viernes, 10 de julio de 2020

LA VIGENCIA DE LA MEDICINA CRIOLLA



Así como la copla, con sus matices, temas, colores y paisajes, podría ser considerada como el documento de identidad que une la cultura de nuestras regiones sudamericanas, desde el río Bravo hasta la Patagonia, existe también otro valiosísimo tesoro que sin embargo es aún ignorado y hasta despreciado por nuestras clases “cultas”: es lo que podría llamarse la “Medicina tradicional criolla”.
A la música popular se la buscó, revivió y valorizó grandemente desde principios del siglo XX. La tarea de próceres culturales como Andrés Chazarreta, Leda Valladares o Juan Alfonso Carrizo por citar solo algunos, es invaluable.
También se reconoce el valor de nuestras danzas, comidas, artesanías, relatos y mitologías.
¿Por qué no ocurre lo mismo entonces con la Medicina criolla y popular?
¿Por qué razón son sistemáticamente ignorados y subestimados quienes la practican, los llamados curanderos y curanderas, sanadores y sanadoras, yuyeros y yuyeras?
Que estemos hoy aquí hablando de estos temas en este recinto es un sano signo de que esta visión está cambiando y doy gracias por ello.
El valor de estas prácticas medicinales está tan arraigado en el pueblo que muchísimas obras del cancionero popular la recogen. Por nombrar sólo algunas además del largo poema “El curandero” de Guillermo Cuadri, nombro:
“El vendedor de yuyos”, de Yupanqui; “Chacarera de las piedras”, también de don Ata en la que menciona el popular remedio de la “grasita de iguana macho mezcla’ita con yerba buena”, excelente pomada para dolores y magulladuras.
“La canción del Jarrillero”, de Hilario Cuadros, que dice “llevando solo esperanzas/ para aliviar los enfermos,/ él sabe que a esos yuyitos/ los ha bendecido el cielo/ y si con ellos mejoran/ lo ha de premiar el eterno.”
O la “Zamba de los yuyos”, de los Hermanos Abalos, que dice: “Yuyos hay para el mal/ otros hacen engualichar/ yo conozco un gualicho mejor/ zamba de los yuyos para enamorar”, en la que se ve como la medicina criolla no solo atiende el cuerpo, sino que como toda medicina holística enfoca además su atención en el espíritu y el alma del paciente.
Todo esto está vivo, completamente vivo y basta con vivir fuera de cualquier gran ciudad o en sus orillas, para ver cómo la gente acude masivamente a esta medicina tradicional, incluso como primera instancia, antes de consultar en el sistema oficial de salud.
La medicina criolla se trata de un completo sistema médico que incluye diagnóstico, tratamiento, planes terapéuticos, recomendaciones para mantener la salud y prevenir el mal. Es una disciplina holística que integra a la persona en una unidad física, psíquica, emocional, espiritual y energética.
¿De dónde proviene la medicina criolla?
Debemos diferenciar lo que hemos llamado “Medicina criolla” de las medicinas indígenas. Estas son sistemas médicos bien diferenciados y están enmarcados y responden a las cosmovisiones de cada uno de los pueblos originarios, con similitudes y también con importantes diferencias, como por ejemplo las que se presentan entre los pueblos de la selva y el litoral, y los de los Andes, Patagonia y llanura pampeana. La figura del “Shamán” (con la denominación que cada pueblo le da a este actor fundamental) es la encargada de practicar la medicina.
La medicina tradicional que practica la figura del curandero o curandera criollos proviene de Europa, de España por lo general, de los saberes campesinos de esas regiones, enmarcadas en la cosmovisión católica popular. Este sistema, una vez arribado a América incorporó también elementos de las medicinas indígenas, sobre todo el uso de las hierbas locales de cada región, pero su marco místico-espiritual es netamente cristiano. Todo curandero utiliza rezos, oraciones, agua bendita e imágenes de la santería religiosa.
¿Cómo se obtiene el poder de curar?
En la provincia de Tucumán, más específicamente en el Siambón y aledaños, he conocido a tres curanderas. También de esa misma zona fue la afamada doña Pastora, “la sabia de la montaña”, a quien acudía gente de todo el país para ser curada de innumerables males. En cada casa hay una foto suya y es venerada como una mujer santa.
Una de estas curanderas recibió su poder “en un sueño”. Las otras fueron enseñadas por sus madres y así aprendieron diferentes técnicas de curación para distintas dolencias.
También es posible recibir el don tras haber sobrevivido a un accidente grave, luego de haber sido alcanzado por un rayo, por revelación mística, o por práctica y transmisión directa de otro curandero.
En lo que todos coinciden es que ese poder o don se puede transmitir, si es que la maestra o maestro consideran fiable y apto al discípulo, pero ha de hacerse la iniciación siempre un viernes santo. De no hacerse así, la sanadora o sanador pasaría su poder al alumno, pero él lo perdería. De hacerlo en la fecha indicada, su poder es conservado.
¿Qué cosas cura o trata esta medicina?
Al ser una medicina holística, al considerar al Ser una unidad física, psíquica, emocional, espiritual y energética y que a su vez está íntimamente relacionada con las energías externas, el clima, los ciclos naturales, los astros, el abanico de patologías que puede tratar es amplísimo. Es importante también el peso que se le da al aspecto cultural, moral, religioso como factor de enfermedad o curación.
Para ello se vale de numerosas técnicas y herramientas:
Yuyos, ventosas, cataplasmas de arcilla, baños de asiento, vapores.
La cura de la palabra y la escucha (afirman todos que el mayor don de Pastora era saber escuchar y decir la palabra precisa), rezos, talismanes, etc.
Es muy importante en otros la imposición de manos, como el famoso sanador Alberto de la localidad bonaerense de Tigre, u otros agentes curativos naturales como el Agua que hacía beber a sus pacientes Pancho Sierra.
Enfermedad y diagnóstico:
Se trata de toda una teoría coherente sobre la enfermedad, de origen hipocrático y humoral, asombrosamente similar en muchas cosas con la milenaria medicina china.
El curandero criollo tiene una visión de la enfermedad como desequilibrio:
-Desequilibrios orgánicos, que se manifiestan en el cuerpo y que tienen que ver con desbalances térmicos. Males fríos como el “pasmo”, caída de paletilla, algunas cefaleas, trastornos estomacales, diarreas, resfríos, catarros, problemas respiratorios.
Males calientes como la fiebre, la insolación, las erupciones de la piel, hemorroides, algunas cefales, etc. Estos males pueden deberse tanto a factores climáticos como al resultado de hábitos alimentarios inadecuados, exceso de comidas calientes, etc.
-Desequilibrios energéticos, que tienen que ver con las “vibras”, que las personas, animales o entidades espirituales pueden emitir. El famoso ojeo, la envidia, el gualicho o brujería, el susto, la pilladura.
-Desequilibrios espirituales, como el susto o la pérdida del alma.
-Desequilibrios religioso-morales, como aquellas dolencias nerviosas o emocionales derivadas de haber transgredido algún tabú o promesas incumplidas a alguna virgen o a algún santo.
Patologías y tratamientos:
Son muchas las formas de diagnóstico, desde la atenta observación y escucha del paciente, su tinte de piel, temperatura, tono de voz, pulso (que permite identificar el estado energético interno del paciente tal como en la medicina china), las gotas de aceite en el agua, que de acuerdo a como se comportan muestran uno u otro problema.
Y por supuesto, la mayor o menor capacidad de “visión” del curandero o médico criollo.
Las enfermedades se tratarán de acuerdo al concepto de compensación, muy similar a la conocida teoría del yang y del yin en oriente, o yanantin en los pueblos andinos. A enfermedades frías corresponderán remedios calientes y a enfermedades calientes remedios fríos.
Por ejemplo:
-Dolores reumáticos (enfermedad fría) se harán masajes con grasa de iguana y hierbas calientes, o se harán compresas de arcilla calentada (se dice que la arcilla de la zona de Cafayate en Salta es especialmente caliente). Lo mismo he visto hacer en el Delta del Paraná, donde el barro y los dolores de huesos abundan.
-Para la insolación (enfermedad caliente) se aplica agua fría en la cabeza, también la técnica de la toalla y el vaso con hielo en la coronilla, o infusiones de hierbas frescas como la menta (“un frío que sube a la cabeza”).
-Para sacar el “viento” del cuerpo, que puede ser caliente o frío y provocar diferentes males, nada mejor que las ventosas de vidrio y emplear con ellas técnicas de succión y raspado tal como me enseñó una curandera de Raco.
Rezos y el nombre:
Demás está decir que todos estos procedimientos se hacen con persignaciones, la triple repetición (siempre la trinidad presente) del nombre de la persona (que es una entidad energética en sí misma), fórmulas verbales secretas que solo se revelan al discípulo confiable el viernes santo en el que se hará la iniciación. También se utiliza agua bendita, lecturas bíblicas o pasajes del evangelio que remiten a curaciones de Jesús.
El ojeo, cuestiones de huesos, el empacho, la pata de cabra, culebrilla, pérdida del alma, susto, caída de la paletilla, etc, son todas afecciones que el practicante de medicina criolla puede diagnosticar y tratar con maniobras de quiropraxia, masajes, ventosas, tinta china, hilo, rezos, prescripción de hierbas, y una larga lista de herramientas que varían según la zona y la “escuela” del o la curandera.
Todo esto que en este escueto artículo estoy relatando es una práctica absolutamente actual, vigente y difundida por todo el territorio argentino. Sobre todo en ámbitos rurales y en los márgenes de pueblos y ciudades.
La gente del campo y los barrios acude masivamente a estos médicos criollos, incluso muchas veces antes que asistir a los centros médicos de salud oficiales.
En las zonas rurales, la atención oficial suele ser o muy deficientes o de difícil acceso para el pueblo, que prefiere acudir a la “señora que cura”, que es vecina y de absoluta confianza. De este modo afirmamos que estas personas son y deberían considerarse agentes de salud de principal importancia, y como tales ser apoyados, comprendidos y difundidos.
Es un fenómeno extendido en todo el país, en todas las regiones. La medicina criolla es una disciplina profundamente arraigada en el pueblo y debería ser estudiada con absoluta seriedad y ser revalorizada como un gran legado cultural.
Como terapeuta de una medicina también campesina, milenaria y natural como es la Medicina China, veo que se trata de un sistema lógico, coherente, eficaz y transmisible, y que además expresa mucho de la identidad criolla y popular de nuestra gente.
La medicina criolla es parte de nuestro folklore, el uso del yuyo en nuestro país es tan folklórico como una zamba, una chacarera o un chamamé.
José Beccar Varela, Congreso Nacional del Folklore, San Salvador de Jujuy, 2018.
pintura: Mario Gomez Chavajay

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