El Gran Misterio no muestra preferencias ni aversiones particulares.
Su obra es la Totalidad y su estrategia es la armonía entre todas sus partes.
Rellenar lo que falta, quitar lo que sobra. Vacío y Plenitud, sus manos derecha e izquierda.
Lo que ha de morir, muere sin retener, al servicio de la vida.
Lo que de vivir, vive el tiempo que le es dado sin apegarse y se encamina sin chistar al servicio de la muerte y la descomposición, sustrato fértil de la existencia y de las mutaciones.
Las preferencias y aversiones de los hombres provocan disturbios y desequilibrio, llevando las cosas más allá de un límite natural. Así es que se extreman las cosas hasta la exageración, y la exageración es contraria al camino natural y espontáneo de las cosas.
Mejor dejar los asuntos en paz y dar lo que te sea auténtico, espontáneo y verdadero.
No quitar de más. No dar de menos.
Saber cuándo es suficiente es la más alta sabiduría.
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