jueves, 19 de mayo de 2022

Una antiquísima paráctica

 



El mundo de las ideas es maravilloso y fascinante, cuando estas surgen de una mente aquietada, silenciosa, que es limpiada a diario.

Pero la “loca de la casa” juega la trampa del pensamiento inútil, dialogante sin fin, perdida en mil recuerdos y especulaciones futuras. Productora de ese pensar drenador de la energía hasta el agotamiento diurno y la imposibilidad además de dormir.


Muchas personas viven en una batalla diaria contra esa usina de inútiles sustancias etéreas que se entretejen unas a otras atrapando en esa horrible red a la víctima.


Cortar esa telaraña y salirse de ella es de imperiosa necesidad para la calidad de vida.

No te quedes en el "yo soy así".

Cambialo con un intento inquebrantable.


La ecuación de salud es:

Quietud y calma en la mente.

Inquietud y movimiento en el cuerpo.


La ecuación de enfermedad es:

Inquietud y agitación en la mente

Quietud e inactividad en el cuerpo.


Vaciar la mente y llenar el estómago fue el más sabio consejo de Lao Tse,

Los discípulos de Emaús, que venían debatiendo y discutiendo, no fueron capaces de reconocer al maestro que caminaba junto a ellos, hasta que sus mentes se serenaron y sus bocas se callaron, y comieron el pan.


El Aquietamiento es sentarse quieto sin hacer nada y no ir en los pensamientos más allá de la situación.

El movimiento es darle al cuerpo la exigencia que está esperando, como ese diseño biológico adaptado durante dos millones de años a moverse y moverse.


Un rato.

Unos ratos todos los días.

En soledad o junto a compañeros del camino.


Esta antiquísima práctica, que parece una tontería inaudita, puede salvar y devolverle la vida a muchas personas.

.

.

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario