El mundo de las ideas es maravilloso y fascinante, cuando estas surgen de una mente aquietada, silenciosa, que es limpiada a diario.
Pero la “loca de la casa” juega la trampa del pensamiento inútil, dialogante sin fin, perdida en mil recuerdos y especulaciones futuras. Productora de ese pensar drenador de la energía hasta el agotamiento diurno y la imposibilidad además de dormir.
Muchas personas viven en una batalla diaria contra esa usina de inútiles sustancias etéreas que se entretejen unas a otras atrapando en esa horrible red a la víctima.
Cortar esa telaraña y salirse de ella es de imperiosa necesidad para la calidad de vida.
No te quedes en el "yo soy así".
Cambialo con un intento inquebrantable.
La ecuación de salud es:
Quietud y calma en la mente.
Inquietud y movimiento en el cuerpo.
La ecuación de enfermedad es:
Inquietud y agitación en la mente
Quietud e inactividad en el cuerpo.
Vaciar la mente y llenar el estómago fue el más sabio consejo de Lao Tse,
Los discípulos de Emaús, que venían debatiendo y discutiendo, no fueron capaces de reconocer al maestro que caminaba junto a ellos, hasta que sus mentes se serenaron y sus bocas se callaron, y comieron el pan.
El Aquietamiento es sentarse quieto sin hacer nada y no ir en los pensamientos más allá de la situación.
El movimiento es darle al cuerpo la exigencia que está esperando, como ese diseño biológico adaptado durante dos millones de años a moverse y moverse.
Un rato.
Unos ratos todos los días.
En soledad o junto a compañeros del camino.
Esta antiquísima práctica, que parece una tontería inaudita, puede salvar y devolverle la vida a muchas personas.
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario