada sino que todo lo refleja sin juicio ni preconcepto. Así el flujo es incesante, sin bloqueos, sin enfermedad.

 

El gran médico ama a su paciente y lo guía hacia la salud, dándole herramientas de autogestión y liberación del sufrimiento y del dolor. No manipula ni vuelve dependientes de él a quienes acuden a su puerta buscando alivio.

 

Enseña a confiar y a no acobardarse ante las disposiciones y leyes de la medicina natural, a atravesar sin miedos las crisis de curación, para llegar finalmente a la sanación.

 

Así, quien porta la sabiduría médica es clarividente, más no demuestra ni hace alarde de erudición, más bien se muestra simple y modesto.

 

Brinda alivio y nutrición, sin ser posesivo.

Actúa con flexibilidad sin apoyos rígidos.

Guía y orienta sin dominar.

Esta es su misteriosa virtud."

 

Jbv


viernes, 10 de julio de 2020

Apuntes de sachasofía: "Dialoguitos montañeses de medicina criolla".



Volvía de alguna de mis habituales caminatas en la siesta invernal. Cuando ya hacía la bajada del "country", llegando a los chocobares, andaba don Julián conversando sobre la ruta con un arriero que iba para el lado de Raco llevando una vaca rebeldona.


-Ah... ¿Usté ej el porteño que hace eso con las agujitas que no?

-Ajá.

-Yo lo que tengo es verrugas, por todos laos tengo verrugas.

-Mmm, para eso va a ser mejor que vea una curandera, le va a ayudar mucho más rápido que yo.

-Don Julián, lléguese de doña Rosa, -acota el arriero que renegaba con la vaca empacada- así como la ve, esta vaquita estaba toda llena e' verrugas, por las patas, llenita estaba. La señora le ha sacao unas cerditas de la cola, le ha hecho unos nuditos, muchos nuditos, y lo ha enterrao a eso ahicito mismo en el corral.

-¿Y ha rezado?, -le pregunto.

-Ajá, bastante creo. Ni una verruga le ha quedao.

-Ah... La voy a ir a ver entonces -afirma don Julián-. Allá pasando el puente, para el lao e' la cumbre que no?

-Ajá.

Jbv, "Apuntes de sachasofía", inédito

Kuai



Existen de pronto momentos en los que se cuenta con una fuerza desbordante, con un rapto de energía para enfrentar sin concesiones nuestras propias oscuridades.
Poner blanco sobre negro todo aquello que encontramos en los recovecos más oscuros del espíritu.
Habla de esto “Kuai”, el Hexagrama 43 del Libro de las Mutaciones, traducido como "Ruptura", "Desbordamiento", "irrupción", "Resolución”, “Divergir”.
En momentos de fuerza interior, se debe actuar resueltamente. En momentos de debilidad, duda y fatiga, es preciso descansar, nutrirse, contemplar. Nada es lineal ni permanente en nosotros y es crucial saber y reconocer los vaivenes de nuestro poder interno para no actuar en momentos equivocados, ni aquietarnos en los tiempos de necesaria resolución.
Algunas palabras e ideas asociadas al momento “Kuai” son: Separar, abrirse en dos, cortarse, decidir, partir o fluir en distintas direcciones, seguro, acordado, expandir, extender.
Dice el Dictamen asociado a “Kuai”: “Resueltamente el asunto ha de darse a conocer en la corte del Rey. Ha de proclamarse conforme a la verdad.
¡Peligro! Hay que dar aviso a la propia ciudad, no es propicio tomar las armas. Es propicio emprender algo.”
Esta imagen es la toma de conciencia, la repentina iluminación de cosas que estaban ocultas o en la oscuridad. Y esta toma de conciencia ha de hacerse sin “versos” ni autorelatos. A la vez, esto debe hacerse sin violencia ni autocastigos, sin emplear “armas” contra “el asunto”.
Al respecto del tiempo de “Kuai”, Richard Wilhelm aclara y sistematiza este proceso de desbordamiento de fuerza resolutiva:
-Eliminar el “mal” con fuerza y afabilidad.
-Es necesario un compromiso total, sin concesiones y sin autoengaños.
-No emplear violencia directa, sino una plena atención para iluminar y eliminar los asuntos. Nunca ir al “golpe por golpe”, sea lo que fuere el tema que estemos trabajando en nosotros.
-La mejor manera de combatir el mal es un enérgico progreso en el sentido del bien.
Así es Kuai, una fuerza acrecentada y desbordante, disponible para ir resueltamente hacia la transformación.
Si ese poder aparece desterrando y aclarando la oscuridad, adelante, no debemos dejarlo pasar.
jbv

Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 25.



“La Tierra es la ley del hombre;
El Cielo es la ley de la Tierra;
El Tao es la ley del Cielo.
La ley del Tao es él mismo.”
Quien porta la sabiduría médica sabe que no hay salud posible lejos de la ley natural.
El Tao es eso silencioso, caótico, vacío, perfecto, solitario. Es la ley permanente, inmutable de los cambios, ciclos y transformaciones que rigen el cielo, la tierra y el hombre.
Podemos llamarlo la Madre del Mundo porque todo surge de allí y tiene su ley como guía inapelable.
El gran médico se comporta según su regla, y su tarea sanadora consiste en señalar el camino de retorno a todos aquellos dolientes que acuden a su puerta.
Porque todos nos alejamos del Tao, pero no habrá sanación sin regreso.
¿Y cómo conocer la regla del Tao para vivir según ella? De aquí mismo, de la contemplación de la naturaleza inmediata.
Porque el Tao es su propia ley,
El Cielo tiene como ley al Tao,
La Tierra tiene como ley al Cielo,
El hombre como ley a la Tierra.
Solo así el doliente se encuentra a sí mismo, en su propia ley, en los brazos de la Tierra, que es cobijada por el cielo, que descansa en el Tao.
José B. Varela "Lecciones médicas del Tao Te Ching", inédito
Pintura: Shitao, "Volviendo a casa".

Providencias



Esa fuerza innombrable, incognoscible,
impregna todo lo existente, sustenta todo y lo transforma.
Todo guarda en sí algo de esa chispa de divinidad. El cerro y la mierda de los chanchos.
Si me quedo calmo y respiro, y contemplo, y callo, esa chispa se hace fuego y luz adentro, y afuera, y todo se hace luz y tiene luz.
Si acallo mi mente y sereno mi espíritu, y me pongo a disposición, y me abro, y hago espacio y doy aire, los lirios del campo se visten como reyes y a los pájaros no les falta alimento,
y la chispa crece en mi interior.
Si soy simple, si simplifico todos los órdenes de mi vida, entonces puedo hacer silencio, no pensar demasiado y quedarme ahí, a disposición de esa fuerza. Y todo ocurre sin yo ser necesario para nada.
"Todo se construye y se destruye tan rápidamente, que no puedo dejar de sonreír".
Yo me siento quieto y en silencio,
Y todo el universo, sus fenómenos y transformaciones me dicen que no soy necesario;
Que los lirios del campo se visten como reyes y a los pájaros no les falta alimento.
Y yo me quedo ahí, como un estúpido que no entiende nada,
Respirando, callado, y lo confirmo,
Y al fin soy libre.
"Y en medio del silencio me fue dicha la palabra secreta".
El río continúa diciendo adiós,
Los eclipses ocurren y pasan,
Los gallos compiten a los gritos,
Las campanas del monasterio
Marcan los tiempos de los monjes,
Los chanchos comen y cagan,
Los lirios del campo se visten como reyes
Y los pájaros tienen su alimento.
Los cerros permanecen
Y las hojas de los sauces ya son tierra otra vez,
Sin yo ser necesario para nada.
Texto y pintura: Jbv

LA VIGENCIA DE LA MEDICINA CRIOLLA



Así como la copla, con sus matices, temas, colores y paisajes, podría ser considerada como el documento de identidad que une la cultura de nuestras regiones sudamericanas, desde el río Bravo hasta la Patagonia, existe también otro valiosísimo tesoro que sin embargo es aún ignorado y hasta despreciado por nuestras clases “cultas”: es lo que podría llamarse la “Medicina tradicional criolla”.
A la música popular se la buscó, revivió y valorizó grandemente desde principios del siglo XX. La tarea de próceres culturales como Andrés Chazarreta, Leda Valladares o Juan Alfonso Carrizo por citar solo algunos, es invaluable.
También se reconoce el valor de nuestras danzas, comidas, artesanías, relatos y mitologías.
¿Por qué no ocurre lo mismo entonces con la Medicina criolla y popular?
¿Por qué razón son sistemáticamente ignorados y subestimados quienes la practican, los llamados curanderos y curanderas, sanadores y sanadoras, yuyeros y yuyeras?
Que estemos hoy aquí hablando de estos temas en este recinto es un sano signo de que esta visión está cambiando y doy gracias por ello.
El valor de estas prácticas medicinales está tan arraigado en el pueblo que muchísimas obras del cancionero popular la recogen. Por nombrar sólo algunas además del largo poema “El curandero” de Guillermo Cuadri, nombro:
“El vendedor de yuyos”, de Yupanqui; “Chacarera de las piedras”, también de don Ata en la que menciona el popular remedio de la “grasita de iguana macho mezcla’ita con yerba buena”, excelente pomada para dolores y magulladuras.
“La canción del Jarrillero”, de Hilario Cuadros, que dice “llevando solo esperanzas/ para aliviar los enfermos,/ él sabe que a esos yuyitos/ los ha bendecido el cielo/ y si con ellos mejoran/ lo ha de premiar el eterno.”
O la “Zamba de los yuyos”, de los Hermanos Abalos, que dice: “Yuyos hay para el mal/ otros hacen engualichar/ yo conozco un gualicho mejor/ zamba de los yuyos para enamorar”, en la que se ve como la medicina criolla no solo atiende el cuerpo, sino que como toda medicina holística enfoca además su atención en el espíritu y el alma del paciente.
Todo esto está vivo, completamente vivo y basta con vivir fuera de cualquier gran ciudad o en sus orillas, para ver cómo la gente acude masivamente a esta medicina tradicional, incluso como primera instancia, antes de consultar en el sistema oficial de salud.
La medicina criolla se trata de un completo sistema médico que incluye diagnóstico, tratamiento, planes terapéuticos, recomendaciones para mantener la salud y prevenir el mal. Es una disciplina holística que integra a la persona en una unidad física, psíquica, emocional, espiritual y energética.
¿De dónde proviene la medicina criolla?
Debemos diferenciar lo que hemos llamado “Medicina criolla” de las medicinas indígenas. Estas son sistemas médicos bien diferenciados y están enmarcados y responden a las cosmovisiones de cada uno de los pueblos originarios, con similitudes y también con importantes diferencias, como por ejemplo las que se presentan entre los pueblos de la selva y el litoral, y los de los Andes, Patagonia y llanura pampeana. La figura del “Shamán” (con la denominación que cada pueblo le da a este actor fundamental) es la encargada de practicar la medicina.
La medicina tradicional que practica la figura del curandero o curandera criollos proviene de Europa, de España por lo general, de los saberes campesinos de esas regiones, enmarcadas en la cosmovisión católica popular. Este sistema, una vez arribado a América incorporó también elementos de las medicinas indígenas, sobre todo el uso de las hierbas locales de cada región, pero su marco místico-espiritual es netamente cristiano. Todo curandero utiliza rezos, oraciones, agua bendita e imágenes de la santería religiosa.
¿Cómo se obtiene el poder de curar?
En la provincia de Tucumán, más específicamente en el Siambón y aledaños, he conocido a tres curanderas. También de esa misma zona fue la afamada doña Pastora, “la sabia de la montaña”, a quien acudía gente de todo el país para ser curada de innumerables males. En cada casa hay una foto suya y es venerada como una mujer santa.
Una de estas curanderas recibió su poder “en un sueño”. Las otras fueron enseñadas por sus madres y así aprendieron diferentes técnicas de curación para distintas dolencias.
También es posible recibir el don tras haber sobrevivido a un accidente grave, luego de haber sido alcanzado por un rayo, por revelación mística, o por práctica y transmisión directa de otro curandero.
En lo que todos coinciden es que ese poder o don se puede transmitir, si es que la maestra o maestro consideran fiable y apto al discípulo, pero ha de hacerse la iniciación siempre un viernes santo. De no hacerse así, la sanadora o sanador pasaría su poder al alumno, pero él lo perdería. De hacerlo en la fecha indicada, su poder es conservado.
¿Qué cosas cura o trata esta medicina?
Al ser una medicina holística, al considerar al Ser una unidad física, psíquica, emocional, espiritual y energética y que a su vez está íntimamente relacionada con las energías externas, el clima, los ciclos naturales, los astros, el abanico de patologías que puede tratar es amplísimo. Es importante también el peso que se le da al aspecto cultural, moral, religioso como factor de enfermedad o curación.
Para ello se vale de numerosas técnicas y herramientas:
Yuyos, ventosas, cataplasmas de arcilla, baños de asiento, vapores.
La cura de la palabra y la escucha (afirman todos que el mayor don de Pastora era saber escuchar y decir la palabra precisa), rezos, talismanes, etc.
Es muy importante en otros la imposición de manos, como el famoso sanador Alberto de la localidad bonaerense de Tigre, u otros agentes curativos naturales como el Agua que hacía beber a sus pacientes Pancho Sierra.
Enfermedad y diagnóstico:
Se trata de toda una teoría coherente sobre la enfermedad, de origen hipocrático y humoral, asombrosamente similar en muchas cosas con la milenaria medicina china.
El curandero criollo tiene una visión de la enfermedad como desequilibrio:
-Desequilibrios orgánicos, que se manifiestan en el cuerpo y que tienen que ver con desbalances térmicos. Males fríos como el “pasmo”, caída de paletilla, algunas cefaleas, trastornos estomacales, diarreas, resfríos, catarros, problemas respiratorios.
Males calientes como la fiebre, la insolación, las erupciones de la piel, hemorroides, algunas cefales, etc. Estos males pueden deberse tanto a factores climáticos como al resultado de hábitos alimentarios inadecuados, exceso de comidas calientes, etc.
-Desequilibrios energéticos, que tienen que ver con las “vibras”, que las personas, animales o entidades espirituales pueden emitir. El famoso ojeo, la envidia, el gualicho o brujería, el susto, la pilladura.
-Desequilibrios espirituales, como el susto o la pérdida del alma.
-Desequilibrios religioso-morales, como aquellas dolencias nerviosas o emocionales derivadas de haber transgredido algún tabú o promesas incumplidas a alguna virgen o a algún santo.
Patologías y tratamientos:
Son muchas las formas de diagnóstico, desde la atenta observación y escucha del paciente, su tinte de piel, temperatura, tono de voz, pulso (que permite identificar el estado energético interno del paciente tal como en la medicina china), las gotas de aceite en el agua, que de acuerdo a como se comportan muestran uno u otro problema.
Y por supuesto, la mayor o menor capacidad de “visión” del curandero o médico criollo.
Las enfermedades se tratarán de acuerdo al concepto de compensación, muy similar a la conocida teoría del yang y del yin en oriente, o yanantin en los pueblos andinos. A enfermedades frías corresponderán remedios calientes y a enfermedades calientes remedios fríos.
Por ejemplo:
-Dolores reumáticos (enfermedad fría) se harán masajes con grasa de iguana y hierbas calientes, o se harán compresas de arcilla calentada (se dice que la arcilla de la zona de Cafayate en Salta es especialmente caliente). Lo mismo he visto hacer en el Delta del Paraná, donde el barro y los dolores de huesos abundan.
-Para la insolación (enfermedad caliente) se aplica agua fría en la cabeza, también la técnica de la toalla y el vaso con hielo en la coronilla, o infusiones de hierbas frescas como la menta (“un frío que sube a la cabeza”).
-Para sacar el “viento” del cuerpo, que puede ser caliente o frío y provocar diferentes males, nada mejor que las ventosas de vidrio y emplear con ellas técnicas de succión y raspado tal como me enseñó una curandera de Raco.
Rezos y el nombre:
Demás está decir que todos estos procedimientos se hacen con persignaciones, la triple repetición (siempre la trinidad presente) del nombre de la persona (que es una entidad energética en sí misma), fórmulas verbales secretas que solo se revelan al discípulo confiable el viernes santo en el que se hará la iniciación. También se utiliza agua bendita, lecturas bíblicas o pasajes del evangelio que remiten a curaciones de Jesús.
El ojeo, cuestiones de huesos, el empacho, la pata de cabra, culebrilla, pérdida del alma, susto, caída de la paletilla, etc, son todas afecciones que el practicante de medicina criolla puede diagnosticar y tratar con maniobras de quiropraxia, masajes, ventosas, tinta china, hilo, rezos, prescripción de hierbas, y una larga lista de herramientas que varían según la zona y la “escuela” del o la curandera.
Todo esto que en este escueto artículo estoy relatando es una práctica absolutamente actual, vigente y difundida por todo el territorio argentino. Sobre todo en ámbitos rurales y en los márgenes de pueblos y ciudades.
La gente del campo y los barrios acude masivamente a estos médicos criollos, incluso muchas veces antes que asistir a los centros médicos de salud oficiales.
En las zonas rurales, la atención oficial suele ser o muy deficientes o de difícil acceso para el pueblo, que prefiere acudir a la “señora que cura”, que es vecina y de absoluta confianza. De este modo afirmamos que estas personas son y deberían considerarse agentes de salud de principal importancia, y como tales ser apoyados, comprendidos y difundidos.
Es un fenómeno extendido en todo el país, en todas las regiones. La medicina criolla es una disciplina profundamente arraigada en el pueblo y debería ser estudiada con absoluta seriedad y ser revalorizada como un gran legado cultural.
Como terapeuta de una medicina también campesina, milenaria y natural como es la Medicina China, veo que se trata de un sistema lógico, coherente, eficaz y transmisible, y que además expresa mucho de la identidad criolla y popular de nuestra gente.
La medicina criolla es parte de nuestro folklore, el uso del yuyo en nuestro país es tan folklórico como una zamba, una chacarera o un chamamé.
José Beccar Varela, Congreso Nacional del Folklore, San Salvador de Jujuy, 2018.
pintura: Mario Gomez Chavajay