domingo, 29 de mayo de 2022

Sin esfuerzo

 



Cuando hago algo procuro no esforzarme en lo más mínimo, sino más bien que ese hacer sea un suave apéndice de mi interna condición. Esa es la medida con la que verifico la autenticidad de una acción.


Vislumbré en los rincones de mi silencio que cuanto menos estoy yo ahí,

Más eficaz es mi pericia,

Más cierto mi rumbo,

Más pacífico mi deambular por el mundo despreocupado y tranquilo.


Le entregué toda la responsabilidad al Gran Misterio,

Para estar yo libre de tareas y trabajos pendientes.

Puedo dedicarme a la dulce contemplación de las mudanzas y de ese modo adecuar mis pasos a lo que el instante requiere cuando las cosas están aún en estado germinal.


Y así, casi sin pensar en ello, en la estancia quieta de mis días, empiezan juntos y al mismo tiempo el primer paso, el camino, la libertad y el destino.

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viernes, 27 de mayo de 2022

La ofrenda y el hermano

 



No hay camino al cielo de los alados que no sea de este mundo.

No tengo ningún interés en los flashes de los seres de luz.

Me gustan el sol y el río y las luces nocturnas del bodegón.


Cortar los cercos que nos separan de los otros. 


Si estás yendo al altar a dejar tu ofrenda, todito olor a palo santo, perfume de ángel y vestido blanco y naranja, pero tu hermano tiene quejas contra ti... Deja ya esa basura en el suelo y corre a la esquina a encontrarte con él.


¿A qué estúpidamente vanidoso dios puede agradarle esa dádiva manchada de sangre?


Vete ya a beber el vino de la unión, a reír, a salir de vos un rato.

Los vínculos son el camino al cielo. El cielo es olvido de sí mismo.

Limpiar el vínculo con los otros es el arduo sendero humano, demasiado humano.


Toda verdadera práctica espiritual conduce al prójimo. Si te deja solo en tu sala de espejos devocionarás a tu propia imagen agigantada y deformada.


 Todo rito es recuerdo de un aspecto de la unión con lo divino. Y lo divino está en el otro.


El arte de acecharse es ver el estado del hilo que nos une a la red de los demás. No de la abstracta humanidad, sino de los que están cerca tuyo, día a día, llenos de miserias y bellezas iguales a las tuyas.


Ofrendar allí toda nuestra energía, en el altar de una esquina, en el templo de la orilla, de la huerta, de la mesa compartida, del trabajo, de la casa, del asado y el partido del domingo.


Dios tiene cara de otro. El espíritu es la fuerza y la potencia impecable de tu decisión inclaudicable de limpiar esa mugre que te impide unirte a los demás.

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La cura de los opuestos

 



Si no te miraron, mira a alguien.

Si te lastimaron, alivia el dolor de alguien.

Si te odiaron, ama a alguien.

Si no te escucharon, escucha a alguien.

Si no te dieron lugar, incluye a alguien.

Si fueron duros con vos, se blando con alguien.

Si fueron injustos, hazle a alguien justicia.

Si te provocaron amargura, dulcifica tu trato.

Si no te abrazaron, abraza.

Si te quitaron, da.

Si te golpearon, acaricia.

Si te olvidaron, ten presente a alguien.

Si no te preguntaron cómo estabas, preguntaselo a alguien.

Si fueron violentos, se suave.

Si tuviste hambre, pone un plato más en tu mesa e invita a alguien a comer.

Si estuviste enfermo y no te visitaron, visita al que esté convaleciente.

Si te dejaron solo, sé compañero.


Y así, el mal recibido se corrige con un enérgico progreso en el sentido del bien.

Los otros son el camino de sanación.

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Bienaventurados


 


Bienaventurados


Los que tienen el espíritu del pobre, que gustan compartir aún lo poco y sencillo que tienen como don, y no consumen su vida en la búsqueda frenética y obsesiva de crecimiento material como motor de su vida y como contenido de todo su pensamiento.


Los que son capaces de expresar sus emociones y debilidades sin miedo ni vergüenza.


Los que saben esperar.


Los que están hambrientos y sedientos de que haya armonía en el mundo.


Los compasivos.


Los que se ocupan de mantener limpio su corazón, no pensando mal a nadie, no albergando segunda intención, no siendo mezquinos.


Los que en su vida diaria, en su quehacer y en sus vínculos trabajan por que haya paz en su entorno inmediato.


Los que son rechazados, juzgados, expulsados, calumniados, señalados, burlados, perseguidos por asumir un Camino, por tomar decisiones concretas en sus vidas que los conducen por estos senderos.


Los que son la sal de la tierra, esa luz que se enciende para no ser ocultada.

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jueves, 26 de mayo de 2022

La vasija

 



Dejando un poco de lado esa pertinaz búsqueda de no-se-qué,

Olvidando en cada paso que doy en la tierra el capítulo de algún manual estudiado,

En la acción voy siendo como el agua,

Como un espejo en la quietud,

Cual eco lejano en el responder a las mudanzas de los fenómenos.


Mis palabras, por más extrañas que suenan al oído del entorno cercano que me rodea, no tienen más pretensión que rodar entre mis amados sin raspar, como cantos rodados vulgares que mojados por el rocío matinal brillan, y así tal vez alguien es alcanzando sin querer por su breve fulgor.


Andar carente de extravagancias,

Ausente de disputas entre aquello y esto,

Pobre de esos méritos que reclama el mundo.


Como una antigua vasija que guarda vinos añejos,

A veces el significado del verbo se demora, 

Y cuando llega,

Éste ya está en otra taberna sirviendo otras copas, 

Para volver luego a partir sin dejar huellas en la tierra ni estelas en el río.


Y ahí, cuando empiezo otra vez a buscar, re-cuerdo y abandono lo que esté haciendo para vaciar una vez más la cabeza y llenar el estómago.

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lunes, 23 de mayo de 2022

Susurros del I Ching, hex. 14, Ta Yu, La posesión de lo Grande, Tener la Nobleza.


 


Siendo fuerte, cultivar la blandura.

Siendo macho, cultivar la hembra.

Entre el dominio del poder y el orgullo, cultivar la modestia.

Siendo inteligente y brillante, cultivar la sencillez.

Entre tanta gente hablando sin cesar, no tener nada que decir.

Entre tanto bullicio, cultivar el silencio.

Siendo cabeza, cultivar el último puesto.

Pudiendo ser el primero, cultivar el ceder y no anteponerse a nadie.

Teniendo el control, soltarlo por completo.

Pudiendo acumular, cultivar la frugalidad.

Siendo valiente, cultivar el abstenerse.

Teniendo conciencia de tu luz, cultivar el circular por el misterio.


La posesión de lo grande es ocupar el primer puesto siendo el último,

Intervenir ante una injusticia aún siendo débil,

Fomentar la calma entre la agitación,

Hacerse flexible siendo duro,

Dar teniendo nada,

Amar sin retribución,

Siendo interiormente sólido, ser externamente suave.


Cultivar el yin en un mundo yang es propiciar el fomento de lo grande y verdaderamente noble.

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Susurros del I Ching, hex. 14, Ta Yu, La posesión de lo Grande, Tener la Nobleza.

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jueves, 19 de mayo de 2022

Susurros del I ching, hex. 33, Tun, La Retirada, Huir, Engañar.

 



Retirarse no significa huir desordenadamente.

Leer los tiempos y actuar en consecuencia.

Ocasiones ocurre que la fuerza oscura toma preponderancia, y el noble no se resiste obstinadamente, sino que se aparta con dignidad y toma distancia.


En un portentoso aquietamiento interior, su energía se ve preservada y todas las cosas vuelven a ordenarse por sí mismas.


Sentarse en un recogimiento profundo y retirarse del asunto por un tiempo no es un gesto de pasividad, sino que es una acción, un poderoso hecho creativo que acomoda las fuerzas en su orden natural.

El sabio se retira, nada hace y ninguna cosa queda sin ser fomentada sin embargo.


Mesura en el irse, con la mira puesta en el orden que surge de ese movimiento.


Engañar a la vulgaridad dándole campo para extinguirse en su andar. No ofrecer resistencia a una fuerza hace que esta se agote por sí misma. 

Mientras tanto dura el retiro, perseverar en pequeñas cosas es una clave del éxito.


No es una fuga desesperada, sino el consciente apartarse del noble, que siendo capaz de leer los tiempos, actúa acorde a lo que el momento requiere para economía de su impecabilidad energética.


Y luego, llegado el día, su regreso.

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Susurros del I ching, hex. 33, Tun, La Retirada, Huir, Engañar.

Ir quitando


 


Quien de sí mismo tiene un panorama difuso, tropieza con las cosas del día y las considera obstáculos y maldiciones. Las desgracias “le pasan” y busca por fuera resolver cuestiones que ni son problemas. Siempre con la mira torcida es como un oficinista que ha sido abandonado en el Monte desconocido a la buena del Sachayoc.


Quien a si mismo se conoce y cultiva, las peripecias del día no lo perturban ni las habladurías del mundo pueden atraparlo. Mas bien estas y aquellas son el dojo donde practica el arte del esto sí, esto no es importante. 


El rumbo se le hace claro, el camino abierto, las emociones que se alojan en sus órganos y vísceras pueden ser observadas desapegadamente, como visitantes, sin identificarse con ellas, y por eso su energía no se ve gravemente perturbada por esos asiduos huéspedes.


En vez de hacer tantas cosas,

Hacer cada vez menos.

En lugar de hablar tanto,

Callarse más.

En lugar de ir tan apurado,

Tomarse de la mano y vagar libre y tranquilo.

En lugar de agregar terapias, conocimiento, el nuevo sistema de no-se-qué,

Ir quitando y quitando, hasta la completa desnudez, en cuclillas, mirando el amanecer en el valle interior, en silencio, hondo silencio, a la salida de la caverna.

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Una antiquísima paráctica

 



El mundo de las ideas es maravilloso y fascinante, cuando estas surgen de una mente aquietada, silenciosa, que es limpiada a diario.

Pero la “loca de la casa” juega la trampa del pensamiento inútil, dialogante sin fin, perdida en mil recuerdos y especulaciones futuras. Productora de ese pensar drenador de la energía hasta el agotamiento diurno y la imposibilidad además de dormir.


Muchas personas viven en una batalla diaria contra esa usina de inútiles sustancias etéreas que se entretejen unas a otras atrapando en esa horrible red a la víctima.


Cortar esa telaraña y salirse de ella es de imperiosa necesidad para la calidad de vida.

No te quedes en el "yo soy así".

Cambialo con un intento inquebrantable.


La ecuación de salud es:

Quietud y calma en la mente.

Inquietud y movimiento en el cuerpo.


La ecuación de enfermedad es:

Inquietud y agitación en la mente

Quietud e inactividad en el cuerpo.


Vaciar la mente y llenar el estómago fue el más sabio consejo de Lao Tse,

Los discípulos de Emaús, que venían debatiendo y discutiendo, no fueron capaces de reconocer al maestro que caminaba junto a ellos, hasta que sus mentes se serenaron y sus bocas se callaron, y comieron el pan.


El Aquietamiento es sentarse quieto sin hacer nada y no ir en los pensamientos más allá de la situación.

El movimiento es darle al cuerpo la exigencia que está esperando, como ese diseño biológico adaptado durante dos millones de años a moverse y moverse.


Un rato.

Unos ratos todos los días.

En soledad o junto a compañeros del camino.


Esta antiquísima práctica, que parece una tontería inaudita, puede salvar y devolverle la vida a muchas personas.

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Vaciar la cabeza y llenar el estómago


 


Mientras realizamos este fantástico viaje hacia quién sabe dónde

Los caminos y las opciones parecen multiplicarse como trampas distractivas.


Y sin embargo procuro ya no seguir específicamente ninguno en particular más que el que me conduce a oír las lecciones del río, la selva, la pampa, la planta y la montaña.


Hace tiempo encontré una notita escondida dejada por mi viejo maestro Orejas de Ciruelo y que ocupa voluntariosamente mis días: vaciar mi cabeza y llenar el estómago. Vaciar las cabezas y llenar los estómagos.


Encontrar al buey, enlazarlo, amansarlo, montarlo y partir rumbo al oeste hacia mi propio ocaso como hizo aquél.


Cesar de atarse a las opiniones, de demorarse en el dualismo del esto o aquello, y relacionarse en el mismo instante con el polvo y el sudor de los pies y con la música de las esferas celestes rompiendo la frontera de lo sagrado y lo profano.


Suspender la incredulidad que alimentamos a diario llevando monedas de más, dos túnicas, otro par de sandalias y cien precauciones que no necesitamos en los senderos por los que hemos sido enviados como apóstoles de la divina inoperancia.


¿Acaso los lirios del campo no se visten más bellamente que los reyes, y las aves no se llenan el buche sin haber sembrado?

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Fuego

 



El viejo vivía solitariamente en medio de un bosquecillo y cerca de un río.


Cuando los jóvenes acudían a suplicar una enseñanza, él hacia silencio. Entonces las aves callaban sus trinos, el viento dejaba de silbar entre el cañaveral, el río enmudecía su cantar entre las piedras.


Los jóvenes se retiraban frustrados en su intención de obtener aprendizaje.


Ellos volvían, cada vez en menor cantidad, y la escena se repetía. El viejo se sentaba, hacía silencio ante la insistencia, y todo alrededor enmudecía.


Ya la siguiente vez una sola muchacha del grupo inicial se llegó hasta el rancho del anciano.


¿Acaso ni siquiera a mí sola me darás una enseñanza?


El hombre atravesó el umbral hacia el exterior, suspiró fastidiado, tomo aire y gritó con una potente voz ¡¡Fuego!!


Y todo el bosque ardió inmediatamente en llamas.

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Oscilaciones



Oscilo entre la delicadeza y la brutalidad, 
La conciencia y la ignorancia,
El coraje y la cobardía,
Lo sublime y lo mundano,
Entre el monje y el borracho.
Son mi pie izquierdo y el derecho,
Y los caminos que sigo son entre tantos posibles adentro del bosque,
Casi un displicente abandono.

Se acercan y se alejan,
Llenas de decepción, 
Personas encantadas.

Yo silbo con mi boca torcida,
Visito a la gente en sueños,
Escucho historias y cuento cuentos.

Un Cristo de madera y sin manos preside mi humilde estancia, y yo le presto las mías para que alivie en algo a los dolientes que acuden a mi casa.

Duermo largas horas,
Como con ganas,
Yo nada hago y las estaciones se suceden en perfecta armonía.

Espero ardorosamente que nadie espere nada de mi, ya que esa es mi propia liberación.
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Fariseos

 



Los fariseos que disfrazan su soberbia de santos caminos.

Los que esconden su manipulación en una fingida docilidad.

Los que atajan su ira tenebrosa en un severo código moral.


Son como sepulcros ocultos, que los notas solo cuando los has pisado.

Esos lobos disfrazados de oveja de los cuales nos advirtió aquel.


Apártate de esa pomposidad,

Se astuto como serpiente y manso como paloma.

No expliques tus actitudes,

No respondas acusaciones capciosas,

No necesites la razón.

Deja tu importancia personal en algún costado de caminos porque es la telaraña que te envuelve en los conflictos.


Orientar el corazón al meollo del asunto,

Dirigirse resueltamente a alojarse en casas donde todo sea sencillo y esté a la vista.

Donde nadie es reclamado y todos son alimentados sin que se le anoten los bocados y los vasos bebidos.


En esas mesas se sirve buen vino y preciosos majares.

Se cuentan cuentos del campo interior del alma y se tocan músicas ancestrales.

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Nuestra casita en El Siambón vista desde el otro lado del río.

lunes, 9 de mayo de 2022

Susurros del I Ching, hex. 64, Wei Chi, Antes de la Consumación

 



Cuando creemos haber alcanzado alguna comprensión, una grieta se abre en el hielo poniendo en peligro el cruce final de las grandes aguas de la conciencia.


En el quehacer humano, muchas cosas se pierden por no poner la misma atención al final que al principio.


Las fuerzas son correctas, mas nuestra claridad es aún frágil. Bajo la capa fina del hielo del inconsciente, nuestra sombra corre aún como un río escondido.


Nada se termina realmente nunca. Lo inacabado es el gesto de la auténtica elegancia con que el Tao se manifiesta. Lo que no culmina jamás es el natural curso que toman las cosas en el mundo de los de fenómenos.


Acrecentar la conciencia no tiene fin. La embriaguez espiritual puede hacerte perder la cabeza como un exceso de vino frutal. 

Li Po, el poeta de la ebriedad, murió ahogado por querer besar a la luna que se le insinuaba en el río.


Embriaguez y lucidez, al principio y al final.

Proceder con la cautela del zorro cruzando un río helado trae ventura.

Ningún asunto termina nunca en verdad, solo en algún momento decidimos abandonarlo.

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Susurros del I Ching, hex. 64, Wei Chi, Antes de la Consumación, Todavía no, Las fuerzas complementarias se comunican sin llegar todavía al fin.

jueves, 5 de mayo de 2022

A los pies del maestro



 

“Pocas cosas, o mas bien, una sola cosa es necesaria”, dijo.


Sentarse a los pies del maestro a recibir la enseñanza en total disposición receptiva, u ocuparse de los infinitos quehaceres que nos inventamos para desviarnos de lo esencial y cumplir con lo que cien acuerdos ajenos en los que no hemos participado esperan de nosotros.


Insoportablemente solos en nuestro corazón, acudimos a mil cosas externas para acallar el ruido que produce el viento en nuestra total oquedad.


Cuando haciendo y cumpliendo me perdía la voz del huésped, largué toda carga y me senté a escuchar al amado que entró a casa.

Abrir la puerta, dejar que el que no puede nombrarse se quede un rato y sentarse a escuchar mientras él está presente. 


Y mientras yo esté atento, él está de visita. Todo está ahí, todo el tiempo. 

Y esa es la mejor parte que elijo, y que no me será quitada.

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martes, 3 de mayo de 2022

Susurros del I Ching, hex. 12, P'i, El Estancamiento

 


 Cuando el adentro y el afuera no confluyen armoniosamente, la vida muestra el estancamiento.


Cielo y Tierra no se unen, y así el Principio organizador se encuentra obstruido.


El trabajo interno es permanente. No puede uno recostarse negligentemente en los laureles de haber alcanzado algún tipo de equilibrio y de paz. Nadie llega a ningún lado definitivo. Todo está en tránsito perpetuo.


La secuencia es clara: un momento de distracción, de ausencia, y la unión puede perderse propiciando todo tipo de conflicto interior, división, infortunio y desgracia.


No por esto el noble vive torturado y angustiado. Simplemente recuerda esta ley inexorable y se mantiene presente y en el centro de sí, como punto de confluencia de todas sus potencias: pensamiento, espíritu, sentimiento y acción.


La unidad es flujo continuo.

La división es obstrucción.


Lo exterior nos pone a prueba. Si estás fragmentado, cualquier dificultad provoca un estancamiento psicológico o de acción.

Si estás unificado, sólidamente centrado, lo exterior no puede estancarte ni obstruir tu flujo. Simplemente te retiras a tu verdad interior y aguardas el momento propicio.


La situación externa prueba tu situación interna. Podés volverte loco porque lo grande se aleja, o podés guardarte en tu verdad interior, sabia y pacíficamente, orientado a lo pequeño.

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Susurros del I Ching, hex. 12, P'i, El Estancamiento, Desgracia, Infortunio, Obstrucción del Principio Creador.

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Los ciegos que guían


 

Abundan los ciegos que guían a otros ciegos, cayendo en pozos cada vez más hondos.


Discípulos que se perciben  superiores a su maestro, sin templanza ni paciencia para cruzar el desierto, ascender a la montaña o padecer la fronda selvática del auténtico aprendizaje.


Mentores y sanadores con vigas ensartadas en los ojos pretendiendo quitar la paja de ojos ajenos.


El árbol habla por sus frutos, no por su flor.


Retirarse periódicamente a la cueva interior.

Volver abundante y cercano.

Hacer la tarea sin llamar mucho la atención.

¿Quién puede apartarse un poco, dejar de participar por un momento sin preocuparse por su reputación?


¡Sed transeúntes!


Descuidar la propia perfección y andar buscando la del prójimo, ¿No es esto andar fuera del camino?

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lunes, 2 de mayo de 2022

El samaritano

 



Tanto nexo con la divinidad,
Tanta carga de teoría, ley e instrucciones pueden hacerte seguir de largo frente al hermano que sufre o no acudir al llamado del amigo que te invita a compartir. 

Santos, monjes y ermitaños con cataratas en los ojos y un callo en el corazón.

Proceder como el samaritano de la parábola, que se conmovió y se detuvo ante el herido que yacía en el camino es solo posible mediante un proceso de desagregación, no de acumulación. 
Deshacerse de ideas, de dogmas, de juicios, de conceptos y teorías. Todas esas son cortinas que suelen alejar a la persona de la vida misma que está latiendo a su alrededor.

Terminar la ansiosa búsqueda justo aquí, en lo que están viendo tus ojos, en lo que están oyendo tus oídos, en lo que tu propia conciencia es capaz de percibir y recomendar.

Acercarse, no alejarse.
Hacerse común, no especial.
Volverse ordinario, no extraordinario.
Sin más ritual que el que se cumple entre los tuyos,
Sin más salmo que una risa compartida,
Sin más comunión que esa comida y ese vino entre amigos,
Sin más bautismo que una caminata con tu amor bajo la lluvia.

Lo que tan ansiosamente buscamos durante años está justo frente a nuestra nariz.
El manso de Dios no pudo ser más sencillo. No predicó perderse en angélicos mundos.
Visitó al enfermo y al preso
Prestó a quien sabía que no devolvería,
Compartió entre sus amigos y amigas,
Comió y bebió lo que le fuera servido,
Trabajó oscuramente en su oficio.
Enseñó lo que su unidad con el padre le dictó.

¿Qué parte del árbol no contiene la verdad de la vida?
¿Qué cosa que diga tu hijo no constituye un sutra sagrado?

Tanto embrollo en tu práctica santa puede hacerte creer que lo demás no lo es.
Tanta teoría puede hacerte pensar que en el libro de la vida de los hombres no existe un conocimiento silencioso.

“¡Estén en el mundo pero no sean del mundo!” Dijo.

¡No sigas de largo con la mente y el corazón allá tan lejos!
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