viernes, 29 de octubre de 2021

Susurros del I Ching, Tierra sobre Tierra a Tierra sobre Viento.

 



Es instancia de total apertura y receptividad, tiempo de soltar la amarra por completo.


De abandono de toda idea y concepto aprendido.

Toda convicción es una cárcel, solo la duda tiene alas.


Una persona llena de cómo-deben-ser-las-cosas es un terreno cubierto de cemento. Nada puede sembrarse en él.


Quien se ha vaciado por completo es un campo fértil para que germine en él toda clase de nuevas y vigorosas simientes.


Hay que dejar ir todo nuestro sistema de creencias, delicadamente, como quien deja que la corriente de un arroyo se lleve ese ridículamente frágil barquito de papel en el que navegábamos tan seguros de llegar a buenos destinos.


Mostrarse abierto, dócil y receptivo, pero interiormente no serlo, es como un terreno que tiene vegetación superficial y que aparenta ser bueno para la siembra, pero que bajo la fina capa superior ya muestra cal y salitre.


Que tu exterior sea reflejo de tu interior.


Tiempo de ya no saber más nada.

Tiempo de que mi no saber se encuentre con tu no saber.

Tiempo de ceder.

Tiempo de abrirse definitivamente a la experiencia nutricia, real y directa del instante total. 

Venga todo, siembre todo su semilla en mi. Que la fuerza de Lo Creativo no encuentre en mi un impedimento para su magna tarea.


Esta disposición de sincera entrega al Gran Misterio será la que más adelante permitirá el inicio de una real y auténtica primavera interior. Una fuerza verdadera y vital, nacida del cambio de presiones atmosféricas internas, como un viento que busca ascender, comunicar buenas nuevas, atravesar las comarcas llevando el mensaje de un renacer.


Ese movimiento que nace suavemente desde adentro, incluso ahora se muestra dócil, austero y abierto.


Quien ha atravesado esta transmutación de todos los valores no busca enseñar nada, sino simplemente compartir-se lo que la vida desde esa apertura sin reticencias le muestra. 


Una comunicación que siempre está abierta, un decir sí y no mutable ante la evidencia del momento.


Su influjo penetra poco a poco, suavemente, todas las conciencias y él ni siquiera toma cuenta de ello.

Dice con todo su ser. Desde las entrañas. Y su actitud sin embargo permanece abierta a todos los dones del Poder.


Cuando experimentas vitalmente que nada de lo que pensabas y sabías hasta ahora tiene ningún valor, estás listo para ser sembrado con la semilla del Renacimiento.

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Susurros del I Ching, Tierra sobre Tierra a Tierra sobre Viento.

miércoles, 27 de octubre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 29, K’an, Agua sobre Agua, Lo Abismal.

 



La metodología del agua es el precipitarse a todos los vacíos que encuentra a su paso sin titubeos. 

El camino del corazón no tiene retorno.


Lanzarse siempre a lo desconocido, sin detenerse ni recular ante ningún abismo, es la maestría del agua sobre el agua.

Acción, movimiento continuo.


Frente a todo peligro, solo un corazón sincero consigo mismo es el que sale indemne.


Cara a cara con la oscuridad de las hondonadas la luz de la conciencia personal es lo único que salvará a un noble guerrero.


Cuando todo es un gran barranco alrededor, la veracidad es la espada afilada que porta quien va a la batalla sin detener jamás su marcha.


Todo se va al diablo. Solo una conciencia que permanece sólidamente fiel a sí misma y a su verdad interior puede tener éxito.


Ser fiel y veraz con uno mismo al momento de precipitarse dentro del abismo. La arenga es ¡Arriesgate y cae!


Esta es la virtud del noble guerrero del espíritu que lo libera del peligro y su conducta es motivo de admiración y enseñanza entre quienes lo rodean.


La pedagogía potente de un vivo testimonio. Silenciosa y portentosa.


Quien es fiel al camino que le dicta su corazón está desatado de ideas, planes, preparaciones. Así es capaz de fluir con los acontecimientos sin resistirnos, tal como el agua que baja por la montaña simplemente va acompañando, rodeando y rellenando los accidentes del camino, sin aferrarse.


Solo así puede dar los saltos a lo abismal sin titubear un instante.


Quien se ha lanzado al camino de la conciencia, como un arroyo de montaña, no puede regresar.


Podrá ralentizarse, aquietarse, incluso por un instante detenerse, pero tarde o temprano deberá enfrentar el terror del agua de diluir su Yo en las otras aguas más grandes del océano. 


Quien no crea ser capaz, mejor que no de su primer paso.

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Susurros del I Ching, hex. 29, K’an, Agua sobre Agua, Lo Abismal, Trampa, Precipitarse dentro de algo peligroso.

jueves, 21 de octubre de 2021

Susurros del I Ching, Fuego sobre la Tierra mutando a Montaña sobre Montaña.

 



Permanecer internamente receptivo, abierto, cultivar conscientemente el Yin, otorga un tipo de claridad involuntaria que se instala como un tenaz fogón que puede verse desde lejas comarcas.


El brillo por el brillo mismo carece de todo valor, es una vulgaridad imperdonable y es preciso huir de esa hueca gracia.


El loco Chieh Yü vio pasar por delante de la puerta de su casa al envarado Confucio. Le gritó sin vacilar al renombrado sabio:

 “¡Basta! ¡Basta!, venir a los hombres con tus aires virtuosos es muy peligroso. Muy peligroso es ir trazando a los demás el camino que deben seguir. 

¡Apaga esas claridades! ¡Apaga esas claridades! No vengas a estorbar mis pasos. Yo sigo veredas tortuosas, ¡no estorbes mis pasos!”


La auténtica claridad está firmemente adherida a una ancha apertura interior, a una receptividad ilimitada y sin nombre, a un vacío de ideas de cómo-son-las-cosas capaz de habitar cada experiencia, cada instante de manera total.


Esa calidad de fuego es imperecedera. La gente acude a ese fogón de forma natural, y sirve de punto de referencia en la noche abierta para los que vamos perdidos en los senderos.


Si ese fuego pierde adherencia a lo que es humilde se vuelve un pasajero fuego de artificio, una chispita en la inmensa noche cósmica, una nada.


No es preciso planear ni tramar el fuego. Es una mera consecuencia de sostenerse en un buen combustible. Y de dejarse combustionar.


¿Cómo podría arder buena llama sin adherirse a la noble leña seca, al oscuro carbón? Chispa que se despega y se ilusiona con la pura luz individual se apaga al instante.


En cuanto te aceches y observes que tu claridad busca separarse e independizarse del humilde combustible de tu interior abierto, receptivo y vacío que se ofrece a ser quemado, aquiétate. Medita, medita y medita. 


Si muchos giran su mirada hacia vos con la fascinación de quien mira fuegos artificiales, lejos de envanecerte por eso, aquiétate más. Medita, medita y medita.


La montaña se aquieta. Toda la vida acude a sus pies y es un freno a las vanidades. Los bosques, las aves, las fieras salvajes, toda energía va mermando a medida que se asciende.

Mas algunos hombres deciden aventurarse igual a esos duros y fríos aires de altura. A quien esté dispuesto a escalar esos escarpadas picos, le será permitido a su propio riesgo y aventura.


Perder relación con lo humilde, abierto, receptivo y nutricio te vuelve una pobre estrellita de niños en medio de la noche fugaz. 


El aquietamiento trae ventura. Lo receptivo obra elevado éxito.

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Susurros del I Ching, Fuego sobre la Tierra mutando a Montaña sobre Montaña.

lunes, 18 de octubre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 60, La Restricción

 



Existe separación entre las personas y las cosas, y a su vez todo es lo mismo.

Existe aparente distancia y fragmentación entre nuestros aspectos interiores, y a la vez es preciso conformar una sólida unidad.

 Los puntos de reunión, las coyunturas, los nudos del bambú han de separar y al mismo tiempo unir.


La fuerza y la energía fluyen libremente, mas deben ser adecuadamente gestionadas en la vida de los hombres de conocimiento.


Como dos huesos que se unen en la coyuntura, su reunión es flexible y útil, respetando claramente la individualidad de cada uno. De soldarse dos huesos, sería un gran problema de rigidez, de separarse, un gran problema de laxitud. 


Las nubes sobre el Lago parecen separadas, mas el Invisible vapor en el espacio vacío es una unión verdadera. 

¿Es unión o separación ese sutil estado de la materia?


Tiene éxito delimitar con moderación y sin exagerar: en el gasto, en el comer y el beber, en la ejercitación física, en el descanso, el estudio… cada cual conoce sus tendencias naturales.


Cuando decir, cuando callar. El silencio es un puente entre la sabiduría y la torpeza.


Restricciones muy extremas solo conducen a una vida amarga y en tensión.

Cuando tu vigilante interior pretende que los demás se limiten y restrinjan según tu criterio, la rebelión es el resultado y la frustración y el resentimiento tu destino.


Entre uno mismo y sus tendencias naturales ha de haber una clara articulación. Separación y al mismo tiempo flexible unidad.


El crecimiento personal es como el bambú: con etapas de expansión y momentos de restricción.

Tiempo de crecer y tiempo de cerrar con nudos. Descansar, esperar el ciclo adecuado y volverse a expandir.


La persona de conocimiento posee la correcta gestión entre la fuerza y el reposo, la unión y la separación, el crecimiento y la maduración interior de sus asuntos.


Sin ningún tipo de restricción a la expansión y la energía esta se vería agotada y nuestro progreso perdido.


Sin restricciones a la quietud, a la detención y a “los vicios”, nuestro progreso se vería impedido por la molicie y la energía disipada.


Excesivas austeridades vuelven amarga la vida. 

Excesivas licencias debilitan el carácter.


Esto no tiene absolutamente nada que ver con bueno-malo, moral-inmoral. Es economía energética. “Quien no conoce restricción alguna tendrá que lamentarse” dice el viejo libro.


La unidad entre nuestros diferentes aspectos debe articularse de manera suave y flexible.

La unión con las demás personas ha de ser suave y flexible también.

Dar espacio a los otros, no restringirlos con nuestro policía interior.

También hemos de impedir que la policía ajena nos límite e invada nuestro espacio. 


Los portones son para permitir o impedir el paso.

Cada cosa debe pasar o no pasar. Hay un tiempo adecuado de dejar hacer y otro de impedir. 

El arte del hombre del conocimiento es saber cuándo sí y cuando no, hasta donde sí, hasta donde no.

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Susurros del I Ching, hex. 60, La Restricción, Moderarse, Articular, Separar y Distinguir, Unir diferentes cosas.

domingo, 17 de octubre de 2021

La jaula


 


Cuando abrí la jaula me encaminé resueltamente hacia el río. Su inmensidad me sobrecogió.


Vi los pájaros bracita de fuego sobre los ceibos, el cardenal entre las flores, las cotorras confianzudas cerca de un perro y de su tiránica dueña loca de necesidad de control.


La garza mora cazaba sus pescaditos en los bajíos.


Vi gente doctorada en el arte del ocio y el no hacer.


El Biguá meditaba vaya a saber qué silencios sobre una estaca y los juncos bailaban su música invisible.


Me sobre oxigené de libertad.

Sentí calladamente cómo el virus Culpa-ante-el-goce roía mis entrañas.


Volví sobre mis pasos hasta donde siempre había estado mi jaula, no sea cosa que alguien fuera a retarme.


Al no encontrarla, desconcertado pregunté al anciano barredor de hojarasca. Era un viejo largo, flaco y espinudo.


Este rió de buena gana y se le cayó el pucho de la boca. Me dijo que yo estaba loco, que esa jaula nunca había existido y que yo siempre había sido motivo de burla y apuestas entre sus amigos.

Gracias, me dijo, hoy me has hecho ganar una buena fortuna.



jueves, 14 de octubre de 2021

Coquetear con dragones

 



Coquetear con dragones no es igual a enfrentarse a uno verdadero.


Cuando Confucio salió de su encuentro con Lao Tsé, por tres días no habló ni comió. Por fin pudo decir que se había enfrentado cara a cara con un auténtico Dragón.


Prender sahumerios, vestirse así o asá, hacer esto o aquello, sentarse de determinada manera, unir las palmas de las manos y hablar suavecito no es haber vencido a nuestro dragón. 


Lo que mostramos es lo que nos falta. Como aquel que había decorado toda la casa con pinturas y máscaras de dragón, pero cuando uno real se asomó por la ventana tuvo tanto terror que perdió la razón.


El conflicto real en nuestro interior es el verdadero Dragón.


¿Has visto cara a cara al tuyo?


Cuando vemos que por mucho mencionar la palabra Luz nada se ilumina, debemos poner manos a la obra. Es decir, dejar de ir acá o allá y quedarse quieto de una vez por todas en la oscuridad.


Entrenarse para matar verdaderos dragones es costoso y angustiante. Se precisa una disciplina férrea y una voluntad inquebrantable.


Cuando por fin salimos a cazarlos, nos damos cuenta de que no hay ninguno. De que el mismo proceso de entrenamiento verdadero los ha disipado. Y que el Dragón-conflicto-interior hoy es más amable, más simple, y que podemos mirarlo sin temor a la cara. Y la sencillez nos visita y la liviandad nos adopta y la amabilidad nos conduce.


El mío me dice, como la línea del I Ching: "dragón soberbio tendrá que arrepentirse".


Así podemos al fin, amorosamente, ofrecer una taza de té a los desorientados que aún nos siguen hablando de dragones de papel, como Confucio, sin jamás haber visto los que duermen en sus propias cavernas.



Susurros del I Ching. Trueno sobre Viento a Trueno sobre la Tierra.

 



En medio de la agitación exterior y los truenos del mundo se oye tu tenue voz como vientito ribereño.


Este movimiento interior que busca expandirse, comunicar, recorrer la tierra, es a veces medicina para otros con su influjo sereno y penetrante.


Toda la fuerza del Cielo está contigo en estos momentos, y como si el mundo fuera un gran lago todos tus arroyos y ríos de altura son recibidos alegremente.


Pero los tiempos, sabiamente deben leerse. Nada es lineal ni es para siempre. Quien tiene un manual de instrucciones rígido y permanente se pierde. Quien posee la teoría más acabada queda desconcertado en su jaula.


El viento no dura largo tiempo. No pretendas siempre influir ni ser genial y penetrante.


La agitación exterior persiste en todo momento, mas no así la energía receptiva de los otros. 


La sabia acción es oscilar entre el soplo del viento decidor y el silencio hondo de la tierra que se abre, recibe y es fecunda con su inacción.


No agotes a los otros con tu insistencia cuando no hay lugar.


Identificar adecuadamente el tiempo de acción y quietud, avance y retroceso, es el camino del que no tiene el modo-correcto-de-hacer-las-cosas sino que es capaz de leer las fuerzas en disputa del momento y actuar en consecuencia.


Es preciso también aquietarse, no ir en los pensamientos más allá de la situación y sentarse sin hacer nada como una montaña.

Apaciguar el viento, la necesidad de decir, de movilizar e influir sobre otros. Pasar a la calma total, a recibir ahora la voz del silencio que porta cada uno.


Cuando la tierra está arada, abierta, lista para ser sembrada, y en el cielo hay truenos y relámpagos, es que se anuncia la bendita lluvia  que regará los campos y hará que la simiente fructifique al ciento por uno.


Pasada la tormenta fecundadora, puedes volver a ser viento secador del campo mojado y barredor de nubes, y hacer renacer fresca tu palabra, y que el influjo de tus acciones e inacciones llegue hasta los confines de la comarca.

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Susurros del I Ching, Trueno sobre Viento mutando a Trueno sobre la Tierra.



lunes, 11 de octubre de 2021

Monje suburbano

 



Pobre monje suburbano,

Carente de orden, regla y monasterio.


Entre el cielo y la tierra construiste tu templo,

Y entre los hombres tu ermita.


Rezas incoherencias,

Escribes silencios

Y tu práctica es andar y deambular por caminos que no suelen  conducir a ninguna parte.


Un brujito pinchudo te muestra y enfrenta a ti mismo

Y un antiguo libro de absurdos sortilegios guía el sentido de tus acciones.


Abandonaste toda tarea,

Eres un holgazán disfrazado de asistemático,

Y en un perfecto presente a veces logras olvidar y liberarte de las delirantes tramas que enredan a los hombres entre el pasado y el futuro, la culpa y ansiedad.


Contemplas al río, está tan tranquilo a veces, tan alocado otras, pero siempre tan despreocupado de las danzas a las que somete al juncal. 

Y entiendes el mensaje, ese conocimiento silencioso que decides guardar hoy para ti sin poder hallar palabras para compartirlo.


(Muralito del Ba Gua, diagonal Tucumán, Martínez)



El recinto sagrado

 



Es precisamente en lo mundano donde terminamos de reconocernos.


¡La vida ordinaria es un recinto sagrado!


Aquí mismo es donde podemos identificar todos nuestros mecanismos imprudentes y destructivos, restarles poder y corregir nuestra actitud contraria al verdadero Camino.


En el mundo es donde se manifiesta aquello que podamos intuir o vislumbrar en nuestros estados de aquietamiento.


En la arena de lo cotidiano es donde observamos los resortes de nuestra total falta de impecabilidad. Allí es donde somos imprudentes, negligentes, intolerantes, egoístas, calculadores, competitivos, dominantes, dominados, culposos con el placer y el disfrutar, dependientes, desalmados y faltos de compasión.


La vida ordinaria, esa con olor a cocina, baño, ruido de niños y desorden, esa tan carente de halos místicos, espirituales y santos es precisamente nuestro taller de forja, nuestra fragua, trapiche, horno alquímico y transmutador, nuestro dojo de práctica.


Dijo: "Estén en el mundo sin ser del mundo". Qué maravilla.


¡No te vayas para siempre!



Susurros del I Ching, hex. 20 La Contemplación

 



Como el canto del viento que atraviesa planeando sobre la tierra, así se difunde la energía de quien ha Visto. De aquel que ha contemplado la totalidad de su vida y descubre el influjo que sus acciones provocan en los demás.


El que percibe lo invisible, quien tiene la capacidad de captar el fluir de energías ocultas, es factor de movilización profunda para quienes se acercan a él.


Puede acceder a las claves de la Vía Celeste, regir su vida por ellas y manifestarlas a quienes lo rodean, y así guiarlos en el camino hacia el despliegue de sus propias y personales potencias y virtudes.


La elevación de la consciencia es un camino que va desde la pueril contemplación de detalles absurdos disfrazados de importantes, hasta la contemplación total de nuestro ser en lo más profundo de la noche interna. 

El Gran Mediodía es el momento cúlmine del sabio santo en el cual toda sombra se ha disipado.


Tener las ideas correctas de los manuales y libros de lo que es bueno y santo pero no pasar a la transformación concreta de nuestras conductas es como quien se purifica para un acto sacrificial que nunca realiza. 

Sencillamente no sirve. No se ilumina un cuarto a oscuras mencionando la palabra “luz”.


¿Somos conscientes de las consecuencias de nuestra energía? Del influjo de “Eso” invisible, callado, sin palabras que se desprende de nosotros? 

Poder observar esto conscientemente es auténtico conocimiento de sí.


¿Querés conocer realmente a otra persona? Contempla abriendo todas las puertas y ventanas de tu percepción qué es lo que genera en vos el influjo de la energía de esa persona. No lo que dice ni lo que hace. Su energía. Todo lo demás es vanidad y correr tras el viento.


La contemplación es la herramienta de los hombres nobles que buscan la Visión y que han tomado la senda del conocimiento silencioso.


Y como todo lo mutable en este mundo, tiene sus etapas.


Al principio nuestra contemplación y comprensión es infantil, superficial. No debemos humillarnos por eso. Es el comienzo, y el ánimo ha de ser el de profundizar y a la vez elevarse. Si tras un largo camino nuestra visión siguiera siendo banal, sí que sería para preocuparse.


Cuando se agudiza un poco más nuestra contemplación, se vuelve quizás más penetrante pero continúa sesgada, como aquel que mira desde la cerradura de una puerta. Mantenerse flexible, humilde y dispuesto.


Cuando la Visión se amplía y logramos tener vislumbres de la Totalidad, estamos listos para servir a causas superiores. ¡Da! ¡Hay otro mundo más allá de vos y tus problemas!


Siempre hay progresos y retrocesos en el camino de la consciencia. Revisas y te autoexaminas. Si erraste el camino, vuelves sobre tus pasos. ¿Qué problema hay? Y si es el camino correcto, te afirmas y continúas.


Los efectos de tu contemplación se registran cuando comprendes y ves las cosas que te habitan, tus luces y tus sombras, y lo que tu energía provoca en las demás personas. Ya no tus palabras ni tus geniales y bondadosas acciones. 

Cuando tienes un alto grado de comprensión de los Caminos del Cielo, y puedes vivir de acuerdo a ellos y ser reflejo de estos para que otros puedan entender.


Este proceso se expresa en el tótem indígena americano de los tres niveles de contemplación y comprensión.


El Runa (hombre) o Amaru (serpiente) poseedores de inteligencia pero de limitada visión. Zigzagueantes, por aquí, por allá, entienden que hay más, pero no son capaces aún de ver.


Luego Uturunku (jaguar), el feroz felino capaz de Ver en la noche. Que tiene el coraje y la fuerza para adentrarse en la densa selva de la sombra interior.


Y finalmente Kúntur (Cóndor), el ave que más alturas puede alcanzar. La contemplación y la Visión Total. Capaz de comprender los ciclos de la vida y la muerte, y ser propiciador de mutaciones y regeneraciones. 


La noche se ha disipado, es el Gran Mediodía, toda nuestra vida y el influjo que provoca puede ser contemplada de un golpe de vista.

Quien se contempla a sí mismo en su totalidad es factor de transformación en los demás. Su sola energía invisible es movilizante , y él conoce a los demás por las percepciones que tiene de aquello que no puede verse ni oírse.


Su mera presencia puede mostrarle a los otros los Caminos del Cielo y abrirles los ojos para ver en lo más cerrado de su noche interior.


Susurros del I Ching, hex. 20, Kuan, La Contemplación, Percepción de lo Invisible, Momento en el cual se capta el influjo de energías ocultas.




martes, 5 de octubre de 2021

Saber cuándo es suficiente


 

El Gran Misterio no muestra preferencias ni aversiones particulares.


Su obra es la Totalidad y su estrategia es la armonía entre todas sus partes.


Rellenar lo que falta, quitar lo que sobra. Vacío y Plenitud, sus manos derecha e izquierda.


Lo que ha de morir, muere sin retener, al servicio de la vida.

Lo que de vivir, vive el tiempo que le es dado sin apegarse y se encamina sin chistar al servicio de la muerte y la descomposición, sustrato fértil de la existencia y de las mutaciones.


Las preferencias y aversiones de los hombres provocan disturbios y desequilibrio, llevando las cosas más allá de un límite natural. Así es que se extreman las cosas hasta la exageración, y la exageración es contraria al camino natural y espontáneo de las cosas.


Mejor dejar los asuntos en paz y dar lo que te sea auténtico, espontáneo y verdadero.


No quitar de más. No dar de menos.


Saber cuándo es suficiente es la más alta sabiduría.



Habitar el silencio

 



Todos tenemos un silencio que se aloja en lo hondo de nuestro verdadero ser. Podría decirse que nuestro auténtico yo reside ahí, y que todo lo demás es vanidad y correr tras el viento.


Un habitáculo secreto en el cual el diálogo interno y el ruido cesan por completo.


Podemos ponerlo habitable e instalarnos allí. En ese ir y venir por las sacudidas del mundo, nos es posible ir quedándonos cada vez más en esa cueva, en ese jardín interior.


Desde ese lugar, nuestras palabra son dichas sin ruido dentro, nuestras acciones carecen de intención especulativa y la espontaneidad se vuelve un modo real de vivir.


Todos nacemos con un sitio así en nuestro corazón. Encontrarlo es como hallar un gran tesoro en medio de una ruidosa ciudad.


No es aquí o allá, esto o aquello, con éste o sin este. Ese silencio del que hablo es el punto cero de contemplación en el que no hay interpretación y toda dirección es buena.


Aún estando entre los antagonismos de los caminos de los hombres, que no son más que reflejos de nuestro quebrado y fragmentado interior, en la cueva cesa el conflicto y las cosas toman un carácter de simpleza y mágica liviandad.



Susurros del I Ching: Aguas sobre el Lago mutando a Cielo sobre Cielo

 



Ser lago, alegre recibidor y amansador de aguas bravas.


Comportarse lago, y acoger a todo arroyo, a todo cauce de briosas aguas que bajan llenas de agitación desde las altas montañas.


Permanecer lago, aceptar totalmente a los demás en su completa condición, sean ríos, lluvias, torrentes o manantiales.


Ceder a su impulso gentilmente, abriendo con amplitud, retirando la resistencia. 


Ser lago, remanso sereno para calmar apuros, miedos y terrores propios y ajenos.


Perseverar en la alegría y la serenidad interna bajo todos los abismos exteriores que presenta el mundo.


No ceder a la agitación. Mantenerse impecable en ser gran cuenco resonante, cargado se silencio activo y disposición.


Ser lago, mantener la humildad, no anteponerse a nadie, elegir el sitio más bajo. Situarse en la hondura de las cosas y los valles.


Ser lago, calmo, profundo, cristalino, acogedor . Que hasta las más altas y orgullosas montañas puedan reflejarse en su superficie.


 Ser espejo del Cielo y de todas las cosas que hay en él. Carecer de toda forma propia que entorpezca el flujo de la energía circulante y devolver sin interferencia el reflejo de todas las cosas como quien observa y contempla todo sin interpretar.


Ser lago, regocijar a los cansados de tanto andar entre piedras, con el agua clara y fresca de tu profundidad. 


Ser lago, vivir consciente de que tus aguas no son propias, sino que eres reservorio de infinitos cauces y vertientes que has recibido y acogido en lo hondo de tu ser.


La fortaleza del lago es permanecer receptivo, blando, alegre y sereno.

Quien es un auténtico lago es un fiel reflejo del Cielo aquí en la Tierra. Es su viva imagen es este Kay Pacha, el mundo de aquí.


Dar cabida con total consciencia de los límites. Siempre existe un punto de desbordamiento.


Recibe hasta donde de. El punto de quiebre de tu energía ha de ser tu única sabia restricción.

Vacío y plenitud es la danza de la maestría del Lago.


Agua sobre el Lago, ¡pura liquidez amigo mío! Perder la forma rígida. Sólo estate atento y trabaja tu límite. Luego vaciarse en un tiempo prudencial de sequía para volver a recibir serena y alegremente a todos en las épocas de lluvias.


Ser lago, mansa y honda agua entre las alturas de los otros.

Ser reflejo de la Vía Celeste aquí en el mundo. Que se manifieste Lo Creativo en todo tu ser.

Y vos permanece tranquilo, alegre, aún rodeado de abismos y escarpadas cordilleras, para recibir y regocijar a todas las aguas embravecidas del valle.

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Susurros del I Ching, Aguas sobre el Lago mutando a Cielo sobre Cielo.

Frankenstein


 


La Personalidad, ese Frankenstein que construimos con retazos de dolores, traumas y motivaciones impulsivas, tiene forma.


Muchas veces es inflexible y nos lleva a callejones sin salida. Y si se dobla, la humillación nos invade, el orgullo se resiente, o la culpa y la vergüenza se apoderan de nosotros.


Existe un Yo superior, bien adentro, dormido o anestesiado desde la niñez, bajo todas esas capas de maquillaje y de defensas, que no tiene forma definida. Siempre es flexible, y sin embargo en esencia jamás cambia.


Nos habla bajito, se oye apenas a veces un murmullo, y es necesario rescatarla como a alguien que ha quedado bajo los escombros luego de un derrumbe.


El trabajo es un impiadoso acecho de sí mismo para detectar los rasgos falsos de esa personalidad y disolverlos, abandonarlos y despedirlos definitivamente. 


Como quien se quita un traje que ha usado siempre y se siente cómodo y le tiene un cariño especial. 


Y empezar a funcionar en el mundo desde esa rescatada verdad interior, desde ese Yo superior al que vamos reconociendo y recordando de a poco, que confirmamos cada vez que suspendemos la incredulidad y le hacemos caso y las cosas van bien y en sintonía con la Vía del Cielo. Ese Yo superior siempre sabe cómo responder a los asuntos y escollos del momento. 


No hay que ponerse a hacer cosas para encontrarlo, mas bien todo lo contrario. Se trata de un santo no-hacer, de no intervenir.


Salvo la mente, todo sabe lo que tiene que hacer. ¡No intervengas! Ahí abajo está esa voz que cuando callas, habla.


Simplemente sentarse, cada vez más, a beber de ese vino de propia cosecha que limpia el alma y guía nuestros pasos por los senderos adecuados.


Se requiere humildad, rendición, suspender la incredulidad, blandura.

Mucho cultivar el yin y nutrir la hembra.


Ese fueguito interior toma el mando, y la Fuerza del Gran Misterio empieza a actuar a través de nosotros.


Una personalidad rígida (que también puede ser la de quien  siempre otorga de manera mecánica, el bueno y humilde) es un terrible impedimento para encaminarse al ser verdadero.


¡Abandona el rol!

¡Renuncia al papel!


La perseverancia trae ventura,

Es propicio atravesar las grandes aguas.

Fecundidad

 



Fecundidad


En un breve instante de permanecer sentado y quieto sin hacer nada asisto a la abrumadora fuerza de la unión de Lo Creativo y Lo Receptivo impulsando la vida y la plena expansión de los diez mil seres.


Todo bajo el Cielo está siendo fecundado ahora mismo.


Tu mente, ¡Aquí!


Los colibríes y las abejas se nutren y polinizan el secreto mundo vegetal,

Las aves cagan semillas en las lejanías y el humus las recibe maternal.

Los camoatíes caen encima de mis anotaciones trenzados en su frenética copula salvaje,

Los “panaderos” cabalgan el viento buscando propicias germinaciones,

La tierra mojada tras la tormenta reverdece llena de pulso,

Las ideas brotan suaves, frescas y vitales, 

La emocionalidad busca cauce y el ímpetu de salir al sol se manifiesta en cada organismo que me rodea.


Todo entre Cielo y Tierra atraviesa un orgiástico rito de fertilización y resurrección.


Algún que otro hombre necio permanece lineal y ajeno a esa danza pagana. Y pasa absorto en asuntos extraños a ese espectáculo. El mundo ahí va nomás, a sitios incomprensibles.


Mejor contemplar y abrirse hembra a ser fecundado.

Penetrar macho a fecundar en el mundo todo aquello que te haya sido dado fecundar.

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El camino de los caminantes



 

El camino de los que van por el Camino depende más de disminuir y quitar que de aumentar y agregar.

Tiene más que ver con estarse quieto que con moverse de aquí para allá.


Con evitar embrollar  las cosas que con encontrar espectaculares soluciones.


Rectificar la conducta tiene más que ver con una dulce y amable contención que con intervenir.


Mejor que el Detox es dejar de ensuciar.


El camino de lo simple es mejor que lo complejo. 


Observar a la naturaleza, seguir el curso espontáneo de las cosas y escuchar las respuestas que tiene este camino para nuestros asuntos de hoy.


Mejor que comprar y consumir geniales ofertas de sofisticados modos de arreglar tu vida es deambular libre y tranquilo, permitir a la energía circular en un considerado movimiento interior y exterior, y no andar pensando mucho, ni siquiera en esto tampoco.


Hay más Verdad en el  silencio y la experiencia directa que en los discursos y las largas parrafadas de tinta sobre papel.

Enfrentarse directamente a las cosas sin la gruesa capa conceptual que las cubre ayuda a  disolver un poco la mente y sus problemas. 


Mejor ver qué onda a responder mecánica e inconscientemente desde nuestra programación aprendida.


Conocer realmente es un largo proceso de desaprender.


Para aclarar la mente no sirve ponerse a hacer cosas. 

Mejor es quedarse quieto sin hacer nada y observar el caos reinante adentro nuestro. 


Con el desorden algo puede hacerse aún. Con las certezas, nada. Como el agua turbia, se aclarará lentamente con el reposo.


Y así las cosas. Hay un mismo y solo camino. 


Para algunos es simple, para otros complejo. 


Y un cambio de perspectiva puede ser tan fácil como pestañear o el florecer de un lapacho en el gran Buenos Aires o tan imposible y frustrante como insistir en defender tu personalidad y pretender enmendar y dirigir los asuntos durante toda la vida.